
La venezolana Wilmari Merentes se pone al frente de A Cervecería
26 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hace cinco años Wilmari Merentes hizo las maletas. Dejó Venezuela junto a sus dos hijos y se vino a España junto a su padre y la pareja de este. Ella es de A Rúa de Valdeorras, así que tuvieron claro el destino desde el primer momento. Reconoce que los inicios fueron duros, pero la familia se adaptó bien. Wilmari trabajó en una residencia de mayores y limpiando casas antes de dar el salto a la hostelería. El sector le gustó y hace nueve meses decidió emprender. Alquiló un bar, el Fogaza (en la rúa Doctor Vila), que cerró al salirle la oportunidad de hacerse con A Cervecería, situada en la rúa do Progreso. Es un local con mucha historia y con una decoración diferente que llama la atención. En su interior predomina la madera oscura, al estilo de los pubs ingleses o irlandeses, y en algunas zonas el cliente puede llegar a sentirse como si estuviera en el salón de una casa, rodeado de estanterías repletas de libros y objetos de colección. No falta ni la chimenea. Es un negocio singular en el interior, pero también en el exterior. Y Wilmari ha querido ponerlo en valor. Aprovechando la llegada del buen tiempo, la hostelera decidió no tapar la terraza, lo que permite volver a disfrutar de su característica fachada roja, al estilo de The Temple Bar de Dublín.
A Cervecería reabrió sus puertas el día 4. Apenas tres semanas después, Wilmari dice estar muy contenta con la acogida. Y además se siente muy arropada, ya que con ella trabaja parte de su familia. Está convencida de las posibilidades que le ofrece contar con un local grande y tan asentado en la hostelería valdeorresa. «Es cómodo y me sirve para el ambiente musical», relata. Confía en que vuelva a ser un referente para tomarse una copa (o varias). Ese es el plan para las noches del fin de semana, aunque la oferta da para mucho más. En A Cervecería el cliente puede encontrar cerveza, refrescos, copas o un café. Siempre acompañado de pinchos variados. Casi a cualquier hora del día. Abre sus puertas a las ocho de la mañana para los desayunos, «con cruasáns, tostadas o tortillas», señala Wilmari. Sigue con los vinos y el vermú para llegar a los cafés de la tarde y las cañas de después del trabajo.