La bióloga que convierte las flores que recoge en sus paseos por la orilla del río Sarela en pendientes, collares y anillos
VIVIR SANTIAGO

Nerea Maceiras, graduada en Química y en Bioloxía, crea sus propias joyas de inspiración botánica con trozos de Santiago
19 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La flor favorita de Nerea Maceiras es el girasol. Usa su imagen dibujada como logo para su marca de bisutería botánica, Sunflower Jewelry, pero no suele trabajar con sus pétalos. Se queda con las variedades silvestres que encuentra en sus paseos, con cesto para almacenar en mano, por las orillas del río Sarela y por las zonas verdes de San Lázaro y de Amio, donde vive. En sus pendientes, en sus collares, en sus anillos y en sus horquillas para el pelo hay «lenguas de buey» azules, margaritas amarillas y otro tipo de vegetación que es un trozo de Santiago. «Realmente, se o penso en frío, isto é unha combinación de todas as cousas que me gustan», explica esta santiaguesa. Aunque parezca mentira, con la joyería explota, además de su faceta más creativa, su pasión por la biología por la química, las dos carreras en las que está graduada.
«Cursei o dobre grao de Bioloxía e Química na USC, que terminei o ano pasado, pero desde pequena fun unha persoa moi creativa. Ía a clases de debuxo e de pintura desde os tres anos, no colexio empezoume a gustar a materia de Coñecemento do Medio e en bacharelato a de Química. En xaneiro rematei unhas oposicións e xa me puiden dedicar un pouco máis ao proxecto. Se me atrapa o de facer xoias é porque o sinto como un experimento», relata Nerea. El mundo de la bisutería lo descubrió cuando ya estudiaba en la Universidad. Fue gracias a un regalo y a su curiosidad incansable: «Regaláronme uns pendentes que tiñan unha floriña dentro, uns circuliños pequenos que viñan suxeitos cun alambre. Poñíaos un montón e non entendía como a flor podía estar aí metida sen que lle pasara nada», recuerda. Buscando una respuesta científica se encontró con que, probablemente, los pendientes que se habían convertido en sus favoritos estuvieran hechos a base de resina.
A partir de ahí, comenzó una aventura de exploración autodidacta que terminó por materializarse en su propia marca de joyas. «Empecei a ver tutoriais en YouTube e a buscar por Instagram se había xente no meu entorno que fixera cousas parecidas. Merquei uns moldes e resina. Fun experimentando coas cores e despois metín as flores. Ao principio nin as secaba, porque non sabía que había que facelo», explica Nerea sobre un proceso de aprendizaje que se ha ido profesionalizando con el prueba-error. Por poner un ejemplo, en los cuatro años que lleva con el proyecto ha cambiado el tipo de resina. Empezó con una bicomponente y terminó con una ultravioleta a la que le llegan un par de minutos bajo el sol o bajo la luz de una lámpara azul para secarse, lo que agiliza el proceso de creación.
Ella, que lo aprendió todo gracias a internet, comparte ahora en su cuenta de Instagram vídeos desgranando sus particulares métodos. Lo hace también en un taller de joyas naturales que imparte en Asociación de Veciños do Monte do Gozo. Ahí explica, por ejemplo, la forma en la que corta y seca la flores, proceso que le suele llevar unas dos semanas. «Cando saio a dar un paseo sempre levo un recipiente para gardar as flores. As colles e, xa na casa, as cortas o máis cerca posible do sépalo para eliminar toda a humidade posible. Para secalas hai que metelas nun pano pechado e colocalo entre as follas dun libro. Se é lixeiro, cun peso enriba. Cada catro días hai que revisalas e, normalmente, teñense que cambiar os panos», desgrana. Todos estos procesos son interesantes para ella. Clasificar las flores, algo en lo que está profundizando, y el tratamiento que les da, cubren la parte que le gusta de la biología botánica. El trabajo de exploración con los tiempos de la resina recuerda a una fórmula química. Nerea demuestra con Sunflower que dos mundos a simple vista incompatibles, el artístico y el científico, tienen más que ver de lo que uno piensa.
Lo que más disfruta haciendo son los pendientes, su joya favorita. El resultado es el de las formas orgánicas de la naturaleza mezclado con los colores típicos de la vegetación de Santiago. Colgantes con una flor en grande en el centro, horquillas de fondo transparente y pequeñas flores que parecen flotar, o medallones que son un trabajo de miniaturas, conforman algunas de las piezas en el catálogo de Sunflower Jewelry, firma que hace posible llevar siempre encima un trozo de Compostela.