Rumia, la joya electrónica que debemos descubrir: «Mi música es para momentos en los que una necesita parar y sentir»
FUGAS

Para sorpresa de no pocos, incluída ella misma, la coruñesa Rumia fue la ganadora del premio Martín Códax de la Música en la categoría de electrónica. Tras escuchar su último disco es fácil entender por qué.
27 jun 2025 . Actualizado a las 22:39 h.Cuando hace unas semanas, en la gala de los premios Martín Códax de la Música, se abrió el sobre y se anunció que la ganadora en la categoría de electrónica era Rumia, no fueron pocos quienes echaron mano del móvil para ver qué y quién había detrás de ese nombre. Y en parte no es extraño. Rumia, el proyecto de la coruñesa Blanca Pereira, nació en el 2020 en Berlín, donde ella estudiaba composición musical. Allí se gestaron y grabaron sus dos discos. Hace algo más de un año Blanca regresó a España pero se asentó en Madrid. «Allí está mi productor, el estudio donde grabo y la mayor parte de la industria musical. Si no fuese por eso, viviría en Galicia, sin duda», comenta.
El caso es que quienes indagaron en el proyecto de Rumia se toparon una más que gratificante recompensa. Una joya musical de muchos quilates, intensa, cálida y emotiva en su corazón y envuelta en un sutil celofán de electrónica preciosista. Su mejor exponente es Old enough to save myself, el álbum que Rumia publicó hace un par de meses. Doce canciones de pop atmosférico, acogedor e intimista. Doce paisajes sonoros en los que voz y piano marcan un elegante contrapunto a las sedosas texturas electrónicas.
—¿Cómo definirías tu sonido?
—Es una mezcla entre el trip hop melancólico y electrónico de los 90 con elementos más acústicos como el piano y la guitarra, con la voz siempre muy presente y letras introspectivas. Entiendo que es música para escuchar con detenimiento o para momentos en los que una necesita parar y sentir.
—Cuando hablamos de música electrónica, lo primero que a uno se le viene a la cabeza es la pista de baile. Pero tú apuestas por otro tipo de sonoridades, mucho más ambientales, atmosféricas y cargadas de emoción. Es así como entiendes tu música?
—Para mí, la electrónica es una herramienta para crear paisajes sonoros que acompañen la emoción de aquello que estoy cantando. Siempre me pareció muy melancólica la forma en la que se hacían las producciones de Portishead o Massive Attack, que eran muy variadas pero en las que sonaban los instrumentos justos para hacerte sentir emociones profundas. Hoy en día creo que ese tipo de música puede resultar más difícil de digerir porque estamos a acostumbrados a que todo tenga un ritmo vertiginoso y cambie rápido. Pero yo quería recuperar un poco de aquello que se perdió, ese tiempo para habitar una emoción. Hasta ahora nunca he hecho música con la intención de hacer bailar.
—¿Ese «hasta ahora» quiere decir que igual en próximos trabajamos nos topamos con una Rumia diferente?
—No me atrevo a decir diferente, pero sí que es cierto que mi directo es menos contemplativo y más bailable y en esta gira que acabo de terminar me ha gustado ver a la gente bailar y disfrutar con mi música. Estoy empezando a componer algunas nuevas canciones y no descarto que vayan un poco por ahí.
—A pesar de que la mayoría son inglés, tus letras tienen aportan un contenido de mucha intensidad a tus canciones. ¿De qué nos quieres hablar?
—En mis canciones hay una voluntad clara de ponerle palabras a lo que muchas veces queda en el silencio. Me gusta hablar de la salud mental, de las heridas que no se ven, de las relaciones familiares que dejan marca y de como el aprender a cuidarse es también un acto de amor. Para mí, las letras son una forma de ordenar mi caos emocional. Y si pueden ayudar a alguien a hacer lo mismo, ahí es donde entiendo que mi trabajo cobra sentido. Tampoco busco dar grandes lecciones. Solo contar lo que me duele y lo que me cura.
—De las doce canciones, hay una en portugués, otra en castellano y el resto en inglés. ¿Puede eso resultar un hándicap a la hora de dar a conocer aquí tu proyecto?
—Sí, soy consciente de que cantando en inglés es más difícil que me conozcan. Yo empecé a escribir y a cantar en inglés porque vivía en Alemania y era la lengua en la que pensaba en aquel momento. Pero poco a poco he ido recuperando el castellano y el portugués y no descarto en absoluto escribir en gallego. De hecho, sería algo muy bonito. Pero quiero seguir explorando con todos los idiomas que forman parte de mí.
—¿Cómo fue el momento en el que escuchaste tu nombre en la gala de los premios Martín Códax? Casi todo el mundo daba por favoritos a Lontreira.
—El premio me sorprendió muchísimo. No me lo esperaba para nada. Y precisamente por eso me hizo tanta ilusión. Después de tantos años viviendo fuera, este premio ha sido como una llamada de vuelta a casa, como un «aquí estamos y te escuchamos». Entonces, para mi tiene un valor emocional muy grande y espero que me pueda abrir puertas muy hermosas.
—¿Lo has notado ya en algo?
—Sobre todo en la atención que me han prestado los medios de comunicación. Me han llamado para bastantes entrevistas. Yo espero que el premio pueda ayudarme a darme a conocer un poco más porque confío mucho en que mi propuesta le guste a la gente que me descubra y me escuche.