Así vivió Ourense el gran apagón: quirófanos funcionando con generadores, pasajeros de tren regresando andando a la estación y gente atrapada en ascensores
OURENSE





















El buen tiempo hizo que muchos ourensanos estuvieran en la calle hasta última hora en las terrazas y el comercio vivió una jornada atípica
29 abr 2025 . Actualizado a las 09:12 h.Eran cerca de las 12.30 horas de este lunes cuando en Ourense, al igual que en el resto de la península, el día se torció. El suministro eléctrico se cortó por completo de forma repentina y muchos ourensanos quedaron atrapados en ascensores. Decenas de personas tuvieron que ser rescatadas. Los teléfonos tampoco funcionaban y no era posible llamar a emergencias. En empresas y comercios la actividad se frenó por completo y los ciudadanos salieron a las calles en busca de las respuestas que no encontraban en sus móviles, inútiles ante la falta de cobertura, que después fue recuperándose paulatinamente.
En el área sanitaria de Ourense, la actividad asistencial y quirúrgica se mantuvo gracias a los generadores instalados en los tres hospitales públicos: el CHUO y los comarcales de Verín y Valdeorras. Tanto en los quirófanos como en las unidades de críticos los equipos cuentan con baterías autónomas. También cuentan con ellos los centros de salud más grandes. Desde la gerencia envíaban un mensaje de tranquilidad para quienes precisasen acudir a Urgencias a un hospital o a un centro de salud. Se atendieron con normalidad, dentro de las circunstancias, y cuando no funcionó la aplicación se utilizó la receta tradicional en papel.
Fuentes del Sergas explicaron que se solventaron algunas incidencias en los ascensores. Pidieron prudencia a la población, sobre todo a la hora de los desplazamientos, para evitar en la medida de lo posible obstáculos y prevenir accidentes al utilizar las escaleras a oscuras o en penumbra. También solicitaron que se estuviese pendiente de los menores y de las personas de edad avanzada del entorno para comprobar si estaban bien o precisaban algo.
Los autobuses funcionaron con normalidad, tanto los urbanos como los interurbanos.
Por otro lado, se cerró el pabellón de Os Remedios y se desalojó el edificio administrativo de la Xunta. También los trabajadores de la Diputación y del Concello de Ourense abandonaron sus puestos de trabajo y salieron a la calle ante la imposibilidad de seguir con sus tareas. En los comercios los empleados en muchos casos esperaron en sus puertas hasta la hora de cierre.
«Estamos vendiendo como podemos. Nos vamos acordando de los precios y apuntando». De esta manera resumía la dueña de una panadería en Ourense el caos que supuso el corte de luz. Las colas llegaban hasta la calle. «Como no venga la luz, no nos queda más que tomar un bocadillo», señalaba una clienta. Al lado de ellas una de las trabajadoras intentaba comunicarse por teléfono con su hijo: «Vive en Vistahermosa. Me mandó un wasap para decirme que se había quedado atrapado en el ascensor y ahora no soy capaz de comunicarme con él». Cerca de la panadería, en una farmacia, la situación era similar: «No podemos dar medicamentos con receta porque no funciona el ordenador y no sabemos ni qué medicamentos dar, ni la dosis» , señalaban.
En la calle se fueron formando corrillos. Trabajadores de sucursales bancarias, de tiendas de ropa, de telefonía... permanecieron en las puertas de sus establecimientos esperando a que la luz regresase. Algunos cerraron y otros esperaron por si volvía la luz para poder bajar las persianas. Al mismo tiempo que los comercios cerraban, las cafeterías fueron llenándose de clientes. «No podemos trabajar, así que esperamos aquí a ver si vuelve», decía un hombre que compartía mesa con compañeros de trabajo.
En torno a las dos de la tarde el suministro se recuperó en algunas zonas de la ciudad, no en todas, pero volvió a cortarse cerca de las 16.30 horas. Durante la tarde hubo electricidad en varias localidades, como O Barco y Ribadavia, así como en diferentes barrios de la ciudad, como A Ponte. También en algunas zonas de As Lagoas y en parte de los edificios de la avenida de La Habana o el entorno del parque de San Lázaro. Horas después el suministro volvía a fallar.
La gente se echó a la calle en una jornada de mucho calor, con parques y terrazas llenos. Algunos establecimientos hosteleros agotaron existencias de los productos que sí estaban en disposición de servir. Y en los supermercados de las zonas donde hubo luz por la tarde se atendió a los clientes, pero cobrando en efectivo, al igual que en bares y cafeterías. Gasolineras como la de Cepsa en O Carballiño funcionaron con generador y tuvieron colas toda la tarde. Las que no, cortaban el acceso señalizándolo con pivotes.

El apagón masivo provocó un caos total en la estación de tren de Ourense, especialmente entre los pasajeros del AVE que tuvieron que quedarse en hoteles de la ciudad ante la imposibilidad de viajar hasta Madrid. Los alojamientos de la zona se llenaron en apenas unas horas con los pasajeros afectados, que se desplazaron hasta el centro de la ciudad para conseguir un sitio donde pasar la noche. Cuando se paralizó el tráfico, ADIF avisó en un primer momento de que hasta las seis como mínimo no se retomarían los servicios. Muchos pasajeros enseguida buscaron alternativas para llegar a sus destinos como autobuses -que funcionaron con normalidad- taxis o aplicaciones como Blablacar. Sin embargo, al ser el punto de enlace con el AVE a Madrid, muchos pasajeros eran de ciudades lejos de Galicia, por lo que se quedaron tirados en la estación. Poco antes de que se produjese el apagón, había salido un tren destino A Coruña que se quedó parado apenas diez minutos después de iniciar el trayecto. Al mismo tiempo, estaba llegando otra línea procedente de la ciudad herculina. Cuando se recuperó la electricidad, sobre las 14.30 horas, los trabajadores de Renfe permitieron a los viajeros de ambos trenes regresar caminando hasta la estación de tren. «Anduvimos treinta minutos al sol y nos recomendaron no traer las maletas, nos dijeron que podemos venir a buscarlas más tarde», contaba una de las pasajeras. Sobre las cuatro y media de la tarde, el tren pudo circular hasta la estación con el equipaje de los pasajeros y pudieron recuperarlo. Sin embargo, la gente mayor no podía cambiar esos kilómetros de tres de distancia y agentes de la Policía Nacional fueron a buscarlos en coche o intentaron conseguirles un taxi, pero estaban colapsados. Uno de los siguientes trenes que iba a salir de la estación de Ourense era el que se dirigía a Sarria, por lo que afectó a muchos peregrinos que mañana comenzaban el Camino. «Esto era lo último que esperábamos, vamos a ir en taxi hasta Sarria para poder dormir allí y seguir con nuestros planes», relataba un grupo de caminantes de Albacete. Grupos de peregrinos se organizaron para llenar los taxis hasta la villa del Camino Francés.
Algunos gallegos afectados llamaron a conocidos o familiares para intentar regresar a sus destinos: «Creo que pueden venir a buscarme mis amigos desde Lugo». Quienes se dirigían a Madrid o Barcelona estuvieron en una situación más complicada. Algunos tardaron varias horas en poder contactar con sus familias o avisar en sus trabajos de que no podrían llegar porque en las ciudades no funcionaba la red móvil. Sobre las seis de la tarde, los trabajadores de la estación confirmaron que los trenes de larga distancia no operarían, por lo que tendrían que buscar un alojamiento. Los afectados podrán reclamar ese dinero a ADIF. Cuando se recupere el tráfico ferroviario, serán reubicados en otro tren.