Maganistán

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

Kent Nishimura | REUTERS

06 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La secta. Así se refieren muchos estadounidenses al MAGA, el movimiento Make America Great Again. Otros le llaman a su propio país Maganistán. Con humor. Con tristeza. Y con preocupación. Los trumpistas de abajo, los que no disfrutan de una semana laboral de cuatro días para irse los viernes a sus propios campos de golf tras detonar una bomba económica, confían en el paraíso que les promete su líder. Van readaptando su discurso. Era necesaria esta intervención quirúrgica y llegará la recuperación. «El paciente necesitaba una limpieza bucal y lo han operado a corazón abierto», responden los economistas.

Stellantis ha confirmado el despido temporal de 900 trabajadores en EE.UU. Trump anunció sus aranceles, la compañía paralizó plantas en México y Canadá y, como consecuencia, se suspendió la actividad en instalaciones en el Medio Oeste estadounidense. Son medidas inmediatas ante el golpe. Se lo explicó Antonio Filosa a sus empleados en una carta. Filosa es jefe de operaciones de la firma para América del Norte y CEO de Jeep. Un señor de Nápoles. Porque en este mundo ya no existen las aldeas de Astérix. Pero los que sostienen la bandera de Maganistán dicen que esos trabajadores se van a la calle por problemas crónicos de la empresa. El discurso. Como con el sarampión. Ahora los antivacunas aseguran que el niño que murió en Texas fue víctima de una neumonía, que los médicos mienten. Como si la neumonía no fuera una consecuencia letal del sarampión. «Es como si lanzan a alguien desde un décimo piso y te dicen que la causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico. Sí, claro, pero no habría ocurrido si no te hubieran arrojado al vacío», respondía un médico. Los costaleros de la secta dirán que, con el empujón de Trump, los americanos volarán sobre un colchón de plumas. Pero todos vamos hacia el asfalto.