
Fernando Romay, Miguel Juane y Miguel Piñeiro son algunos de los miles de afectados que demandan un reconocimiento a la Seguridad Social
09 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La carrera de muchos deportistas es tan intensa como fugaz. Una gran parte comienza a competir a edades muy tempranas y debe abandonar su disciplina cuando el resto de la población comienza a desarrollarse profesionalmente. Esta situación deja desprotegidos a muchos de ellos de cara a la futura jubilación.
Fernando Romay (A Coruña, 1959), Miguel Juane (Vigo, 1965) y Miguel Piñeiro (Narón, 1968) son algunos de los ejemplos de jugadores de baloncesto que no cotizaron en su etapa como profesional. Todos estos deportistas, algunos internaciones y medallistas olímpicos, llegan al 2025, alcanzando o rebasando la edad de jubilación siendo víctimas de un sistema que les impedía contribuir a la Seguridad Social.
Para ellos, es como si no hubieran trabajado durante todos esos años, estando en nómina de los clubes hasta 1993. Siendo deportistas profesionales, en definitiva, aunque la normativa no les otorgara ese reconocimiento y les negara la protección social.
«No cotizábamos porque no nos dejaban, era imposible. Para participar en los Juegos Olímpicos no podías ser considerado deportista profesional y eso implicaba que no podías cotizar a la Seguridad Social. Estuve toda mi etapa en el Real Madrid sin cotizar hasta que fui a Galicia al OAR Ferrol», afirmó Fernando Romay. Estos deportistas, menos los futbolistas de élite, vivían en un limbo legal que ahora tantos años después, pone en riesgo la calidad de su vejez.
Para Miguel Juane existía una contradicción entre el concepto profesional desde una perspectiva laboral y otra deportiva. «Yo jugué en el Obradoiro, en el Bosco y de aquella había jugadores americanos que venían cobrando un dinero, y como ellos, todos, en mayor o menor medida. Es un síntoma de que cobrábamos, se daban los requisitos de laboralidad, pero no teníamos cotizaciones».
Miguel Piñeiro afirmó que los clubes también tenían una parte de culpa de la situación, no solo el Estado. «Ellos no estaban interesados en cotizar porque para los equipos eran un gasto más. No es justo que tuvieran de aquella una estructura profesionalizada (administrativos, secretaria...) cotizando y los jugadores nada», matizó.
Visitaron el Congreso en busca de una medida eficaz
A principios de agosto, un grupo de deportistas impulsados por Fernando Romay y Almudena Cid y apoyados por UGT y la Fundación Blanca Fernández Ochoa, visitaron el Congreso de los Diputados para exigir responsabilidades al Gobierno en cuanto a que reconozcan los años de cotización de todos los deportistas profesionales de la época (hasta el 1993).
«La intención del CSD es que haya una solución. Se está valorando, tienes que mirar cuantos son los afectados y que situación tiene cada uno de ellos porque tiene un coste y a ver quien lo podría cubrir. Soluciones hay varias y están viendo cuál es la peor, soy optimista», razonó Romay.
«Dedicamos nuestros años de adolescencia a jugar al baloncesto y merecemos una compensación. Si se acredita que jugamos en Primera B, en ACB o en la Liga Femenina, en el caso del baloncesto, que equiparen a la situación del alta. El Consejo Superior de Deportes tiene planes de exdeportistas de élite para casos como este», reivindicó Juane.
La participación de las estrellas norteamericanas de la NBA en Barcelona 92 fueron un antes y un después, ya que se consideraban una competición para deportistas amateur hasta su llegada. «Como vendes tú que vienen profesionales y tu no cotices», reclamaba un Piñeiro que también consideraba un problema de aquella la participación de un tercer extranjero en la Liga ACB.