Alfonso Gómez, de Corme, vuelve a alzar la voz de Galicia en la alcaldía de Ginebra

Alejandra Plaza ZÚRICH

CARBALLO

ALEJANDRA PLAZA

Fue investido por segunda vez en dos años como máximo representante de la ciudad suiza

06 jun 2025 . Actualizado a las 10:34 h.

Ginebra, en Suiza, ha vuelto a abrir sus puertas a la emoción, al compromiso y a la memoria. Alfonso Gómez Cruz, el cormelán de corazón verde y espíritu gallego, ha sido investido de nuevo como alcalde de la ciudad suiza, en una ceremonia tan entrañable como histórica. Un acto público, abierto, sincero, lleno de música, raíces y esperanza, que vuelve a colocar a Galicia en el corazón de Europa.

VILLE DE GENEVE

Con 64 años, Gómez, candidato de Los Verdes, asume por segunda vez la alcaldía tras haber sido el segundo más votado en las elecciones municipales del pasado 13 de abril. Aunque le correspondía asumir el cargo el año próximo, la retirada de la actual regidora le adelantó un destino que parecía escrito; liderar con humildad y firmeza una ciudad clave como Ginebra. Su nuevo mandato se extenderá hasta el 26 de mayo de 2026, al frente del Departamento de Finanzas, Medio Ambiente y Vivienda, dentro del Consejo Ejecutivo que completan Marjorie de Chastonay, Marie Barbey-Chappuis, Christina Kitsos y Joelle Bertossa.

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Más allá del protocolo y los nombres, lo que se vivió en la sala del Gran Consejo de Ginebra fue una verdadera fiesta del alma. Una lluvia inesperada obligó a modificar el programa, haciéndolo más íntimo, más próximo. Y fue precisamente ese formato más recogido lo que permitió que el momento se tornara inolvidable. Por primera vez en la historia, la música entró en la solemnidad de esa sala. Y lo hizo a través del latido de Galicia. A Irmandade Galega na Suíza, auténticos embajadores culturales, irrumpieron con el antiguo himno gallego, arrancando lágrimas de emoción al nuevo alcalde. Alfonso Gómez no pudo contener la emoción cuando las notas que le vieron crecer en la distancia inundaron el recinto que ahora preside. Fue un momento de reencuentro con la historia, con la identidad, con la sangre que corre más allá de las fronteras.

«Para nós, desde a Irmandade Galega en Suíza, foi un grande privilexio actuar na Sala do Gran Consello de Xenebra, un espazo tan emblemático e cargado de simbolismo institucional. Sentímonos especialmente honrados por seren os primeiros en levar a música a este recinto, e facelo interpretando o Himno do Antigo Reino de Galicia durante a cerimonia de investidura de Alfonso Gómez foi para nós un motivo de profundo orgullo. Debido aos cambios realizados no programa pola choiva, a cerimonia resultou ser moi cercana e entrañable, un acto no que gozamos moito e no que tivemos tamén o pracer de compartir escenario coas gaitas escocesas de Xenebra, nunha fusión de tradicións que simboliza o espírito aberto e diverso da cidade», explican desde la entidad. 

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A su lado, su madre, su hermana, su mujer, amigos de toda la vida y una comunidad multicultural que ha encontrado en él un referente de cercanía y trabajo. Porque Gómez es, ante todo, hijo de la emigración. En su discurso lo recordó con fuerza. Sus padres llegaron a Suiza hace unos 65 años como tantos otros gallegos, cargados de sueños y sacrificios. Hoy, su hijo se convierte por segunda vez en alcalde de una de las ciudades más relevantes del continente. No es solo un logro personal. Es un guiño a todos los que dejaron su tierra para labrar un futuro.

«Gracias a Suiza por abrirnos las puertas y ofrecernos tanto», dijo con gratitud. Pero también dejó claro que Galicia está en él cada día, que nunca se ha ido, que se lleva con orgullo en cada gesto, en cada palabra, en cada decisión y la participación del grupo A Irmandade Galega na Suíza fue un maravilloso ejemplo.

A Alfonso Gómez le espera un año intenso al frente de Ginebra, un reto que asumirá, como ha demostrado siempre, con total entrega porque él no entiende la política como una meta sino como un servicio. Lo hará desde sus convicciones verdes, desde el amor a la diversidad, desde el respeto a la memoria y el compromiso con el futuro.

Desde Corme a Ginebra, Alfonso Gómez no solo ha trazado un camino político. Ha tejido un puente emocional entre Galicia y Suiza, entre pasado y presente, entre la emigración de ayer y la esperanza de hoy. En él, muchos se ven reflejados. Y eso, más que un cargo, es un honor y una responsabilidad.