Punto de inflexión, el marisqueo

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

monica ferreiros

24 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En el marisqueo los datos, los propios del Gobierno gallego, no hacen el relato. Y este se va fuera de nuestra realidad. Por ello, los datos publicados por Pesca de Galicia o aquellos de comercio internacional del Icex o Eurostat se obvian en las políticas de nuestro mar, apaciguado por los fondos europeos para coser el roto. Uno se pregunta no solo hasta cuándo, sino cómo —si se hace realidad el anunciado recorte de dichos fondos— será posible sobrevivir, por más que el empleo en el marisqueo sea una evidencia menguante: un 35 % inferior al empleo en el marisqueo a pie de hace veinte años.

Otra evidencia aporta el incremento de las importaciones de almeja y berberecho, en fresco o en congelado, desde los tradicionales países suministradores como Italia, el Reino Unido, Portugal o Francia a los también tradicionales, pero de menor entidad, como Canadá, Túnez o Bulgaria. Que en el caso de las congeladas alcanza a Vietnam, Chile o Corea, entre otros. Almeja japonesa que da soporte a los miles de toneladas importadas, que llegan a multiplicar por más de diez las propias de producción gallega. Y ello a pesar de la producción masiva aquí de almeja japonesa en medio natural, y de la ostra japonesa, llamada rizada, cuyas capturas en bancos naturales en los últimos años se aproximan a las 200 toneladas. Una almeja japonesa que, en el 2024, con solo 2.000 toneladas ya es el 90 % de la producción de almejas, y que respecto a cinco años antes supone menos de la mitad de aquella cosecha del 2019. Mientras, el berberecho, con menos de 500 toneladas, solo supone el 12 % de su cosecha en el 2019. Una producción total de almejas y berberechos en el 2024 que es la cuarta parte de la alcanzada cinco años antes.

En un mercado en crecimiento que, de acuerdo a Globefish (FAO), con cautela, puede alcanzar cuarenta mil toneladas de almejas importadas en 2023.

Uno puede ver en estas cifras y en esta realidad marisquera un punto de inflexión o no retorno, como alertaba en La Voz de Galicia el profesor Sebastián Villasante sobre otros ecosistemas en el mundo, señalando que los científicos «comunicamos la evidencia». Una evidencia que desmiente a la Consellería del Mar, en la comisión parlamentaria de octubre del 2023, cuando aventuraba «que la producción marisquera en Galicia se recupere entre 2026 y 2027. El departamento recuerda que la evolución de la producción es cíclica (sic), y que alcanzó mínimos en 2020». Pero, al parecer, el mínimo no fue tal. La cuestión es si los datos actuales (2024) y la serie histórica indican que nos acercamos a esa «frontera del punto de no retorno que, si se sobrepasa, no permitiría volver al estado anterior».

A la par de estas reflexiones está la descubierta —de la mano amiga de Sindo Villar— del reportaje de NODO, nº 797, de 1960, titulado La riqueza marisquera; al que se añade otro (nº 1659) sobre Jornadas del marisqueo en Noia en 1974. Imágenes de una Galicia que existió y aún asomaba en años recientes en los bancos de la Misela o el Freixo.