El crucero idílico por el Caribe que acabó en tragedia aún sin resolver

amara santos REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

.

Netflix arroja luz sobre el caso Amy Bradley, desaparecida desde 1998

18 ago 2025 . Actualizado a las 11:31 h.

¿Pueden unas vacaciones de ensueño en las aguas cristalinas del Caribe acabar en una tragedia que 27 años después aún no se ha resuelto? La respuesta es afirmativa y se centra en un nombre: Amy Lynn Bradley, una joven de 23 años de Petersburg (Virginia) que desapareció sin dejar rastro en marzo de 1998 cuando iba a bordo del Rhapsody of the Seas junto a sus padres y su hermano. Fueron precisamente sus familiares los últimos en verla con vida y es toda una incógnita su paradero. Las diferentes teorías se centran en un suicidio o una caída accidental por la cubierta tras una noche de fiesta, además de otras creencias quizás más conspiranoicas que apuntan a que Amy sigue viva y lleva años siendo víctima de trata de personas en Barbados y Curazao, el lugar donde no se supo más de ella poco tiempo antes de desembarcar.

Netflix recientemente ha rescatado su historia en un documental de tres capítulos que ha estado durante semanas entre los contenidos más vistos de la plataforma en España y en el que se realiza una exhaustiva reconstrucción de los hechos hablando con la familia, pasajeros del crucero, amigos cercanos e incluso las personas que dicen haberla visto en distintos lugares años después de la desaparición. También dan detalles agentes el FBI que se encargaron del caso cuando sucedieron los hechos y que estuvieron a bordo interrogando a todos aquellos que habían tenido contacto con la desaparecida, en aquel momento muy joven y deportista, unida profundamente a su hermano y con una vida fuera de la casa familiar que estaba despegando tras graduarse. Las primeras sospechas se centraron en uno de los músicos de la banda que tocaba en el crucero la noche de los hechos, Alister Douglas, el hombre que las cámaras de seguridad reveló como el acompañante en la pista de baile de la discoteca del barco horas antes de la desaparición de Amy.

Las dudas nunca se disiparon sobre su implicación en el caso, según se deja entrever en el documental, ya que uno de los testimonios es el de su hija, que admite dudar sobre la versión de los hechos de su padre, de quien subrayó detalles extraños como que al desembarcar de ese crucero llegó a la casa en la que vivía con su madre con una maleta llena de fotografías de mujeres que viajaban en el crucero. Otros testigos que tienen su espacio en el formato de Netflix aseguran haber visto a Amy meses después de desaparecer en una playa de Curazao junto a dos hombres, otra mujer que compraba en una tienda de suvenires de Barbados en el 2005 confirmó que coincidió con ella en un aseo y que le confesó que se llamaba Amy. Otros, como un marine estadounidense, aporta que estuvo con la joven en un burdel, donde le pidió ayuda y le confirmó su identidad.

Sin embargo, la familia de Bradley casi tres décadas después no tiene noticias sobre su paradero, aunque en este tiempo a raíz de sus apariciones televisivas en programas de máxima audiencia como America's Most Wanted, recibieron unas misteriosas fotos de una mujer en poses sugerentes que tras comprobaciones del FBI concluyeron que podría ser Bradley. Otro hecho llamativo es que en la web sobre su caso, no cesan las visitas desde la zona donde se la vio por última vez, un matiz que da esperanza a los suyos sobre que al otro lado de la pantalla puede estar ella. Aunque nadie lo sabe y el misterio continúa.