El atuendo de León XIV rompe con la austeridad de Francisco

J. Fernández MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Recuperó la muceta roja y la estola papal a los que renunció Bergoglio, que prefirió un atuendo más discreto y sencillo

08 may 2025 . Actualizado a las 22:48 h.

La primera aparición de León XIV ha sido escrutada por millones de personas. Ningún gesto ni ninguna palabra ha pasado desapercibido. Y, por supuesto, tampoco su atuendo. Aunque los Pontífices tienen una vestimenta muy concreta, no todos han llevado los diferentes componentes de la misma durante su primer acto. Algo que deja entrever la personalidad de cada uno de ellos y también la política que van a seguir como cabeza de la Iglesia.

Benedicto XVI y Francisco fueron la cara y la cruz en este sentido. El primero apostó por la tradición. El segundo, por recuperar la imagen sencilla y austera de la institución. ¿Y qué ha hecho el que fuera obispo de Chiclayo? Quedarse entre uno y otro. A diferencia de Bergoglio, a quien conocía muy bien y con quien comparte su visión de la Iglesia, se ha puesto de nuevo la muceta roja sobre los hombros y sobre esta la estola papal, que representa los poderes sagrados que recibe como pastor y guía de la Iglesia. También ha decidido colocarse la cruz dorada y adornada colgada de un cordón al tono (es el único miembro eclesiástico que puede usar este color), y el roquete, la túnica blanca de lino rematada con puntillas.

Su antecesor, sin embargo, apostó por un atuendo mucho más modesto y menos llamativo. En el balcón de las Bendiciones el día que fue nombrado papa solo llevaba una sotana blanca, una esclavina del mismo color y una cruz de metal. Renunció a colocarse la muceta y la estola. Tampoco se puso los tradicionales zapatos rojos, símbolo del amor a Dios y la sangre derramada de los mártires que dieron su vida por la fe.

Por su parte, Benedicto XVI siempre se los calzó, desde el primer día. Eran un guiño a la tradición, que siguió escrupulosamente en su primera aparición tras la fumata blanca. Aquel día, Ratzinger se colocó la muceta roja y el roquete, los ya mencionados mocasines, hechos a medida, y una bella cruz engastada. No llevó la estola.