
Ese calor sureño es contagioso y se nota en el ritmo que está cogiendo la noche, en la que la salsa, la samba y la batucada van llenando los alrededores de los arenales del centro durante el San Xoán
26 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Cada año la noche de San Xoán nos trae alguna novedad, algún cambio que hace que pensemos que estamos viviendo un momento único, una fiesta cada vez más fiesta. Este 2025, como sorpresa, nos ofreció un subidón de temperatura y la posibilidad de disfrutar de una noche caribeña por encima de los 22 grados. Una noche bochornosa de tirantes, bañador y chapuzones, en un San Xoán que con el tiempo ha ido cogiendo un sabor distinto, con más churrasco y chorizo y con menos sardiña. No sé si fue ese calor y ese sudor tropical, pero la playa de Riazor a las nueve parecía un sambódromo con el atractivo de una mezcla de sonidos y de gente que no suele ser común en el día a día. Cada parcela y cada hoguera tenía colgada una bandera de muchos de los países de Latinoamérica. De Colombia, de Venezuela, de Perú, de la República Dominicana, de Cuba... en una gosadera que destapa a Coruña como la capital de la alegría. Ese calor sureño es contagioso y se nota en el ritmo que está cogiendo la noche, en la que la salsa, la samba y la batucada van llenando los alrededores de los arenales del centro. Ver a tanta gente en pantalón corto bailando con ese marcado son transformó Coruña en un desfile espontáneo y diverso. No es la gente que suele pasear por el Cantón ni es la habitual que toma el vermú en María Pita, pero es la Coruña que nos sostiene y revienta de júbilo en la juerga popular de las lumeradas. Ese San Xoán latino está ahí, como una extensión vital del coruñesismo, que va impregnando de sabrosura el ambiente del día 23, en un alarde festivo como pocos hay en el año. Se nota en el centro, en las playas, pero también en los barrios, que apuestan cada vez más por sacar las parrillas a la calle. San Xoán es una explosión fogosa que mueve el viento del sur. Es, cada vez más, una gosadera.