El calzado respetuoso o «barefoot» da sus primeros pasos: «Es importante hacer una transición muy gradual y larga»

Francesca Simonelli / S. L. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Tiendas infantiles como Marilya, en Santiago, ofrecen estos zapatos más anchos y flexibles
Tiendas infantiles como Marilya, en Santiago, ofrecen estos zapatos más anchos y flexibles ICIAR PEREIRAS

Cada vez más zapaterías incluyen estos modelos «minimalistas»

26 ago 2025 . Actualizado a las 21:23 h.

Modelos que respeten la forma del pie. Esa es la premisa del calzado respetuoso, que aunque parezca una obviedad —pues, todos los zapatos deberían naturalmente adaptarse a la anatomía del pie—, en realidad constituye una propuesta innovadora y que rompe con las tendencias del mercado. A este concepto se incorpora el término barefoot, que, como su traducción lo indica, se refiere a zapatos que dan la sensación de ir descalzo. El auge de estos modelos responde a las continuas advertencias de los podólogos y fisioterapeutas, que alertan de que la mayoría de los calzados convencionales tienen una punta demasiado estrecha, una suela muy poco flexible o un tacón excesivamente alto, que acaban deformando los dedos del pie y alterando la pisada natural. Y aunque hasta hace poco las alternativas respetuosas estaban reservadas a la venta online, en la provincia de A Coruña ya se aprecia el paso de estos artículos a las tiendas físicas.

En Santiago se evidencia claramente el éxito de este estilo. Establecimientos infantiles, como Marilya o Gaia Ecocrianza, son los que cuentan con más modelos respetuosos. Además, zapaterías más tradicionales, como Catchalot o Calzados Rivadulla, han incorporado estos cotizados ejemplares poco a poco. Pero es en Arteixo donde se encuentra una de las tiendas barefoot de referencia. «Cada vez hay más gente interesada, pues se están demostrando los beneficios que tienen», comenta Raquel Rabuñal, que junto a sus socias Silvia Bértoa y Laura Suárez emprendieron con el negocio Ceibes Barefoot Shoes. Inicialmente concebida como una tienda digital, la alta demanda les permitió pasarse al formato presencial apenas un año después de poner en marcha su negocio.

Y desde el pasado abril, también Carballo cuenta con un local de calzado respetuoso. Tamara Remuiñán y Germán Riveiro abrieron Upa Barefoot, un establecimiento que desde su inicio ya tuvo buena acogida. «Tenemos muchos clientes que ya están en el mundillo, porque todavía no hay tantas tiendas físicas con zapatos barefoot», señala Remuiñán.

Aunque la oferta en la provincia siga siendo relativamente poca, basta hacer una búsqueda en internet para localizar estos comercios. Así, negocios infantiles como Princesas y Príncipes (Boiro), Pisamonas (A Coruña), Bicos (Oleiros), Green Apple Shoes (Ferrol) y Vexo Vexo (Ordes) ya ofrecen marcas «respetuosas». Uno de los proyectos más recientes es Pegada Barefoot, de la ferrolana Laura Lorenzo, quien se adentró en este movimiento por cuestiones de salud. «Empecé a usarlos hace años por un traumatismo de cadera. Quería atrasar la operación, así que al estudiar sobre la biomecánica del movimiento apareció de por medio el barefoot. Noté la mejora bastante rápido». A pesar de que por ahora Pegada solo está en formato digital, Lorenzo espera poder hacer showrooms por la comarca cada quince días. «No queremos vender solo calzado, queremos que la gente entienda la importancia de cuidar y de entrenar el pie, que es nuestra base».

«Es importante hacer una transición al modelo ‘barefoot’ muy gradual y larga»

La podóloga Tania Díaz, de la clínica Podosan, resalta los beneficios de usar un zapato que permita mover cómodamente los dedos. «Cuando la puntera es más ancha, respeta mucho el dedo gordo, que es el estabilizador del pie. Entonces, si el calzado no comprime el dedo gordo, también se estabiliza la rodilla, la cadera, todo nuestro cuerpo», explica. Por lo tanto, cuando el zapato convencional comprime el dedo gordo, este no puede estabilizar el pie y esto tiene consecuencias en la pisada y la caminata. «Al final, desestructura toda la anatomía de la pierna», asegura.

Sin embargo, Díaz señala que «es muy importante que la transición al modelo barefoot sea muy gradual y larga. Porque, claro, si no estamos acostumbrados a esa suela tan fina, los huesos no están habituados tampoco a recibir ese impacto». Además, Tania Díaz aconseja que todo este proceso se haga con el seguimiento de un profesional, para poder adaptar la transición a las necesidades de cada paciente. «Yo recomiendo empezar a andar descalzo en casa, y progresivamente ir incorporando el barefoot en paseos cortos», comenta. También anima a realizar ejercicios que fortalezcan la musculatura del pie. Aun así, recalca que «es muy importante escuchar al cuerpo. Y si al usar este calzado hay incomodidad, fatiga o dolor, hay que ralentizar la transición».

«La mayoría de zapatos hoy en día son muy estrechos y no respetan la puntera»

Entre los principales sanitarios gallegos defensores del calzado barefoot está el podólogo Manuel Vidal. Aunque no existe una definición exacta de qué significa que un modelo sea «respetuoso», Vidal lo define como «un zapato que respeta la forma y la función del pie, pues la mayoría hoy en día son muy estrechos y no respetan la puntera», advierte. Ese calzado también debe contar con una forma cuadrada que no comprima los dedos, y tener cierta flexibilidad en la zona de los metatarsos, la zona delantera de la zapatilla». Además, hace un matiz con respecto al concepto barefoot. «Aunque suelen ser respetuosos, tienen otras características añadidas, como una suela muy fina, no cuentan con amortiguación y tienen lo que se llama un drop cero, que significa que la zona del talón no está elevada».

Vidal comenta, sin embargo, que hay marcas que intentan pasar como barefoot modelos que no lo son, y alerta de que no resulta fácil diferenciar los zapatos respetuosos de los falsos. «Es difícil de identificar, porque a veces llevan drop escondido», asegura. Este podólogo con consulta en Compostela también destaca que, en el momento de comprar, es importante tocar bien el modelo y comprobar que sea blando y que no genere ningún tipo de resistencia. «Hay que retorcer el zapato y, si lo hace sin ningún problema, es respetuoso», señala.

Aunque la lista de ventajas es larga, estos zapatos pueden tener algún inconveniente

El podólogo Manuel Vidal recalca que, si bien el calzado barefoot cuenta con numerosas ventajas —se adapta a la pisada natural del pie y la estabiliza—, tampoco hay que venderlo como algo «milagroso». Además, cuando no se hace una transición progresiva y adecuada a este tipo de zapatos, existe riesgo de lesión. El entrenador Noe Teijeiro, del centro Noetrainers Wellness Center, situado en Ferrol, también enfatiza la necesidad de realizar adaptaciones paulatinas. «El cambio va a depender del estado previo del pie, y si es muy acelerado se pueden generar sobrecargas musculares», explica.

Y en casos concretos estos modelos pueden estar contraindicados. Vidal sostiene que, si una persona ya presenta patologías previas, es importante tratar primero el problema y eventualmente ir incorporando estos modelos minimalistas a la rutina. También precisa que este puede ser un calzado complicado para las personas con sobrepeso y sedentarias. La podóloga Tania Díaz añade que los diabéticos o insulinodependientes no se beneficiarían de este tipo de zapatos, pues al tener problemas de neuropatías y no sentir mucha presión en la planta del pie, pueden hacerse heridas sin darse cuenta. Igualmente, tampoco los recomienda a personas con problemas de circulación, ya que, al ser modelos tan minimalistas, no siempre aíslan correctamente las temperaturas. Asimismo, matiza que este calzado no es ideal para aquellos con poca grasa plantar, como las personas mayores.