El hombre que burló todas las puertas del aeropuerto para morir bajo un avión: «Pensé que había sido un pájaro»

P.A.

INTERNACIONAL

Paco Paredes | EFE

Este martes Andrea Russo, un joven italiano de 35 años, fue succionado por el motor de una aeronave en Bérgamo que estaba a punto de despegar hacia Oviedo

09 jul 2025 . Actualizado a las 18:45 h.

Andrea Russo, un joven italiano de 35 años, llegó este martes al aeropuerto de Bérgamo, en Milán, montado en un Fiat 500 de color ladrillo. Lo aparcó frente a la terminal de llegadas y lo dejó con las llaves puestas. Eran poco más de las diez y media de la mañana cuando se colocó junto a la puerta por la que habitualmente salen los pasajeros recién aterrizados. Aprovechó un descuido del personal de seguridad para cruzarla. Primero accedió a la zona de recogida de equipajes; después, atravesó una puerta de emergencia y llegó directamente a la pista. A lo lejos vio aparcado un Airbus A319. El avión estaba en fase de despegue, saliendo de la zona de aparcamiento. Russo corrió hacia él y uno de los motores lo absorbió. Murió en el acto.

La aeronave, perteneciente a la compañía Volotea, estaba a punto de despegar con destino a Oviedo. Desde una de las ventanillas, Carmen, una pasajera del vuelo, vio cómo un hombre corría hacia la aeronave y se deslizaba bajo el fuselaje. «Se coló por debajo del avión», ha relatado. Instantes después, una fuerte vibración sacudió el aparato. El estruendo desató el pánico entre muchos de los pasajeros, a los que pudo ver con las manos en la cabeza y en el suelo.

El vehículo que Andrea Russo dejó aparcado en la entrada del aeropuerto de Bérgamo.
El vehículo que Andrea Russo dejó aparcado en la entrada del aeropuerto de Bérgamo. Claudia Greco | REUTERS

«Pensé que había sido un pájaro, pero una chica dijo "se ven piezas de carne", un animal o algo así», ha recordado Stefano Carrara, otro de los pasajeros, en declaraciones a la agencia EFE. Ana, que también viajaba a bordo, ha explicado que el avión estaba dando marcha atrás para incorporarse a la pista cuando «se ha oído un ruido tremendo» en la turbina del motor. Poco después, el comandante se dirigió a los pasajeros con voz temblorosa para informarles de «un problema muy grave que involucraba a una persona».

Los bomberos formaron un «pasillo» para que las 154 personas a bordo pudieran bajar del avión sin que tuvieran que presenciar el suceso, aunque «todo estaba tapado» con mantas. Dos pasajeros italianos que viajaban con su hija y se encontraban visiblemente afectados, han confirmado que el piloto estaba «pálido» y «en shock» cuando ha salido al pasillo a informar de lo sucedido.

Las autoridades barajan el suicidio como principal hipótesis del suceso. Según informa Corriere della Sera, la investigación trata de esclarecer si Andrea Russo tenía algún tipo de vínculo con el aeropuerto o con el mundo de la aviación, dado el conocimiento que aparentaba tener del entorno. El citado medio lo describe como un joven que en su adolescencia había sufrido problemas de adicción, aunque más tarde fue acogido por una comunidad de rehabilitación y, en los últimos años, intentaba reconstruir su vida. El caso ha generado además una fuerte polémica en Italia por la facilidad con la que logró atravesar todas las barreras de seguridad y llegar hasta la pista sin ser interceptado. El recorrido, apuntan medios italianos, era de unos 200 metros llenos de puertas de emergencia, muros, controles de seguridad y varios obstáculos.

Por ahora, Volotea está trabajando con las autoridades italianas para esclarecer lo ocurrido y ha ofrecido apoyo psicológico a los 154 pasajeros y a los seis miembros de la tripulación del avión. En un comunicado, la aerolínea ha expresado que «lamenta profundamente este trágico suceso» y ha trasladado sus condolencias a la familia del fallecido, al tiempo que ha mostrado su agradecimiento tanto a la tripulación, por la «rápida respuesta y el apoyo brindado a los pasajeros», como a estos por su colaboración durante el incidente.

Las personas con conductas suicidas y sus allegados pueden recibir ayuda las 24 horas llamando al 112, al Teléfono de la Esperanza (717 00 37 17) o al número de atención a la conducta suicida 024.