No siendo habitual jugar entre semana, un servidor afrontaba el partido del Deportivo en Sabadell con la tranquilidad de estar centrado en el objetivo de la competición doméstica y con interés por ver la aportación de los menos habituales.
Al Dépor le esperaba un rocoso Sabadell que, hasta el viernes pasado, era el único equipo invicto de las tres primeras categorías entre las diez mejores ligas europeas. Para añadir más harina al suflé, imbatidos en la Nova Creu Alta y exequipo de Antonio Hidalgo.
Una vez anunciados los muchos cambios en el once, he de reconocer que la disposición en el campo no me sorprendió: 1-3-5-2 con Samu en el perfil derecho y Noubi en el izquierdo, Christian Herrera ocupando zona interior, Rubén Lopez-Fabi en los carriles laterales y los dos 9 en la punta, Mulattieri-Zakaria.
No desentonó el cuadro arlequinado, con orden en bloque medio, ganando duelos en campo propio con asiduidad, intentando aprovechar el balón parado (saques de banda incluidos) y la transiciones tras robo. Sin embargo, al Dépor parecía faltarle continuidad con el balón, poco acierto en inicio de juego y ninguno en las dos claras ocasiones generadas.
De entre los aspectos positivos y más allá del buen rendimiento individual de Fabi, los detalles de Nsongo y la solidez de Samu, me gustó la distribución de los carrileros a pie natural: aporta más naturalidad al juego y amplitud: clave en uno de los goles y en parte de las oportunidades creadas. También me gustaron los ajustes durante los segundos 45 minutos en los dos delanteros: el italiano mucho más participativo en juego posicional y como referencia en el juego directo, mientras que Zakaria siempre con último hombre rival.
Una de las malas noticias fue la sustitución de Noubi al descanso, renqueante de su lesión, entrando el siempre aseado Dani Barcia, que aporta tangibles obvios en la salida de balón. Aquellos que le sobraron esta vez a Miguel Loureiro para poner en bandeja el primero a Herrera, capitán y muchas veces criticado, y que regaló otro en una genialidad a Rubén López.
Pensando fríamente en el objetivo, necesitamos a todos los jugadores focalizados y preparados para rendir. Que así sea.