Cachemira, en el ojo del huracán

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

HARISH TYAGI | EFE

26 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Los movimientos poblacionales derivados de drásticos cambios climáticos y, sobre todo, conflictos armados se han traducido en el asentamiento de grupos étnicos y religiosos muy diversos en los territorios más fértiles, con más tránsito comercial o más protegidos por barreras defensivas naturales. La ubicación estratégica de estas áreas las ha convertido en objeto de deseo de las diferentes civilizaciones dominantes o invasoras, y, por lo que respecta a los tiempos más recientes, de las potencias coloniales europeas. Así, el dominio político y militar británico de varios siglos sobre la India supuso un difícil proceso de lucha por la independencia que cristalizaría en 1947 con la partición del territorio en dos nuevos Estados: uno de mayoría hindú, la India, y otro de mayoría musulmana, Pakistán. Su puesta en marcha resultó muy traumática como consecuencia del traslado de la población hindú a la India y de la musulmana a Pakistán. Se estima que solo un tercio de los musulmanes prefirieron quedarse en la India.

Sin embargo, como siempre ocurre con los conflictos territoriales, no todas las disputas logran resolverse de manera satisfactoria para ambas partes, sobre todo cuando se trata de áreas de fronterizas y con recursos naturales como es la región de Cachemira. Esta zona, ubicada al sur de la cordillera del Himalaya, pese a ser de mayoría musulmana, fue dividida entre China, la India y Pakistán, siendo la parte anexionada por este último la más despoblada, de peor acceso y con menor capacidad económica. Aunque las áreas adjudicadas tanto a la India como a Pakistán están formalmente bajo la administración de cada uno de estos países, ninguno de los dos ha reconocido el dominio del otro. Ello ha supuesto roces constantes, que provocaron las guerras de 1965 y 1999.

La insurgencia musulmana lleva en activo desde 1989, lo que ha supuesto el despliegue de medio millón de soldados hindúes en la región. No obstante, no ha impedido el atentado del pasado miércoles que ocasionó la muerte de 26 turistas en la localidad de Pahalgam, un importante lugar de peregrinación hindú. El cruce de reproches ha renovado el temor de un nuevo enfrentamiento militar entre estas dos potencias nucleares que pondría en jaque la estabilidad del subcontinente indio, en un complejo entorno económico y geopolítico.