Yoga oncológico en Pontevedra: «Aquí se trabaja desde el corazón, no desde la lucha»

Cristina Barral Diéguez
CRISTINA BARRAL PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Gema Figueroa ofrece una terapia complementaria al tratamiento del cáncer

13 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Gema Figueroa Blas (Santiago, 1971) ya era profesora de yoga cuando «un susto» en su mama izquierda la llevó a interesarse por el yoga oncológico. «Afortunadamente mi caso fue bien, pero me ayudó la respiración yóguica», cuenta en su centro de la calle Castelao de Pontevedra. Así que decidió estudiar y formarse en yoga oncológico, un método que deriva del hatha yoga tradicional y que está considerado una terapia complementaria al tratamiento del cáncer que recomiendan muchos oncólogos. «Me especialicé en yoga oncológico en el 2023 después de hacer un curso y formarme en Barcelona», relata. Esa búsqueda la llevó a profundizar sobre los efectos secundarios de la enfermedad. Fue la primera facilitadora certificada de esta especialidad de yoga en la provincia de Pontevedra.

Gema da clases particulares y grupales presenciales, también online, y le gustaría que la sanidad pública de Pontevedra incorporara este método para que pacientes pudieran practicarlo en la planta de oncología o incluso en la sala de quimioterapia. «Hospitales públicos de España ya ofrecen yoga oncológico, que empezó en el Reino Unido y Estado Unidos, en Barcelona, Gerona, Valencia o Madrid», apunta. Su esperanza es que sea posible cuando funcione el nuevo hospital de Pontevedra y se disponga de espacios más adecuados.

El yoga oncológico sigue siendo algo bastante desconocido en Galicia y también en la ciudad. «No es yoga para pacientes de cáncer, es una variedad de yoga». A ella le gusta hablar de «yoga entre algodones». Y se explica. Se trata de utilizar todos los apoyos necesarios, como bloques, cintas, sillas, mantas o paredes para que las participantes —las mujeres son una abrumadora mayoría— se sientan cómodas en cada postura. Practican y hablan mucho. «Se puede practicar en cualquier momento de la enfermedad, incluso dando quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia, y es válido para cualquier zona de afectación», recalca. Ha tenido media docena de pacientes de cáncer de mama y de colon.

De momento, afirma Gema, funciona el boca a boca. «Una usuaria vino por casualidad a hacer yoga, pero me dijo que había tenido cáncer y le conté lo del yoga oncológico y probó». La profesora habla de unas alumnas muy generosas y de los beneficios que consiguen. «El yoga oncológico ayuda a manejar el miedo, el dolor, a querer a tu cuerpo como es, a aceptarlo en cada momento y a tratarlo con amor y cariño. Aquí se trabaja desde el corazón, no desde la lucha». Pero no solo mejora la mente, también el cuerpo, especialmente la movilidad articular o zonas que han quedado tocadas por la cirugía.

Hace hincapié en que en su centro llora ella y sus alumnas. «Esto es empatía. Yo lloro tanto o más que ellas. En la práctica hay mucho amor y comprensión». Recalca Gema que quienes superan el cáncer deciden si quieren seguir después con otro tipo de yoga. Ella insiste en la fuerza del grupo. «Se crea una unión, somos parte unas de otras. Las cosas que se cuentan se quedan en la sala de yoga. Aquí ellas son dueñas de su tiempo porque durante la enfermedad son otros los que marcan a dónde tienen que ir y cuándo. La esterilla es su alfombra mágica, pueden sentirse libres y soltar». Y pone el foco en los ojos. «A veces te enseña más la mirada que las palabras, ves curiosidad y ganas de vivir auténticas». Insiste en que en el centro Prana Yoga y Masaje se trabaja la flexibilidad y la elasticidad, pero también la fuerza, además de aprender a respirar. Siempre les digo, ‘como sea tu respiración, así está tu mente’. Gema recuerda que la primera práctica es gratuita y que es mejor comunicarlo a su médico antes de empezar. Se puede contactar con ella por teléfono, WhatsApp o redes sociales. Hasta el 15 de septiembre funciona con cita previa.

Pepi Bargiela, en una sesión de yoga oncológico en el centro Prana Yoga y Masaje de Pontevedra
Pepi Bargiela, en una sesión de yoga oncológico en el centro Prana Yoga y Masaje de Pontevedra PRANA YOGA Y MASAJE

Pepi Bargiela: «Aprendín a respirar, a mimarme, a quererme. Estou contenta» 

Pepi Bargiela tiene 62 años y es profesora jubilada de biología. Llegó al centro de Gema Figueroa tras la recomendación de dos amigas, que fueron compañeras de trabajo e iban a yoga. A Pepi la operaron de un cáncer de mama el pasado enero y pasó por una fase «moi dura». «Non podía saír da casa. Quedei con 45 quilos, sen forza ningunha e tiña que ir do ganchete de alguén», cuenta. Ella no había oído hablar del yoga oncológico y se animó a seguir la sugerencia de sus amigas. «Gema é un encanto de muller. Eu entrei como paciente e saín cunha grande amiga. Transmite tanta enerxía... é o que máis me axudou».

Pepi empezó con las sesiones de yoga oncológico en marzo e iba dos días a la semana. «Eu fixera oiga normal en dúas ocasións, e nada que ver. Ía unha hora, pero estaba máis tempo porque non había máis alumnas nese momento», comenta. Recuerda como si fuera ayer aquella primera sesión. «Naqueles primeiros exercicios eu tremía moitísimo polos efectos da quimio e da inmunoterapia. Dicíame que era normal e que en pouco tempo ía ter unhas melloras tan grandes... E así foi».

Rescata algunas palabras de su profesora, ahora que la alumna es ella. Gema le decía que aquí no se venía a sufrir, sino a pasarlo bien y a intentar coger masa muscular y fuerza. Tanto mejoró que quiso estirar el mes de junio y retrasar su marcha a Salceda de Caselas para pasar el verano. En septiembre volverá y estos dos meses hará los ejercicios en casa. «Os tratamentos son longos, a radio terminou en abril pero os efectos tardan un ano en irse. Teño sesións de inmunoterapia cada tres semanas e remato o 25 de novembro, ademais da pastilla hormonal que é durante cinco anos», enumera Pepi, que habla de «toda esa metralla».

Ella mejoró tanto a nivel físico como emocional y no duda en recomendar la experiencia a otras mujeres que puedan estar pasando por un trance similar: «Apredín a respirar, a mimarme, a quererme... Estou contenta».