Elogio del buen humor

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

EUROPAPRESS

12 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

He optado por no sufrir con las acciones, o inacciones, del Ejecutivo. Para qué. Nada importa lo que hagan, ni digan. Son el Gobierno y, por lo tanto, solo cabe acatar sus rumbos y decisiones. Una de las opciones más importantes que podemos adoptar en nuestras vidas es estar alegres. Voltaire decía que la decisión más importante que podemos tomar es estar de buen humor. Y el Gobierno de Sánchez nos da motivos para ello. Se preocupan por nuestra felicidad. Y eso es encomiable. En otras ocasiones los gobiernos se preocupaban por tener Presupuestos, un camino que recorrer, unos pactos con la oposición… fruslerías. Lo importante de cualquier gobierno, ahora, es preocuparse por la felicidad de los súbditos (disculpen el sustantivo, que obviamente en la España progresista es inadmisible). Lo dijo nuestra ministra de Trabajo y vicepresidenta, gallega de Ferrol, y la más preocupada por nuestra alegría. La pasada semana, luego de que el consejo ministerial aprobase la reducción de la jornada laboral, proclamó: «Hoy modernizamos las empresas españolas, modernizamos el mundo del trabajo y ayudamos a que la gente sea un poco más feliz». Gracias, ministra. Lo digo de todo corazón. Que nadie pueda ver en esta frase un ápice de sarcasmo. Ayudamos a que la gente sea un poco más feliz. Conmovedor.

La ministra no dice si habrá empresarios, pequeños empresarios, que sean un poco más infelices. Uno de ellos me dijo ayer que en esta tesitura solo le queda la opción de despedir a uno de sus cuatro empleados. Sacó papel y bolígrafo. Y los números decían lo que decían: para mantener en pie el negocio tenía que despedir a un trabajador. No importa. Los empresarios son mala gente y ya se sabe que pertenecen al ámbito de la «fachosfera». Ellos no se preocupan por la felicidad. El Gobierno, sí. Quizá alguien pueda pensar lo contrario. Se equivoca. No solo la vicepresidenta Díaz desea hacernos más felices. El presidente es el primero que se dedica a tal menester. Cómo olvidar su intervención parlamentaria el pasado miércoles. A mí me caían las lágrimas. De felicidad, por supuesto. Hasta me levanté de la silla y me puse a aplaudir. Señaló, grosso modo, que el apagón que sufrimos hace quince días era una bendición. O poco menos. Hubo un 24 % menos de incidencias que un lunes normal, dijo nuestro presidente. Y menos delitos. Es decir, España fue más feliz. En este contexto, me apuro a prescribir un apagón semanal. Sería un remedio magnífico para los percances que sufra España. Incluso se podría reducir la plantilla de Guardia Civil y la policía. Si bajan las incidencias con cada apagón, para qué precisamos a tantos. Eso es preocuparse por los ciudadanos. Preocuparse por nuestra felicidad. No importa la responsabilidad en cualquier desastre. El Gobierno carece de responsabilidad alguna. Incluso más, cada desastre propicia un mayor gozo a los españoles. Lo dicho, la decisión más importante es estar de buen humor.