José Aguilera, dermatólogo: «Una protección 10 es como llevar una camiseta de lino con agujeros por todos lados»
VIDA SALUDABLE

El experto remarca que «no hay que huir del sol», pero para que la exposición a este sea beneficiosa «debe ser menos de la mitad del tiempo del que provoca una quemadura solar»
11 jun 2025 . Actualizado a las 15:26 h.La exposición al sol es una moneda de dos caras. Su impacto en nuestro organismo es una agresión que oxida el tejido cutáneo y que afecta a nuestro ADN. Estos daños pueden tener efectos prolongados. Pero al mismo tiempo, necesitamos de la luz solar para regular nuestro ritmo circadiano y para sintetizar vitamina D, un elemento fundamental para numerosos procesos fisiológicos. El doctor José Aguilera, coordinador del Grupo Español de Fotobiología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica cómo lograr el equilibrio necesario para aprovechar los beneficios del sol evitando sus riesgos.
—¿Qué ocurre en nuestra piel a nivel celular cuando nos exponemos al sol sin protección?
—Si nos ponemos un día de verano a dar un paseo a partir de las doce del mediodía, con la cantidad de radiación que llega a nuestra piel, vamos a generar un deterioro en las moléculas del ADN de nuestros queratinocitos (células predominantes en la epidermis, capa más exterior de la piel). Esos daños en la cadena de ADN provocarán que cuando los queratinocitos se vayan a replicar o tengan que abrirse por un gen determinado, los sistemas de lectura de los genes no van a funcionar.
—¿Nos afecta a nuestro sistema inmunológico?
—Sí. Todo el sistema inmunológico va a empezar a trabajar para poder proteger o intentar reparar esos daños. Se produce una inmunosupresión. Hay una mayor entrada de sangre en el tejido que provoca que se nos produzcan eritemas (quemaduras solares) y todos estos sistemas se van a ir reparando en esas 48 y 72 horas posteriores. Por eso nos duele tanto la piel. Pero además de los rayos UVB, también entran en nuestra piel los UVA, que van a generar estrés oxidativo y una desnaturalización: la piel se pone más tensa, se pierde elasticidad y se dan los efectos del fotoenvejecimiento.
—¿Existe una «cantidad saludable» de sol?
—Sí. No hay que huir del sol, se debe tomar obligatoriamente. Ahora bien, se estipula que para que sea beneficioso tiene que ser tomado menos de la mitad de la dosis de radiación que nos provocaría una leve quemadura solar.
—¿Cómo saber cuánto tiempo es para que resulte beneficioso?
—Pongamos un ejemplo. Un día de primavera en el que da el sol, si soy un fototipo cutáneo de ojos marrones y pelo castaño, y me expongo sin protección, a los veinte o treinta minutos de exponerme al sol al mediodía, ya se produciría un daño en la piel. La mitad de ese tiempo (de diez a quince minutos) es el ideal, lo saludable. Mostrando nuestros antebrazos, cuello y cara, ese tiempo sería suficiente. Con cinco minutos en esas circunstancias, ya producimos mil unidades internacionales de vitamina D, que es la dosis perfecta para tener unos niveles óptimos.
—El índice UV aparece en las aplicaciones móviles del tiempo. ¿Qué significa exactamente?
—Es el índice de radiación ultravioleta solar que puede producirnos un efecto de eritema en la piel. En una escala de uno en adelante y, a partir de diez, es muy extremo. Se determinó por colores. En invierno y en esta época por la mañana, en las primeras horas del día el índice ultravioleta no pasa de 2, que es seguro (verde). De 3 a 5 (amarillo), es nivel medio: es el que nos podemos encontrar ahora entre las 9.00 y las 11.00 horas de la mañana. A partir de ahí, pasamos a 6 y 7, que es nivel alto (naranja) y hasta las 16.00 o 17.00 horas se dan los índices expresados con color rojo, que significan que vamos a tener unos niveles muy altos o extremos (violeta) de radiación UV. Ahí hay que tomar todas las precauciones. Hay que protegerse siempre que este se encuentre por encima de 5.
—¿Un índice UV alto implica que debemos evitar el sol?
—La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es no exponerse directamente, pero podemos hacerlo si utilizamos las medidas de protección adecuadas. No es solo echarse crema, esta, en realidad, es la última de ellas.
—¿Cuáles son esas medidas de protección?
—La primera es entender que si puedo evitar exponerme en las horas centrales, mejor. Pero si tengo que hacerlo, recurrir a la sombra, que da un valor de protección maravilloso. También recurrir a gorras o sombreros, imprescindibles en los niños. De hecho, de abril a septiembre, deberían llevar siempre una de las dos opciones. Sin olvidarnos de las gafas de sol para proteger nuestros ojos y, en las partes expuestas, la crema solar bien aplicada.
—¿Qué se debe mirar en la etiqueta de un fotoprotector?
—El protector solar tópico es una camiseta química. Lo que te estás aplicando es un conjunto de moléculas que están diseñadas para absorber y reflejar la luz ultravioleta. Puede llegar a combinar hasta cinco o seis moléculas distintas y cada una va a absorber una parte de la radiación ultravioleta. Las hay que absorben los UVB, los UVA, y otras que todas las longitudes de onda. Se combinan varias para tener un factor lo más grande y alto posible, es decir, cuanto más alto sea el factor de protección solar, la camiseta será más tupida. Así, un FPS 50 es como si te pones una camiseta vaquera que no deja pasar prácticamente la luz. Pero si te pones uno de 10, es como llevar una de lino con agujeros por todos lados; al cabo de un tiempo, te estás quemando. El índice de FPS 50 significa que al ponerte la camiseta química reduces la entrada de radiación solar en tu piel en 50 veces respecto a la que entraría en tu piel sin estar protegida.
—Existen muchos mitos sobre este valor de la fotoprotección.
—Sí, como que cuando te echas un FPS 50 puedes estar 50 minutos al sol. No es cierto. En realidad significa que de cada cien fotones que llegan a tu piel sin estar protegida, cuando te pones esa «camiseta química» de protección 50, solo llegarían dos. Porque el cálculo es: cien entre cincuenta (o el índice que sea).
—¿Qué enfermedades se evitan con una buena rutina de fotoprotección?
—Con una buena fotoprotección a lo largo de tu vida vas a prevenir una patología muy importante, el cáncer de piel. Tanto el melanoma como el carcinoma. También el envejecimiento cutáneo que supone la exposición crónica a la radiación ultravioleta y los daños a nivel neurológico. La inmunosupresión que hace que nos bajen las defensas y acabemos desarrollando otro tipo de enfermedades como las infecciones. La exposición solar es obligatoria, pero sin llegar a quemarse.