Los primeros pontevedreses en la carrera por el destino deseado del Imserso

A. Davila PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Colas en una agencia del Paseo de Colón para reservar viajes del Imserso
Colas en una agencia del Paseo de Colón para reservar viajes del Imserso Ramón Leiro

Algunas agencias de viajes de la ciudad presentaron colas desde primera hora

09 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El reloj aún no había marcado las ocho de la mañana cuando María, vecina de Cercedo?Cotobade, ya aguardaba en Pontevedra para asegurarse su plaza en los viajes del Imserso. La agencia Halcón Viajes no abría hasta las 9.30 horas, pero ella y su vecino Camilo, con quien se encontró de manera casual junto a la puerta, decidieron madrugar para ser los primeros en la cola. Aunque el sistema de reservas está diseñado con días y horarios asignados, todavía hay jubilados que prefieren la seguridad de estar en la agencia desde primera hora. La experiencia de años anteriores les dice que los destinos más codiciados (la costa peninsular y las islas) vuelan en cuestión de horas.

El arranque de las reservas en otras comunidades a principios de semana había dejado ya un reguero de quejas entre quienes, en el segundo día, se encontraron sin plazas. Galicia tenía las suyas reservadas, pero solo los que recibieron carta para el primer turno podían respirar tranquilos. María o Camilo lo sabían y por eso no dudaron en sacrificar horas de sueño. Su empeño tuvo recompensa: poco antes de las diez esta vecina de Cotobade salía con una sonrisa y un billete a Benidorm, el destino que desde el primer momento tenía en mente. Viajará sola, aunque no le preocupa compartir habitación si es necesario: «Yo no tengo problemas para convivir con cualquiera», asegura.

En el Paseo de Colón, la agencia Viajes Darío vivía la misma escena, pero con mayor bullicio. Allí se mezclaban los más madrugadores con los rezagados de última hora, que convertían bancos y farolas en improvisada sala de espera en plena calle. Entre ellos, José Villaverde, de Pontevedra, y Antonio Roca, de Poio. Ambos buscaban lo mismo, la isla de Mallorca para disfrutar con sus esposas. La coincidencia dio pie a bromas mientras aguardaban turno: «A ver si me vas a quitar el sitio», se reían, conscientes de que la demanda de las islas es feroz.

La satisfacción se notaba también en las primeras caras que salían con la reserva en la mano. Dos vecinas y amigas del barrio de San Roque, ambas de nombre Carmela, vivieron la jornada con distinta fortuna. Carmela Fariña logró su objetivo y se marchaba satisfecha. Su amiga, Carmela Rodríguez, tendrá que esperar al segundo día de reservas, con la incertidumbre de acabar en lista de espera. Las dos querían viajar a Peñíscola, pero este año no estaba entre las opciones. Optaron por Torrevieja, convencidas de que desde allí podrán moverse a Alicante o Valencia: «Diez días dan para mucho», comentan.

Las Carmelas son veteranas en estas lides y suelen viajar juntas, acompañadas de una tercera mujer que se une al grupo y que este miércoles tuvo la suerte de cerrar su reserva a través de sus amigas. Con más de siete escapadas a sus espaldas, han recorrido buena parte de España gracias al Imserso. Para ellas, lo mejor no es solo el destino, sino la sensación de libertad: «Estamos ilusionadas porque esto nos permite salir de casa. Te hacen la cama, no tienes que pensar en qué hacer de comida… por unos días no te preocupas de nada», resume Fariña. Su amiga asiente. «Nuestro trabajo ya está hecho. Tenemos a los hijos criados y ahora es el momento de disfrutar de esas cosas de las que en otro momento quizás tuvimos que privarnos», celebran.

La escena que se repite cada año en Pontevedra y otras ciudades de Galicia y diversos puntos de España refleja mucho más que una simple reserva de vacaciones a buen precio. Es el símbolo de una generación que, tras décadas de esfuerzo, reclama su derecho a descansar, viajar y compartir experiencias. Aunque la digitalización facilita el proceso a quienes se manejan con internet o cuentan con ayuda, todavía hay quienes prefieren la seguridad de la cola física y la certeza de salir de una agencia con el viaje en la mano.