Morata, el arte de ser un nómada

Daniel Panero COLPISA

DEPORTES

Kai Pfaffenbach | REUTERS

Su aterrizaje en el Como supondrá el décimo cambio de aires del delantero español en quince temporadas, dejando a su paso 223 millones entre traspasos y cesiones

09 ago 2025 . Actualizado a las 17:31 h.

Álvaro Morata lo ha vuelto a hacer. Acababa de terminar de deshacer las maletas después de llegar a Turquía en el mes de febrero y, apenas seis meses después, vuelve a cambiar de aires. Lo hace para enrolarse en las filas del Como de Cesc Fábregas, un equipo que le permitirá regresar a la Serie A, competición en la que más cómodo se ha sentido, estar en un fútbol de alto nivel con la mira puesta en el Mundial del 2026 y ser importante en un proyecto ambicioso como es el de uno de los clubes que más ha crecido en los últimos años en Italia.

Y es que esa era precisamente la principal prioridad de Morata en este mercado de fichajes. Tan pronto como llegó el interés del Como, el ariete puso todos los huevos en esa cesta para intentar salir del Galatasaray. El problema era que la cesión del Milan al club turco era hasta el 20 de enero del 2026, una traba que ha costado más de la cuenta desencallar. Finalmente el acuerdo entre los tres clubes llegó por 5 millones de euros para el Galatasaray, un millón al Milan por la cesión para la presente temporada y nueve más para los Rossoneri que se harán efectivos el próximo verano con una opción de compra obligatoria.

Ha sido una operación compleja, fiel reflejo de lo que ha sido la carrera de Morata desde que irrumpiera con fuerza en el Real Madrid hace ya casi quince años. Desde entonces no ha parado de cambiar de aires. El delantero nómada estuvo en los filiales del Atlético de Madrid, el Getafe y el Real Madrid en una clara muestra de lo que se venía. Finalmente se estabilizó en el conjunto blanco y debutó con el primer equipo el 12 de diciembre de 2010 contra el Real Zaragoza en La Romareda.

Era un Real Madrid con un poderío ofensivo extraordinario. Coincidió con Di María, Higuaín, Benzemá, Cristiano Ronaldo o Gareth Bale, jugadores que no le impidieron hacerse un sitio como fondo de armario pero que, en el largo plazo, suponían una barrera para su progresión. El Madrid vio en él la oportunidad de hacer caja y le dejó ir en el 2014 a la Juventus por 20 millones de euros, guardándose en la recámara una opción de recompra por 30 kilos, ya que nadie en la casa blanca dudaba de su potencial. Esa opción se hizo efectiva en el 2016, cuando Morata ya llevaba 27 goles con la camiseta bianconera en dos temporadas.

El Madrid, con Zinedine Zidane en el banquillo creyó en él, le dio minutos en la 16-17 y el punta respondió con 15 goles en la Liga, unos números que dejaban al madridismo en duda. Había potencial, pero quizá no sería suficiente para todo un Real Madrid, así que se volvió a hacer caja con él. 66 millones de euros puso el Chelsea sobre la mesa en una operación que parecía ser por fin la definitiva para Morata.

Sus condiciones se podían adaptar a la perfección al vértigo del fútbol inglés y podía coincidir, además, con un Conte que ya le tuvo en la Juventus y que supo exprimir todas sus cualidades. Tampoco terminó de cuajar allí, fue de más a menos, y apenas un año y medio después se marchó con 24 goles en 72 partidos y un duro mensaje del Chelsea, que definió su adiós en redes sociales como una «buena noticia».

El Atlético entra en escena

El carrusel de equipos ya era imparable para Morata. Fue recibido entre abucheos por la grada del Metropolitano cuando fue cedido al Atlético por 18 millones de euros, un traspaso que se hizo efectivo un año después, en el 2020, por 35 kilos más. Tuvo una relación de amor-odio con los aficionados rojiblancos y alternó momentos grises, como en sus dos primeros años en los que no encontró su sitio, con otros de un gran rendimiento, como en los dos últimos años en los que firmó 15 y 21 tantos respectivamente.

Entre medias, estuvo dos años más cedido en la Juventus, club en el que siempre ha estado cómodo y donde ha logrado mayor estabilidad. Finalmente el Atlético decidió traspasarlo al Milan el pasado verano por 13 millones de euros en una operación que parecía satisfacer a todas las partes. No fue así. Seis meses después se firmó su cesión al Galatasaray y apenas un año después de llegar a San Siro, estará muy cerca otra vez, en Como.

Será su décimo equipo en menos de quince años, una batería de fichajes que le ha llevado a ser el delantero nómada de Europa y a mover la friolera de 223 millones de euros cuando el próximo verano se haga efectiva la opción de compra obligatoria que tendrá que ejercer el Como. Morata no ha parado nunca de cambiar de aires y este puede ser, quien sabe, el destino definitivo. El norte de Italia siempre fue su lugar ideal y un equipo en el que ser protagonista y mantenerse en la élite de cara a ser el 9 de España en el Mundial de 2026.