La sentencia

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

19 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Aestas alturas de la agonía del socialismo compostelano poco hay que decir de una crisis que empezó a anunciarse a la par que Bugallo se fue sin transición al perder la alcaldía y abriendo una crisis de liderazgo a la que el partido (de arriba abajo, Gómez Besteiro, González Formoso, Bernardo Fernández y Aitor Bouza) quiso responder, drásticamente y tras infructuosas advertencias más que intentos de conciliación, depurando a un grupo municipal que iba por libre —históricamente el poder socialista estuvo personalizado en su líder (Estévez, Bugallo) en el Pazo de Raxoi— para colocar a sus afines tanto en el salón de plenos como en el personal eventual. Es una crisis mal gestionada y pésimamente calculada. Primero, consiguió unir en torno al argumentario del pilar democrático de la representación ciudadana a un grupo municipal que estaba fracturado. Los «bugallistas», encabezados por el portavoz Gonzalo Muíños, e «izquierdistas» (más proclives a la alianza de gobierno BNG-CA), por Mercedes Rosón, se atrincheraron frente a la Casa do Pobo. Aun desde esta unidad, cuando quedó meridianamente claro que no habría posibilidad de reconciliación y el partido empezó a redactar su sentencia contra los «díscolos», Guinarte dejó entrever que, llegado el caso, no se integraría en un grupo de no adscritos, sino que, por fidelidad al partido, entregaría su acta. La independiente Marta Abal desveló su postura al afiliarse. El grupo municipal está ahora roto y los enfrentados con la dirección socialista son mayoría (4-2) en un pulso que van a mantener mientras puedan sin irse del PSOE a un grupo de no adscritos, apoyando a Muíños en su nuevo recurso ante los órganos federales, previo a la siempre posible vía judicial ordinaria. O sea, el conflicto no tiene pinta de acabar por la vía rápida, como ideó el PSdeG hasta el punto de nombrar a Guinarte (¡vaya papelón!) portavoz en Raxoi pocas horas después de hacer pública, este viernes, la condena de Muíños. Conclusión: el socialismo compostelano, que durante más de tres décadas gobernó la ciudad ganando espacio de centro al PP, va a seguir desangrándose hasta quedar en una posición irrelevante. La única sentencia que importa es la que dicten los compostelanos, que a estas alturas ya han sufrido demasiados pésimos políticos.