Una cirugía al límite: salvan a una embarazada y a su bebé tras detener la circulación de la sangre 30 minutos

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

El jefe del servicio de cirugía cardíaca del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, Juan José Legarra, con los dos cirujanos que operaron, Rocío Casais y Francisco Estévez
El jefe del servicio de cirugía cardíaca del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, Juan José Legarra, con los dos cirujanos que operaron, Rocío Casais y Francisco Estévez Cedida

La niña nació sana en el hospital Cunqueiro de Vigo después de que su madre sufriese un grave desgarro en la aorta; les indujeron hipotermia para poder operarlas; el Sergas dice que nunca ha habido un caso igual en Galicia

02 oct 2025 . Actualizado a las 01:22 h.

Los cirujanos cardíacos del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo se enfrentaron en los últimos meses a un caso único. Una mujer embarazada de 24 semanas sufrió una disección aórtica, que es un desgarro en la principal arteria del cuerpo y que pone en peligro la vida del paciente en muy pocas horas. Era inviable hacer una cesárea para salvar al bebé, así que tuvieron que operarla de urgencia. La intervención obligó a cortar la circulación sanguínea de la madre y del bebé por completo durante media hora. Todo salió bien. La niña nació sana y está en su casa. Según el Servizo Galego de Saúde, nunca hasta ahora se había hecho una cirugía con parada circulatoria a una mujer embarazada en Galicia.

El caso tenía un dilema fundamental. Por una parte, la mujer estaba embarazada de 24 semanas, al límite de la viabilidad fetal: si se practicaba una cesárea, la probabilidad de que el bebé no sobreviviese o sufriese muy graves secuelas era muy alta. Por otra, cada segundo que pasaba era tiempo que corría en contra de la vida de la madre. Además, la cirugía debía hacerse con circulación extracorpórea, es decir, desviando la sangre a una máquina para evitar que pasase por el corazón y los pulmones, que tenían que permanecer en reposo. Y para rematarlo, era necesario detener la circulación de la sangre por completo durante un tiempo, para que la zona lesionada estuviese libre y los cirujanos pudiesen trabajar en ella.

«Durante ese tiempo, los órganos del feto y de la madre se quedan sin circulación, salvo el cerebro de la madre, que tiene una pequeña cánula», explica el cirujano cardíaco Francisco Estévez, que operó junto con Rocío Casais; «para protegerlos, los enfriamos mucho, a 28 grados». La hipotermia evita el daño durante un tiempo, pero los cirujanos trabajan contra reloj para que este plazo sea lo más corto posible. Sin sangre, no hay oxígeno. Sin oxígeno no hay vida. Cuando se puede, se recupera la circulación y la sangre va llegando a todos los rincones del cuerpo, con oxígeno. Al mismo tiempo, los médicos empiezan a calentar poco a poco a la paciente.

La lesión ocurrió el 1 de mayo. Era una disección aórtica aguda de tipo A, que es la variante de peor pronóstico entre los síndromes aórticos agudos. La aorta tiene tres capas. La disección se produce cuando la interior se separa del resto. El riesgo de que la arteria se rompa en las primeras horas y produzca una hemorragia sin control es grande. Normalmente, los pacientes son hombres de más de 60 años, no mujeres jóvenes. 

Esta madre tiene 44 años y es primeriza. Se trata de una edad elevada para obstetricia pero baja para cirugía cardíaca. No se le conocía ninguna condición genética de riesgo para esta dolencia. Los hábitos que pueden elevarlo, como en las dolencias cardíacas en general, son el tabaquismo, la hipertensión o la obesidad. «En el embarazo puede haber hipertensión y retención de líquidos», dice Estévez. Pero es muy raro que esto le ocurra a una gestante. Entre la población general, la incidencia es de apenas dos o tres casos por cada cien mil habitantes al año. Un hospital como el Cunqueiro, de referencia para casi un millón de habitantes en cirugía cardíaca, opera entre 20 y 25 desgarros al año.

La mujer se recuperó en pocos días de la dolencia del corazón. El 5 de agosto le hicieron una cesárea programada, ya casi al final del embarazo, y su hija nació sana. El Hospital Álvaro Cunqueiro ha esperado un tiempo antes de comunicar el caso para confirmar que todo iba bien. La familia llevó a la niña a conocer al equipo médico que la salvó.

Francisco Estévez explica que el desgarro en la aorta era muy largo, desde la entrada del corazón hasta las arterias femorales. Repararon la parte más próxima al músculo cardíaco. Cortaron la aorta y le insertaron una prótesis en su lugar. Se trata de un tubo de un material llamado dacrón, que es una tela resistente de poliéster, de 3 centímetros de grosor. Este tubo tiene diez centímetros de longitud. Se conecta con otro tramo de la aorta que también está dañado, pero que sufre un desgarro de tipo B, no tan maligno y que se controlará en los próximos años a través de medicación. En el futuro podría requerir una prótesis también, pero se podría insertar sin cirugía abierta.

La operación duró seis horas. Después, comentaron el caso con los otros servicios de cirugía cardíaca de Galicia (Santiago y A Coruña) y confirmaron que nunca se había hecho una intervención similar en la comunidad. En general, existen muy pocos casos documentados.

La mujer tendrá que estar en seguimiento de por vida. Primero, será muy estrecho, con pruebas cada seis meses, para vigilar tanto la prótesis como el tramo de aorta que no se sustituyó. Después se espaciará más, pero seguirá teniendo que visitar con frecuencia el hospital.