Hoy casi desconocido, el sastre y artista asesinado en 1936 será uno de los homenajeados en Todos los Santos
01 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Son demasiados los frentes por los que se puede abordar el esbozo de la figura de Luis Huici. Primeramente porque su injusto destierro de la memoria colectiva lo convirtió en poco menos que un desconocido o un pie de página en los libros de historia.
Huici es esencialmente gallego porque es la constatación de que no hace falta nacer en esta tierra para dar la vida por ella. Este zaragozano de alma coruñesa conocería la mordida mortal de las armas franquistas el 20 de agosto de 1936. La ejecución fue el peaje que la represión le hizo pagar por su (activísima) militancia azañista.
Pero este triste episodio es solo el final. Y a ninguna víctima lo define solo la tragedia de su destino. Durante sus años gallegos —llegó a A Coruña a principios de la década de 1920— fue un encendido dinamizador cultural. Su obra transitó las aguas de la pintura, el grabado, la escritura y el viñetismo —todas ellas pasiones compartidas con su coetáneo Castelao—.
En su sastrería, sita en la planta octava del emblemático edificio del Banco Pastor, tuvieron lugar vibrantes reuniones y tertulias por las que desfilaron algunos de los nombres propios de la clase cultivada de la época. Fue también directivo del Ateneo Libertario «Germinal», institución que también llegaría a su abrupto final tras el levantamiento militar y posterior purga política.
La de Huici fue una trayectoria prometedora que, como tantas otras en aquellos años de horror, fue segada prematuramente por la intolerancia. Los pequeños destellos de brillantez que pudo dejar en su paso por la vida incluyen su triunfo en un por entonces muy popular concurso nacional de viñetas cómicas convocado por el periódico ABC. También caricaturas de inspiración indudablemente cariñosa de algunos de sus amigos más cercanos, entre ellos el ilustre pincel gallego Francisco Miguel.
Colaboró con la revista Alfar, publicación que fue campo abonado por no pocos de los grandes creadores de aquella generación, desde Max Aub a Dalí, pasando por Picasso o Borges. Un documento archivado en la Biblioteca Nacional de España, titulado Facetas de actualidad española, deja cuenta de algunos pormenores de su triste fusilamiento.
La viuda de un rebelde
«Una de las víctimas era don Luis Huici, hombre culto, de izquierdas, que tenía una importante casa de sastrería, acaso la más reputada de La Coruña (...) al señor Huici fueron los falangistas a buscarle en su sastrería y se lo llevaron detenido al local de la Falange en la calle Juan de Vega, donde estuvo poco más de veinticuatro horas. Cuando el día siguiente de su detención fue su esposa al local para llevarle el desayuno, le dijeron que ya no estaba allí».
Comenzó entonces una nueva odisea. La de la mujer cubana Aurora Carreras Cao que se quedaba sola en una ciudad que, además de no ser la suya, se había tornado hostil.. Sin suerte intentó durante meses cobrar las deudas que acumulaban los clientes de su difunto marido, la mayoría de ellos señoritos de bien. Una y otra vez recibió la misma respuesta. «No pagamos deudas a rebeldes». Esta mujer valiente, víctima silenciosa de la historia, tuvo que recomponer su mundo en Nueva York. Pero por la Gran Manzana arrastraría para siempre una herida abierta a un océano de distancia.
Un estatuto para Galicia
El momento de mayor exposición pública de Huici fue el 7 de junio de 1936 (apenas le quedaban dos meses de vida), cuando compartió escenario con Castelao en un acto en favor del Estatuto de Galicia celebrado en el teatro Linares Rivas. Fue como representante de Izquierda Republicana.
Una condesa liberal y un colega por correspondencia de Charles Darwin
La escritora Juana de Vega y el naturalista Víctor López Seoane completan la nómina de homenajeados este sábado, en el Día de Todos los Santos. Estas dos figuras, que sí que han sido justamente puestas en valor a lo largo de las últimas décadas, integran dos patas fundamentales de la historia ilustre de Galicia.
Juana María de la Vega, condesa de Espoz y Mina, se destacó durante el siglo XIX como una de las más aguerridas defensoras de la causa liberal frente a las avanzadillas absolutistas y conservadoras de la época, además de ser la autora de varias obras literarias de renombre.
López Seoane, catedrático de Física, Química e Historia Natural, fue un gran apasionado de la fauna gallega. Sus descubrimientos y trabajos captaron el interés de Charles Darwin, del que Seoane fue amigo epistolar.