Recibirá una indemnización de 100.000 euros por un disparo fortuito en una batida de jabalíes que lo dejó incapacitado para su trabajo

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Un cazador, en una imagen de archivo durante una batida en Ourense
Un cazador, en una imagen de archivo durante una batida en Ourense Álvaro Vaquero

Al cazador de cuya arma salió el disparo se le atribuía un delito de lesiones por imprudencia pero finalmente acabó absuelto y solo afrontará la responsabilidad civil del asunto, ocurrido en Viana do Bolo

25 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Entró en la sala de vistas como acusado de un delito de lesiones por imprudencia grave y salió libre de cargos al retirarse los cargos en su contra y anunciarle la jueza in voce una sentencia absolutoria. Así se zanja un asunto originado en el incidente ocurrido el 18 de septiembre del 2022 durante una batida de jabalíes que se desarrollaba en Viana do Bolo. Cuando un cazador se aproximó para rematar a un animal que previamente había sido abatido por otro compañero, cayó hacia atrás y su escopeta se disparó de forma fortuita al golpearse con una piedra. El tiro impactó en la pierna de otro de los cazadores, causándole la bala la disección de la arteria femoral.

Tras el accidente acudieron al lugar de los hechos agentes de la Guardia Civil, que instruyeron diligencias por una posible negligencia por parte del cazador, ya que su arma no llevaba puesto el seguro pese a que se encontraba muy cerca de otro compañero. También se sospechaba que no había tenido en cuenta las «condiciones de visibilidad y pendiente del terreno» y que esa dejadez había derivado en el accidente.

El asunto llegó a juicio este jueves y se pedía para el acusado una pena de multa, pero finalmente no fue juzgado al concluirse que lo ocurrido no encajaba en el delito que se había apreciado inicialmente. El investigado salió absuelto, pero tendrá que afrontar las responsabilidades civiles derivadas de lo ocurrido.

Y es que a consecuencia del disparo que recibió en la pierna al perjudicado se le reconoció una incapacidad laboral permanente para su profesión habitual, tras haber necesitado 427 días para curarse totalmente. Los forenses constataron un perjuicio moral por la pérdida de calidad de vida, lo que unido a sus secuelas físicas lo hace merecedor de una indemnización de cien mil euros, que abonará la aseguradora del investigado.