Una nueva plaza emerge en un histórico barrio

La Voz

A CORUÑA

Dibujo del proyecto de Alejandro Álvarez Blanco para el nuevo mercado de Monte Alto, que abrirá este miércoles
Dibujo del proyecto de Alejandro Álvarez Blanco para el nuevo mercado de Monte Alto, que abrirá este miércoles

Felipe Peña, arquitecto y académico de la Real Academia de Belas Artes, repasa los antecedentes y el proyecto de la renovación del mercado de Monte Alto

07 dic 2025 . Actualizado a las 16:01 h.

En unos días se inaugura la gran plaza del centro de Monte Alto, que en realidad es mucho más: mercado: escuela infantil, locales vecinales, aparcamiento, etc. Un espacio abierto, comunicado, frecuentado, céntrico y representativo, capaz de reunir a una comunidad urbana y presentarla entre los lugares cívicos más nobles de la ciudad.

Monte Alto es uno de los barrios históricos más antiguos y complejos, el complemento indispensable a la ciudad ordenada de dentro de las murallas y proveedor de mano de obra y servicios a su activo y milenario puerto. La primera corporación democrática, a finales de los años setenta, consideró que aquel barrio surgido en el arrabal norte, el del faro de Hércules, necesitaba una gran plaza a la altura de sus habitantes, de sus significados y de sus mitos procedentes del Atlántico y de sus navegantes legendarios. Necesitaba también una serie de equipamientos que resolvieran las carencias derivadas de su rápido crecimiento. Pero, sobre todo: una plaza. Una manzana en el centro mismo de aquella expansión edificatoria urgente, que empezaba a ocultar el faro romano, estaba disponible.

Rafael Bárez, concejal de Urbanismo, con Domingo Merino como alcalde de la primera corporación democrática, se dispuso a esta tarea. Se agregaron todos los usos posibles en el lugar, pero la necesaria y soñada plaza no apareció, ya que el asunto se resolvió con un proyecto acelerado que ha llegado hasta hoy. Pero una plaza es algo más: tiene que tener sentido, claridad cívica, dimensión urbana, visibilidad compartida. Debe ser accesible, convocar usos variados y, además, suponer una referencia que apele a los mitos locales.

Monte Alto acompaña siempre, de cerca, a lo largo de la historia, a la Pescadería, esa expansión llana y ordenada que habitó la burguesía local después de atreverse a salir de su feudo medieval de la Ciudad Vieja. Los baluartes parcialmente demolidos de Juana de Vega serán su límite. El Campo de Marte, la avenida de Hércules y el Campo da Leña hilvanan una serie de espacios bien diseñados y muy frecuentados que unen el centro con el histórico faro, todavía perceptible a pesar del desorden acumulado por la construcción de sesenta y setenta.

En el 2016 una nueva corporación recupera aquellas ilusiones y plantea una reforma profunda mediante un concurso al que se presentan unas setenta propuestas. La ambición de la convocatoria es indiscutible. El proyecto ganador fue el de un joven equipo dirigido por Alejandro Álvarez Blanco. Su propuesta es rotunda, abierta, sin adornos, y ofrece un gran espacio público escalonado, muy accesible al barrio a través de sus inclinadas calles de borde. La construcción esconde muchas actividades que contribuirán a la calidad urbana del lugar, e incluye: escuela infantil, mercado, supermercado, locales de asociaciones y reunión, parada de autobús, aparcamiento, áreas de juegos, bares y terrazas. El remate de todo ello: una gran plaza de pavimento firme y con una cuidada vegetación para reuniones y fiestas populares.

La complejidad del programa no debe ocultar su importancia como elemento urbano central del barrio. Es la plaza de Monte Alto. Los caminos que se dirigen al faro se han convertido en un flujo permanente de visitantes, pero también se han llenado de construcciones excesivas. La ciudad se hace poco a poco, pero de vez en cuando hay un avance cualitativo importante con la aparición de un elemento capaz de representar al conjunto.

Al festejar los cantos que Luisa Villalta dedica a A Cidade Alta, la ciudad vieja origen de A Coruña, nos viene la imagen del histórico suburbio obrero que es Monte Alto, Monte Outo en la toponimia tradicional, asociado siempre a A Cidade, pues surge a su lado y la complementa desde el primer día. Sus poetas —Xaime Cabanas, Xurxo Souto, Pepe Galán y muchos otros, algunos que ya no están— nos explicarán sus misterios, refugiados en las alturas desde las que vigilan los latidos e la Cidade Alta y la Pescadería, y el paso de los navegantes hacia las Islas Casitérides.