Redes de apoyo, alianzas y poder colectivo, claves del liderazgo femenino

Patricia Blanco
PATRICIA BLANCO CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

BASILIO BELLO

Concluyó en Vimianzo la primera edición del Foro Alza Voz de Muller

08 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Menos solas. Más conscientes del impacto de las alianzas y el poder colectivo. Seguras de la importancia de forjar redes entre mujeres. Concienciadas de la conveniencia de ser «escalera» para abrir camino a otras y facilitar así que la bola del nieve del cambio social siga creciendo: «Visibilizar o talento doutra muller non apaga a túa luz». Con todas estas concusiones y con muchas cifras que acreditan que los problemas son compartidos, que tienen nombre y son fruto de un aprendizaje cultural, salieron este sábado del municipio coruñés de Vimianzo las participantes —aplastante mayoría de mujeres— en el primer Foro de Liderado Feminino no Rural Alza Voz de Muller, iniciativa del Concello y de la Deputación.

El testimonio de políticas de la Costa da Morte y el camino recorrido para serlo expandió «referentes» y dejó sobre la mesa la idea de recuperar un encuentro anual de alcaldesas: son solo 70 en Galicia, con 313 municipios. Y, no, no todo es meritocracia. La artista, consultora y formadora en comunicación igualitaria Yolanda Domínguez mantuvo al auditorio pegado a su exposición: «Estamos tan acostumbradas a los obstáculos que ya los hemos normalizado. Tenemos el mismo derecho a trabajar y a liderar que ellos, ¿pero cómo es ese camino?».

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Domínguez, autora de Las mujeres facturan, llegó a Vimianzo para hablar de que el dinero también es cosa de ellas, y animó a «mirarlo de frente», no como la habitación del tío Gilito, sino como «vehículo» a la calidad de vida, la independencia, la autoestima y la seguridad, por más que la socialización diferenciada de hombres y mujeres les enseñe a estas a no hablar de dinero, mientras que a ellos sí se los educa en la inversión. Desde los dibujos animados a los juguetes se van creando roles en los que a ellas se les inculca elegir seguridad frente a riesgo, y a temer más el rechazo que el fracaso.

También crean la convicción de que serán premiadas, o reconocidas, por el cuidado, el darse a los demás o la belleza: 97% entregada. 3% egoísmo. 0% quejas. 100% madre, rezaba un anuncio del 2019. «No hay país en el mundo en el que exista igualdad económica [entre hombres y mujeres], y mientras esto sea así no conseguiremos la igualdad social», dijo Yolanda en Vimianzo.

El punto de partida, las cargas, no son las mismas: «El reto está en conseguir las mismas condiciones para subir las escaleras que nuestros compañeros». «¿Saldría la palabra conciliación en un foro de hombres líderes?», se preguntó Domínguez. ¿Por qué en uno de mujeres líderes sí? La maternidad es un punto de inflexión. Hablar de dinero también es eso, muy enlazado con esa «losa de hormigón» a la que la investigadora Laura Sagnier, quien acuñó ese término, le puso este sábado números fruto de sus investigaciones con 2.400 entrevistas a mujeres españolas de entre 18 y 64 años: «Representa a 15 millones». El desequilibrio en el reparto de las tareas del hogar, que en el 2023 seguían asumidas por ellas hasta en el doble o el triple en un 62 % de las parejas, tiene un gran impacto en la propia persona —desde la salud a la situación económica más precaria— y en la sociedad. No habrá igualdad fuera mientras el reparto no esté al mismo nivel dentro, mientras no haya comunicación y acuerdos en esa distribución.

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Si todo va por los derroteros que van mostrando las cifras, no será hasta la generación de las bisnietas de la investigadora Laura Sagnier que se pueda empezar a hablar de un reparto equitativo de las tareas de casa entre un hombre y una mujer. Hasta que eso sea así, aún sabiendo que trabajos de cuidados y tareas domésticas no remuneradas serían equivalentes a la mitad del Producto Interior Bruto, ellas y ellos no tendrán las mismas oportunidades fuera del hogar. No obstante, iniciativas como el Foro de Liderado Feminino no Rural Alza Voz de Muller tratan de acelerar ese camino. Esta edición inaugural, «a primeira vez que se fai algo así na Costa da Morte, e iso xa é moito», como reseñaba una asistente, ha dejado tal impacto que concluyó con fecha fijada para la segunda edición: será el 8 y el 9 de mayo del 2026.

Con mesas de diálogo, ponencias individuales, ejercicios prácticos, espacios para preguntas y testimonios propios y hasta una pequeña feria para emprendedoras, pretendió ser «un espazo honesto e de verdade», apuntó la socióloga Patricia Vaquero. Un punto de reflexión, «para compartir aquilo que nos limita e podelo transformar», conscientes de que «o cambio real non o fai unha soa persoa», pero también de que «todo empieza por el autoliderazgo». Por una misma.

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Lo dejó dicho Sagnier en la última pantalla de la mañana, pero también estaba en los versos de la imagen inaugural, acompañada por la voz de la joven Tanea Caamaño, de Berdoias: Unha muller sendo soa, ¡ai, que linda, camarada! A i-hora que lle paresa / faio lle dea a ghana. «¡Ahora os toca a vosotras!», exhortó Sagnier en su despedida, y eso mismo, desde una perspectiva muy distinta, hicieron previamente Teresa, Sara y Caridad, tres vecinas de Salto, Teté Teatro: «¡Ánimo! ¡Vamos! ¡Lume!». En su sketch, dejaron mensajes claves: «Alza Voz de Muller non é para berrar máis, é para que se nos escoite, se nos vexa e se nos recoñeza». Para ser «fachos e faros», «luz, como sempre fomos as mulleres», «saíndo da sombra, coma os cogomelos».

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Un diagnóstico de estrés laboral que la obligó a frenar en seco, con 47 años, llevó a la científica Sagnier a investigar allá por el 2016 qué le ocurre a las mujeres, cuál es el mayor freno de ellas en España y qué es lo que más las determina en su vida (la edad, en primer lugar; el nivel de estudios, en segundo). A más formación, menos abandono de la vida profesional para atender los cuidados o las tareas del hogar.

La formadora Yolanda Domínguez dijo este sábado en Vimianzo que, dado que la voz de una mujer tiene «menos legitimidad cultural» que la de un hombre, se las escucha menos a ellas, y por eso es preciso crear relatos de mujeres adultas, profesionales y poderosas —«PRO»— asociados a características positivas. Ni brujas, ni «viejas», el insulto que más recibe ella misma (48 años) en redes sociales, y que a su juicio no lleva la carga de sabiduría que las abuelas tienen en Galicia. «El éxito de la mujer se ridiculiza, a las mujeres exitosas se las penaliza (...) Ni siquiera nos atrevemos a decir en alto lo que no soñamos».

Y para cambiar eso llegó María Fornet con su receta de mentalidad expansiva: «Voy a intentar que conectéis con vuestros sueños, ese ‘yo que quiero en la vida, quién soy yo'. Que preparemos una maleta de herramientas con evidencia». Nada llega sin ser parte del proceso, pero primero de todo hay que soñarlo, visibilizarlo, imaginarlo: eso prepara la mente para la posibilidad de lograrlo.

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Un amplio elenco de voces con una idea común: «Temos que traballar xuntas»

Entre la apertura con las voces de María Barral, alcaldesa de Betanzos y vicepresidenta de la Fegamp; Margarita Lamela, alcaldesa de Cee; Sandra Insua, regidora de Camariñas; Mónica Rodríguez, alcaldesa de Vimianzo; Áurea Domínguez, alcaldesa de Fisterra, y Rocío López, edila de Igualdade en A Laracha, y el cierre con la voz de la artista ceense Rocío Caamaño, la Casa da Cultura de Vimianzo fue este sábado un altavoz de muchas otras mujeres.

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Sobre mitos, creencias y mandatos de género en el trabajo y el emprendimiento charlaron ya por la tarde María Fornet y Yolanda Domínguez con Obdulia Taboadela, profesora universitaria y también con experiencia política, experta en el mercado de trabajo y los estudios de género. Gema Domínguez, gestora de comunicación de Coca-Cola Europacific Partners; Tamara Conesa, orientadora laboral y representante de la Fundación Mulleres; Isolina Raña, presidenta de la Asociación de Empresarias Rurais (Aser), y Manuela Gómez, representante de Executivas de Galicia, abordaron la importancia de las redes, las alianzas y el poder colectivo a la hora de liderar en femenino. Hacerlo desde el rural supone un paso más. «Temos que traballar xuntas, ir no mesmo camiño», afirmó Mónica Rodríguez.