Sandra Giménez, experta en sueño: «Hay que tener regularidad en la hora de ir a dormir y en la de despertar»

VIDA SALUDABLE

La neurofisióloga, coordinadora del grupo de trabajo Cognición y Sueño de la SES, insiste en que descansar es estar activo de otra manera
14 may 2025 . Actualizado a las 12:28 h.Sandra Giménez se dedica a estudiar cómo otros duermen y a solucionar los problemas de sueño en aquellos que no son capaces de conciliarlo. Es neurofisióloga de la Unidad Multidisciplinar del Sueño del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y coordinadora del grupo de trabajo Cognición y Sueño, de la Sociedad Española del Sueño. Recuerda que dormir no solo es descansar, sino estar activos de otra manera.
—Su ponencia se titula «Salud del sueño». ¿Qué se entiende por este concepto?
—La salud del sueño es un concepto bastante similar a lo que es la salud cerebral, que engloba todas las actividades y acciones que podemos hacer para conservar la mejor salud cerebral, entendiendo esto como el óptimo funcionamiento de nuestro cerebro para todas las actividades. Supone lo mismo que hacer ejercicio, mantener unos hábitos sanos, pues también es la salud del sueño, que sería como mantener una óptima calidad del descanso y una óptima vigilia.
—¿Cómo se mantiene una óptima calidad del sueño y una óptima vigilia?
—Decimos siempre que hay una parte que es a nivel individual, cada persona puede por sí misma intentar mejorar su sueño. Eso es importante en cualquier edad y en cualquier situación, es decir, tú puedes ser más o menos mayor o tener más o menos enfermedades, pero siempre puedes hacer algo para intentar mejorar tu sueño, que en principio lo hacemos con las medidas higiénicas del sueño y su calidad. No hay que olvidar que hay un modelo socioecológico, en el sentido de que no solo estamos solos, sino que dependemos de una sociedad, depende de un barrio donde vivas, depende de qué políticas haya, depende de lo que sea, se afecta más o menos tu sueño.
—¿Qué pasa en el cerebro de una persona que duerme?
—Cuando dormimos, reparamos nuestro cuerpo en general. Suceden toda una serie de funciones que aseguran que tengamos una buena vigilia. Tenemos una función principal que está enfocada en el aprendizaje o en la memoria. Es decir, todo lo que aprendemos durante el día lo consolidamos durante el sueño para que tengamos un recuerdo mucho más fácil durante la mañana. También regulamos las emociones; si no dormimos bien, estamos más ansiosos, más irritables. Hay factores hormonales, durante el sueño se segregan hormonas para controlar funciones endocrinas, el apetito o el peso.
—¿Qué consecuencias puede tener, a largo plazo, la carencia de sueño?
—Muchas. De hecho, es lo que estudiamos con el sueño, miramos qué sucede si estas funciones no son correctas. Es decir, si yo no duermo bien, a nivel emocional, tengo mucho más riesgo de tener problemas de depresión. A nivel cognitivo, una mala calidad de sueño es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas y demencias. A nivel del sistema inmunológico, no dormir disminuye su función. Con lo cual tenemos muchas más alteraciones que van desde una menor eficacia de las vacunas, a que tengamos más infecciones de repetición, o más asociaciones con el cáncer o la obesidad.
—Dice que no dormir es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, pero también es un síntoma precoz de algunas de ellas. Parece que nos lleva a pensar qué fue antes, si el huevo o la gallina.
—Sí, es una relación bidireccional. Es decir, casi todas las personas que tienen una enfermedad neurodegenerativa tienen trastornos del sueño. Ya sea un descanso más fragmentado o más parasomnias. Sin embargo, en los últimos diez años hemos visto que el sueño es uno de los primeros factores afectados en este proceso de neurodegeneración. Por eso nos sirve de dos maneras. Primero, como una especie de bandera roja para que nos haga estar atentos a cuando esto aparezca. En este sentido, sabemos que, por ejemplo, en el alzhéimer, las proteínas que se acumulan, la amiloide y la tau, están ya en núcleos que controlan los sistemas de vigilia-sueño. En otras palabras, cuando hay una alteración del sueño, puede responder a que hay afectación de estos núcleos y generan alteraciones del sueño. Y, segundo, sabemos que tener alteraciones del sueño es un factor de riesgo que estaría acelerando esta progresión a la enfermedad de Alzheimer.
—En el cerebro también tenemos basura. ¿Está relacionado?
—Sí, durante el sueño, y concretamente, durante el sueño profundo, es el sistema glinfático, que es es este sistema de limpieza de basura cerebral. Es necesario porque el hecho de estar activos nos genera residuos, como la vida misma. Viendo al prototipo del alzhéimer, precisamente, se generan por acumulación de tóxicos, si tenemos una mala calidad del sueño, esto no se limpia bien, con lo cual favorecemos y acumulamos este alzhéimer.
—Los expertos en sueño estudiáis la calidad de sueño de vuestros pacientes. ¿Y de la vigilia?
—Sí, siempre. No podemos separarlo. Es un estado de vigilancia de 24 horas, es decir, no podemos decir esto es de vigilia, esto es de sueño, son 24 horas, y aparte una influye en la otra.
—¿Qué consecuencias puede tener la privación de sueño en adolescentes? Al final, son cerebros que se están desarrollando.
—Son diferentes en el entendimiento de que cada edad tiene sus particularidades, pero en el caso de los adolescentes, el hecho de no dormir, tiene consecuencias mucho más dramáticas. Primero, a nivel emocional, porque ya se juntan factores hormonales, factores sociales. Es decir, ser adolescente no es fácil. El hecho de no dormir aumenta más los problemas del estado emocional, mayor riesgo de ansiedad o depresión, y de una debilidad emocional muy clara. El hecho de no dormir, y sobre todo con las pantallas, las móviles, que hacen que retarde el inicio del sueño, hace que los adolescentes, más aún que la sociedad en general, tengan privación de sueño. Esto produce que vayan a clase dormidos, no están receptivos, lo que tiene consecuencias claras en el aprendizaje. Estos son importantes problemas.
—¿Cuáles son las dos, tres fundamentales que incluso usted pone en práctica?
—Tener siempre una regularidad en la hora de ir a dormir y la de despertar. Yo soy más fan de la hora de despertar, porque es sobre todo la que nos marca la luz y actividad, es la que nos marca nuestro ritmo circadiano. Y, después, todo lo que son rutinas de antes de irnos a dormir. No utilizar pantallas, ni hacer un ejercicio muy bestia antes de acostarnos. Para mí, son los dos pilares máximos, al principio y al final.