
Crónica de la investigación: la prueba de cargo contra el navarro Santos Cerdán
15 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«¿Cómo jugar a un juego en el que no conoces cuáles van a ser las reglas?», se preguntan en la UCO. La Guardia Civil reconoce que el jueves enseñó un as que «absolutamente nadie», más allá de Koldo García, sabía que existía, pero avisa de que «la baraja es mucho más amplia». Las grabaciones del exasesor de José Luis Ábalos dieron una patada al anterior tablero y plantean una nueva partida llena de incógnitas. Los audios de antiguo portero de prostíbulo, aunque grabados en secreto, con mala calidad y de forma chapucera, «revisten una importancia capital» porque introducen nuevos personajes en el caso Koldo, desmontan la estrategia de defensa de Ábalos y García, derribaron a Santos Cerdán, y abocan a Ferraz a la zozobra infinita sin saber por qué flanco van a llegar los golpes.
Las 16 horas que la UCO incorporó al devastador informe que entregó el pasado 5 de junio al Supremo son «solo una parte» de las grabaciones que Koldo comenzó a hacer, al menos, desde el 9 de abril del 2019 —ante el vértigo de los tejemanejes en los que participaba y, sobre todo, azuzado por las inseguridades y el miedo a ser utilizado y luego abandonado a su suerte—, copiando la táctica del comisario José Villarejo de registrar todos sus encuentros.
El exchófer almacenó estos audios como «salvavidas» para usarlos, llegado el caso, como forma de extorsionar o para llegar a un acuerdo con Anticorrupción. Sin embargo, esta última baza se esfumó cuando el 21 de febrero del 2024, durante la operación Delorme en la que fue detenido, la UCO encontró en su domicilio de Polop de la Marina (Alicante) sus memorias portátiles. La vendetta, por tanto, no fue tal porque el imputado no la deseaba; máxime cuando esos audios también lo crucifican a él. El exasesor, así lo demostró en los últimos 14 meses, tenía pánico a que la UCO hallara esos dispositivos, pero los intentos de su defensa de buscar la nulidad de aquel registro para neutralizar los audios fueron infructuosos.
No hubo suerte con los escritos que alegaban que las memorias digitales no eran suyas sino de Ábalos, y que él solo las custodiaba, por lo que no podían ser analizadas dada la inmunidad de la que gozaba por entonces el exministro como diputado. Tampoco tuvieron éxito los alegatos de sus abogados de que el Supremo incurría en una investigación prospectiva al ordenar informes sobre las adjudicaciones de obra civil amañadas, cuando el caso se debía ceñir al cobro de comisiones por los contratos de administraciones socialistas para comprar mascarillas a la trama de Víctor de Aldama por 53 millones durante la pandemia.
Ahora, las grabaciones construyen un «andamiaje sólido» para acusar a Cerdán de ejercer como el líder de una «organización criminal» que iba más allá del material sanitario y que forjaba su negocio millonario, como denunció Aldama, en las mordidas por obra pública. El entonces número tres del PSOE no sospechaba que la insistencia de Koldo en tocar esos temas era para tenerlos grabados, pero, ahora, estos audios —se felicitan en la UCO— van a permitir la rápida imputación del político navarro, ya sea con suplicatorio o no, e investigarlo ya sin trabas.