
Santos Cerdán ya está en la cárcel. Sin duda, un golpe muy duro para Pedro Sánchez, quien, aunque ya hemos dicho otras veces que el presidente del Gobierno puede con todo esto y más, está sufriendo su peor momento como líder del Ejecutivo. No en vano, en el caso que nos ocupa estamos ante dos posibles vías: la primera, que Cerdán (pieza fundamental del sanchismo) haya metido la mano en la caja, como apuntan los indicios que ha puesto sobre la mesa la UCO; y la segunda, que haya dirigido una operación ilegal de financiación del partido, lo que no deja de ser otra versión de lo de meter la mano en la caja y que emponzoñaría al propio Partido Socialista Obrero Español.
Pero Santos Cerdán abre una tercera opción, la tan manida conspiración judeomasónica. Asegura el encarcelado que es víctima de un contubernio: «Soy inocente, soy uno de los arquitectos de conseguir gobiernos progresistas en España y por esto estoy aquí», dijo ante la sorpresa de todo el mundo. Cerdán asegura que ha acabado con sus huesos en la cárcel porque está pagando muy caro la que ha sido su gran obra: la moción de censura que llevó a Sánchez a la Moncloa (amén de otras negociaciones vitales de la actual legislatura). Disparan contra él porque fue el orfebre que moldeó los principales hechos políticos que se han dado en España en los últimos años. Y claro, llegados hasta este razonamiento, ¿quién se está vengando? ¿El Partido Popular de Feijoo? ¿La omnipresente ultraderecha? ¿Un juez justiciero? ¿Una UCO al servicio de intereses espurios?
La verdad es que a tenor de lo que ha podido leerse en las últimas horas, nadie entiende la estrategia de la conspiración como método de defensa de Santos Cerdán. A pesar de los indicios que han trascendido hasta ahora, se entiende que proclame su inocencia y lo niegue todo, como suele ser tradición en cada enjuiciamiento. Pero Cerdán sorprendió a todos con una especie de reivindicación de su papel en el Gobierno de Pedro Sánchez. Y dado que el político navarro puede ser de todo menos tonto, ¿por qué pierde el tiempo y las energías aludiendo a una conspiración que no parece venir a cuento?
Quizá sea más creíble pensar que Cerdán está mandando un mensaje al propio Sánchez, a quien ruega que no le deje tirado después de haberlo dado todo por el puño y la rosa.
Ruega o advierte, vayan ustedes a saber cuál es la palabra adecuada.