
El italiano, que define el fútbol como pasión, cree que Yeremay, Barcia y Mella «tienen una calidad que es muy difícil ver fuera de España»
17 oct 2025 . Actualizado a las 15:46 h.El Deportivo cruza los dedos para recuperar a Quagliata de cara al domingo (18.30 horas, LaLiga TV Hypermotion) en Santander contra el Racing. Titular sin interrupción desde la manita al Mirandés, el italiano, nacido en Palermo hace 25 años, se perdió el pasado choque de Málaga por un problema en la cadera.
—¿Cómo está?
—Tenía un poquito de molestia la semana pasada, pero ahora, con el día de descanso, cada día que pasa me encuentro mucho mejor. Creo que puedo estar disponible para el domingo.
—¿Fue un golpe?
—No, fue en un esprint. Estaba al máximo de velocidad y tuve una mala sensación. Me preocupé, porque pensé que me había lesionado, pero el músculo está limpio y ahora todo va mucho mejor.
—¿Fue difícil ver el partido desde la grada?
—Mucho. Sufrí como no se puede entender. Mi cabeza estaba en el campo, pero no podía hacer nada para ayudar al equipo. Si estás en el banquillo, siempre puedes echar una mano, pero en la tribuna no puedes hacer nada. Además, me encontraba cerca de los hinchas del Málaga y sufrí mucho. Lo pasé muy mal.
—¿En Málaga le faltó al equipo su carácter?
—No lo sé. Yo solo pienso en ayudar al equipo al cien por cien y meter mucha energía. Puede que si estuviese en el campo nos hubieran metido cuatro...
—¿Se siente cómodo con esa identificación entre usted y la garra que precisa el Deportivo?
—Sí, me gusta eso. De pequeño ya era así, con mucho carácter. En el campo juego con energía y me gusta el duelo. Siempre doy el cien por cien, no me guardo nada.
—¿No le supone demasiada exigencia? El talento puede verse más o menos, pero el carácter y la energía siempre deben estar…
—Eso o lo tienes o no. En Sicilia hay una palabra específica para referirse a ese hambre. No es hambre de comer, sino de competir, de no rendirse, de pelear. Yo la tengo desde pequeño. No recuerdo jugar al fútbol sin hambre. Es una de mis características.
—¿El fútbol es pasión?
—Para mí es pasión, carácter, energía,... Si en el campo no estoy al cien por cien, quiero hacer el doscientos por cien. Para mí el fútbol lo es todo.
—Como el Deportivo, usted jugó recientemente en la tercera categoría, donde ese componente de carácter sigue muy presente.
—Cuando estaba en Italia también jugué en categoría no profesional, y algunos compañeros quizá no tenían tanta calidad como otros, pero igualmente querían llevar el pan a casa para su familia. Por eso, si no haces las cosas bien, o con superficialidad, te echan de su lado. (Se ríe). Bueno, tampoco es eso. Pero a mí me ha ayudado mucho estar en esa categoría para crecer y ser un hombre.
—¿Aquella experiencia le cambió la perspectiva del fútbol?
—Claro que en Palermo me gustaba más Neymar que otros. Para ver desde fuera, es normal. En mi posición siempre me fijaba en Marcelo, que es un jugador de calidad. Yo no tengo esa calidad de Marcelo, lo sé, pero sí esa energía de ganar duelos.
—¿Sale más contento de un partido si gana muchos lances, que si pone muchos centros?
—Para mí defender es lo más importante. Claro que atacar me gusta mucho, pero yo soy defensa. Estoy convencido de que es más importante defender.
—¿La mentalidad de su entrenador es similar?
—Su forma de pensar es parecida a la mía. Tiene pasión y quiere ganar siempre, todos los duelos. Nos habla de poner garra. Me gusta su mentalidad.
—¿Llama mucho la atención a Yeremay?
—Me gusta hablar en el campo. Así se corre menos. Si no hablas, corres más. Es muy importante no estar callado. Yo tengo la relación con Yeremay en la izquierda y me dirijo mucho a él. Es un jugador de otra categoría.
—¿Le pide que le ayude más?
—Si él hace gol, no hay problema. Corro por los dos, por él también.
—También estará pendiente de Dani Barcia, el central de su lado.
—Sí. Tanto Yeremay, como Dani y David Mella tienen una calidad que es muy difícil ver fuera de España. El fútbol español es uno de los pocos en los que se prima a los jugadores de calidad, y no a los que miden dos metros, pesan cien kilos y son fuertes. Por eso, la calidad que hay aquí no la ves en otro país.
«No me siento el Gattuso del Dépor, pero creo que puedo echar una mano al equipo»
Quagliata se declara supersticioso a la hora de hacer planes de futuro. Por eso, insiste en cuidar el día a día de su equipo como clave para alcanzar los objetivos colectivos e individuales.
—¿Se siente el Gattuso del Dépor?
—No, pero creo que puedo echar una mano al equipo. Claramente tenemos una plantilla de calidad y, si añades esa característica de energía, ganar duelos será importante.
—¿Comparte la ambición de todo el club por llegar a Primera?
—El Deportivo es un equipo importante, con mucha historia. Nosotros trabajamos toda la semana para ganar el partido. No pensamos en largo, solo en ganar el próximo.
—El sueño está ahí.
—Para todo el club y para los aficionados, es un sueño. Y para nosotros también. Pero nos equivocaríamos si pensamos ahora en el final. La temporada es muy larga.
—Jugó con la sub-21 de su país, ¿le ilusiona llegar algún día a la absoluta?
—Es el sueño de todo aquel que juega al balón: llegar a su selección. Pero yo solo creo en el trabajo, acudir cada día a entrenar decidido a hacer las cosas bien, y lo que venga, ya vendrá. No lo pienso.
—¿Qué es más fácil: que gane Italia el próximo Mundial, o que el Dépor suba?
—Soy un poquito supersticioso. No me gusta hablar del futuro. Prefiero el presente, el partido que tenemos ahora. Nosotros sabemos que debemos trabajar cada semana al cien por cien. Solo así llegarán cosas buenas. Pero lo que vaya a venir, no lo puedo saber.