El antiguo barco de Greenpeace que se estrena en el cine con Carla Simón

Pedro Rodríguez
pedro rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO

Laura Bouzas e Ignacio Bastos junto a Mitch Robles, Nuno en Romería,
Laura Bouzas e Ignacio Bastos junto a Mitch Robles, Nuno en Romería, AROA POMBO

Ignacio Bastos lloró cuando vio su Zorba en las pantallas de Cannes

28 ago 2025 . Actualizado a las 02:34 h.

El Zorba es un antiguo barco de Greenpeace que comenzó a restaurar Ignacio Bastos en el 2015. Ayer arribó al puerto de Vigo justo a tiempo. «Pensé que no llegábamos», contaba el dueño poco antes del preestreno de Romería, la película de Carla Simón, en el auditorio Mar de Vigo. En su barco navegan Marina (Llúcia Garcia) y Nuno (Mitch Robles) por la ría. También les azota una tormenta. «Se tuvo que simular», recuerda Bastos sin querer entrar en grandes detalles. En el filme que se estrena el próximo 5 de septiembre, el buque es un protagonista más.

«Nunca pensé que vería el Zorba en la gran pantalla, y mucho menos en el festival de Cannes», dice Bastos. El equipo de Carla Simón lo invitó al pase de la película en la ciudad francesa. «Se me saltaban las lágrimas», recuerda. Romería fue acogida allí con una ovación de diez minutos y la crítica que acudió al Grand Thèâtre Lumiére la calificó como «reflexiva», «cálida», «delicada» y «absorbente». En varias de esas imágenes estaba el Zorba. El barco fue un encargo especial de un particular adinerado en 1977. Su diseño lo llevó a cabo Lauren Gills en madera de caoba y se fabricó en Valencia. «En su día era un barco lujoso y especial, de clase ketch», explica Bastos.

El tiempo fue pasando y a finales de los noventa su dueño quiso desprenderse de él. «Le sacaron todos los lujos y lo acondicionó Greenpeace con energía alternativa y como su unidad medioambiental en el Mediterráneo», indica Ignacio. La organización lo utilizó para un programa de concienciación ambiental, de divulgación de la situación ecológica del Mediterráneo occidental, especialmente en el entorno de las islas Baleares. También tomó parte en alguna acción pequeña en la costa andaluza. «Era más de propaganda, iban voluntarios que ayudaban en su financiación y en acciones formativas», explica. En 2004 lo adquirió Bastos y en 2015 se lanzó a la aventura de recuperarlo en el puerto de Portonovo.

Recuperar el barco fue una travesía larga, una odisea de astillero a la que le pilló la pandemia de por medio. «Tuvimos que arreglar más cosas de las que esperábamos», recuerda Bastos. Lo deshicieron entero y se esforzaron a fondo en dejarlo como nuevo. En 2023, Carla Simón y su equipo lo visitaron. Les gustó y decidieron que querían que formara parte de su película. «Aquel verano todavía no estaba listo y nos tuvimos que esforzar el doble para llegar a tiempo». También tuvieron que rehacer alguna reforma que habían realizado para hacer pasar el Zorba por un barco de los años 80. «Tuve que quitar las nuevas pantallas que había instalado», cuenta.

Poco más de dos semanas antes del rodaje estaba todo listo, pero quedaba un obstáculo más en su travesía. «Se incendió el barco y no se perdió por poco», recuerda Bastos. Por suerte, al ser una persona habitual en el puerto, varias personas lo avisaron a tiempo. «Al final pudimos navegar hasta Vigo y llegar a tiempo», recuerda.

«La verdad es que fue una experiencia muy chula participar en la película», explica. Pasó varios días con todo el equipo y, al final, al coincidir en un espacio pequeño se van formando amistades. Le tiene mucho cariño a todo el equipo de Carla Simón. En especial a Mitch Robles. «Fue mi grumete durante el rodaje», dice entre risas. Le enseñó nociones básicas de navegación, a llevar el timón y, también, a hacer algún nudo marinero. «Un día llegó a entrar él con el barco en el puerto de Vigo», recuerda. De hecho, en escenas de la película el actor lleva el timón, pero en casi todas el que realmente navega es Bastos. «Yo no salgo, pero estaba ahí agachado», dice.

El Zorba ha seguido navegando desde que salió al mar con Romería. Este verano lo han estado probando por el Mediterráneo y su camino para llegar al preestreno de Vigo comenzó el jueves 14 de agosto en Ibiza. «Fuimos haciendo varias paradas, pero al llegar al cabo de San Vicente (Portugal) los vientos del norte no nos dejaban navegar bien. Yo ya le dije a los que me acompañaban que no llegábamos», relata. Pararon dos días esperando que cambiara el viento y, por suerte, lo hizo. En el camino también se encontraron al grupo de orcas que estos días se está dejando ver en Galicia. Finalmente, ayer, Ignacio Bastos se pudo reencontrar con los «buenos amigos» que descubrió en un rodaje en el que también «aprendí mucho».

Romería, la película con la que Carla Simón cierra su trilogía familiar formada por Alcarrás (Oso de Oro en Berlín) y Verano 1993 (Goya a la Mejor Dirección Novel), cuenta la historia de Carla, que viaja a Vigo «para conocer a la familia de su padre biológico, que murió de sida, al igual que su madre, cuando ella era muy pequeña. A través de los encuentros con sus tíos, tías y abuelos, la joven intenta reconstruir un relato de sus padres, pero todos sienten demasiada vergüenza hacia los conflictos de drogas de la pareja, algo que Marina les recuerda con su presencia», dice la sinopsis.