Siete negocios nuevos relanzan el tirón comercial de la avenida de Vilaboa, en Culleredo
A CORUÑA

La transformación de este tramo de la carretera N-550 anima a emprender
13 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La humanización de la avenida de Vilaboa hasta el puente sobre la AP-9, que se dio por concluida hace dos años, no estuvo exenta de polémica, pero se ha visto recompensada con un resurgir del pequeño comercio, en la mayoría de los casos con mujeres al frente del negocio. En todos los casos son inversiones a las que han sumado esfuerzo personal y mucha ilusión. Algunos de estos negocios ya han despegado con éxito, otros siguen abriéndose camino y algunos se replantean su futuro.

Entre los nuevos emprendedores está Nohe Cerrato, de 37 años y que en abril del año pasado abrió Pistachio Pastel. Esta hondureña que, antes trabajaba por cuenta ajena en un obrador, optó por coger un local en el número 175A. «Es muy luminoso y tiene verde delante», comenta sobre lo que le atrajo. «Aquí hay un montón de pastelerías, pero no somos competencia, cada una le da su toque y tenemos diferente producto. Nuestros macarons fueron una apuesta arriesgada, pero que ha tenido una buena acogida», comenta, hablando en plural, porque su marido le ayudó a remodelar el local. «Fue más difícil abrir de lo que me imaginé», admite.

El pasado mayo fue la apertura también de Opticalia Romay, a la altura del 148. «Pareceunos un bo barrio e coa reforma da rúa animámonos», explica Sara Romay, que cree que asociarse a un grupo de ópticos les dará más visibilidad. «Sempre podería ir mellor, queremos que nos coñeza máis xente, e aí facemos horario continuado, de 10.00 a 18.30 horas, para favorecer que podan acudir os veciños que traballan na Coruña», explica, comentando las diferencias con los otros dos negocios que tiene en A Coruña y el de Arteixo.

Cristina Varela, de 28 años y graduada en Comunicación Audiovisual, abrió en octubre Ugarte Studio, en el número 66. «Os comezos son difíciles, pero vexo que a xente implícase», remarca. Optó por Vilaboa porque es vecina y porque, admite, aquí «os alugueres son máis accesibles que na Coruña, por exemplo». Centrada en la fotografía y el márketing, explica que la inversión inicial fue alta por la reforma y el material, pero se muestra contenta «porque dende o primeiro día tiven clientela». Con experiencia previa, considera que los trabajos artísticos se desarrollan mejor con la libertad de ser su propia jefa.

Carboni&ela, una tienda de manualidades en el número 34, está gestionada por Mónica Carbón Carrera, de 51 años y vecina desde hace 16 años de Vilaboa. Esta antigua repartidora de prensa, decidió emprender tras dos años de búsqueda activa de empleo. Hace talleres para niños y adultos desde hace tres semanas. Enseña técnicas de scrabooking (para crear álbumes con recortes), que tienen como aliciente que «es muy sencillo y no se necesitan nociones previas». «Hice todo yo en el local, desde pintar, a poner los listones de madera, restaurar puertas o la mesa de 100 años de mi abuela. La mayor inversión fueron los trámites», admite, reconociendo que intenta ahora actualizarse y hacerse visible en redes.

Al frente de Resuelve 24, en el número 102, está Sabela Lago, de 30 años, y su pareja Luis Pardo, de 33. Su propuesta con este servicio de vending de café, bebidas y comida es complementar sus actuales trabajos. Optaron por coger el bajo del edificio en el que viven y abrir un negocio. Sabela reconoce que lo que inicialmente plantearon como un entretenimiento resultó ser más bien una aventura, con complicaciones durante la reforma del local. Aún están pendientes de algunos detalles, como colocar la cartelería, pero lo han puesto a andar ya este abril.

En la misma margen, pero en el número 100, trabaja estos días Mercedes Vázquez, de 48 años, en transformar el bajo que acogerá Sentidos Beauty, un establecimiento dedicado al cuidado de las uñas. «Antes trabajaba en la empresa de helados con mi marido, pero tengo experiencia en el sector de las uñas, ya aprendí en Venezuela y decidí alquilar por la zona, ya que llevo 22 años en Culleredo, para tener un negocio a mi gusto», relata. Reconoce que, por el momento, lo más complicado ha sido encontrar personal para hacer la reforma. En un local próximo, también pretende abrir un negocio de comida para llevar, pero todavía lo están acondicionando.

También hubo un par de renovaciones en el sector de la hostelería, pero aquí los resultados no son tan halagüeños. Una de las emprendedoras va a dejar el local que cogió y otra, al frente de D'Pier Café, analiza qué hacer. Priscila Amaral, de 36 años, abrió en junio. Tenía una amplia experiencia en el mundo de las confiterías y decidió emprender en el local de un antiguo mesón. «Elegí una zona tranquila para comenzar y ponerme al día, pero era mejor en un sitio con más ritmo», afirma, reconociendo que no sabe si podrá recuperar la inversión realizada. «Voy a esperar a las fiestas, pero es mejor estar en una zona con más bares, para que haya movimiento de uno a otro. Para la hostelería es bueno que haya más oferta», dice.

Una remodelación de la que todavía falta por ejecutar el tramo final
El Concello anunció en diciembre que licitaba por 866.579 euros las últimas obras en la avenida de Vilaboa, en el tramo que va desde el paso sobre la AP-9 hasta el final de la travesía en el cruce con la calle Luis Seoane. También aportaba como dato que todo el proyecto, que supuso la transformación de esta vía desde la plaza de la Iglesia, supera los 2,3 millones.

«Se nota mucho el cambio, llevaba 30 años sin hacerse nada y ahora hay más movimiento», explica el concejal de Comercio, Mario Iglesias, que destaca las nuevas aperturas, quizás por su ligación profesional al sector, ya que regenta desde hace 27 años un bazar en esa avenida. Admite que hubo reticencias al comienzo, pero dice que ahora la percepción es otra.
Con este lavado de cara, el Concello pretendía sacudir la antigua imagen que tenía ese tramo de la N-550, que tras la cesión ha pasado a ser una avenida urbana. Los nuevos trabajos supondrán unificar criterios con lo ya realizado, con nuevo pavimento, más espacio para los peatones y pasos elevados para mejorar su seguridad, además de contar con elementos para hacer el recorrido más agradable, con arbolado, zonas verdes y mobiliario.