Ni un meteorito, ni un satélite de Starlink: el misterio de la bola de fuego que cruzó los cielos de España

La Voz

SOCIEDAD

Un aluvión de vídeos de un fenómeno luminoso llenaron este domingo las redes sociales. El objeto era, en realidad, los restos de la última etapa del cohete chino Jielong-3, lanzado hace apenas unos días

11 ago 2025 . Actualizado a las 16:47 h.

Esta pasada noche del domingo dejó una imagen de película en los cielos del sureste peninsular. Una gran bola de fuego, seguida de una larga estela luminosa, cruzó el firmamento y fue captada desde distintos puntos de Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares. Las redes sociales no tardaron en llenarse de vídeos y sus correspondientes teorías. Muchos apuntaron a un meteorito de la lluvia de perseidas, visible estos días. Otros, a un satélite de Starlink brillando en el cielo.

El objeto en cuestión era la última etapa de un cohete chino Jielong-3, lanzado el pasado 8 de agosto desde la barcaza Bo Run Jiu Zhou, en aguas del Mar Amarillo. Lo ha confirmado en redes sociales la Red de Investigación de Bólidos y Meteoritos (SPMN), dependiente del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC).

En un cohete, una etapa es como un «módulo» con su propio motor y combustible que se desprende cuando ya ha hecho su trabajo. El Jielong-3, de 31 metros de largo y cuatro etapas, cumplía su sexta misión: poner en órbita un satélite de comunicaciones para Geely Automotive, fabricante chino de automóviles que quiere probar sistemas de conducción autónoma y conexión entre vehículos. 

El lanzamiento se realizó desde una barcaza, es decir, un gran barco o plataforma flotante adaptada como puerto espacial. Este método permite alejar los despegues de zonas habitadas, situar la plataforma en la latitud más favorable y reducir riesgos en caso de accidente.

Lo que se vio sobre España fue la última etapa del cohete, ya vacía de carga. Entró en la atmósfera a unos 29.000 kilómetros por hora y el violento rozamiento con el aire la fue desgarrando en múltiples fragmentos incandescentes, hasta formar una bola de fuego que comenzó a unos 118 kilómetros de altura sobre el Atlántico. «La reentrada y progresiva fragmentación de ingenios espaciales es un fenómeno que puede durar minutos, caracterizado por sus trayectorias extensas y rasantes, con múltiples piezas», explica el SPMN.

Aunque el fenómeno pudo verse en buena parte de la península, las mejores vistas las tuvieron las regiones del este gracias a la claridad añadida por la luna llena. No es un caso aislado: cada día, fragmentos de cohetes y satélites desactivados regresan a la Tierra. En su mayoría se desintegran o acaban en el océano o en zonas despobladas, pero no por ello dejan de entrañar riesgos.

La basura espacial representa una amenaza creciente para las operaciones en órbita: puede dañar satélites activos, interrumpir comunicaciones y navegación, e incluso provocar un efecto dominó de colisiones que inutilice ciertas zonas del espacio. A esto se suma el peligro, aunque remoto, de que restos con materiales tóxicos o radiactivos sobrevivan y alcancen áreas habitadas.