
Especial Agro | Tratar plagas y enfermedades es vital para salvar cosechas, aunque el uso de químicos en el campo está cada vez más regulado
05 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Herbicidas, insecticidas, acaricidas, fungicidas, bactericidas, nematicidas y otros son parte del amplio abanico de los llamados fitosanitarios, productos químicos o biológicos para proteger los cultivos de plagas, enfermedades y malezas. Desde hace unos años, los productores profesionales no solo están obligados a disponer de un carné que les permita aplicar y manipular ciertos productos, sino que han de llevar un detallado control y registro de lo que usan, cuándo, cómo y en qué dosis, desde este mismo año además requerido en formato digital. Así lo explica David Castellanos, director técnico y comercial de Xesga.
Galicia tiene muchas cosas buenas, y el clima bien puede ser una de ellas, por más que temperaturas suaves y alta humedad relativa un prolongado tiempo favorecen la proliferación de plagas, hongos, enfermedades e insectos: «Sen fitosanitarios é difícil sacar as colleitas adiante», dice también este asesor técnico. Para los fitosanitarios químicos, la regulación es cada vez más restrictiva en su uso, debido a componentes tóxicos irritantes, perjudiciales para el medio y para la fauna auxiliar, por más que sus materias activas sean cada vez más ligeras, mucho menos fuertes que hace cinco, diez o veinte años. «Hai que coidar non só os cultivos, tamén a nós e á nosa contorna, e para iso estamos os asesores, para un uso racional dos produtos e para abordar técnicas complementarias», apunta Castellanos.
Desde Agrosilva, en A Silva, Cerceda, José Manuel García Bermúdez, gerente, incide en esas restricciones, «anuais e bianuais», cambiantes, lo que requiere formación e información constante: «Hoxe as granxas teñen que ser profesionais en todos os sentidos, e nas tendas, igual», valora. Tanto en el caso de los fitosanitarios químicos como de los ecológicos, su efectividad dependerá de varios factores, aprecia Castellanos: cómo se emplee, el momento en el que se intervenga —antes de que aparezca el problema, en una fase incipiente o ya avanzada— y las cantidades.

Las malas hierbas y el mildiu, los principales quebraderos de cabeza
¿Cuáles son los males que más afectan a las cosechas en la Costa da Morte? García Bermúdez dice que, hablando de la patata, serían la hierba y el mildiu. En el maíz, sobre todo la hierba. En trigo o cebada, hierba y mildiu. «Nesta zona o forte é a colleita de millo e de herba, así que o fitosanitario que máis require o gandeiro é o tratamento para herba», indica. Coincide Castellanos: «Na produción de forraxe sen dúbida no que hai que incidir é no control de malas herbas, con herbicidas, e logo no control de pragas, algunhas con ataques explosivos: de non haber nada pode pasar a haber centos de vermes nas leiras. Hai que estar moi enriba delas, primeiro xa para previr, volvo incidir que o uso dos produtos ten que ser no momento axeitado».
Marcos Ares, director comercial y de márketing de Semillas Sidipal, matiza que en el control de plagas se está muy a la expectativa, pues algunas se están haciendo «resistentes». En este contexto de cambio que trae la conciencia ambiental va habiendo evoluciones, pero se topan con esa mayor resistencia: «Ata agora un dos herbicidas máis usados era o glifosato, agora hai un a base de ácido pelargónico que non afecta á raíz, só á parte aérea». Matiza también Ares las grandes diferencias entre países: los hay, por ejemplo, que siguen usando el dimetoato —para la mosca del olivo—, cuando en Europa lleva años prohibido. Insectos y hongos son un quebradero de cabeza, pero él coincide en que el gran reto en Galicia es el mildiu, desde la patata a la viña. También para su tratamiento, prevención y curación, hay hoy productos con bases naturales, como puede ser el equisetum arvense o cola de caballo.

Seleccionar un correcto abono importa para la planta y los gastos
«A planta, segundo bebe, tamén come. Se non botamos abono, esa planta pode beber, pero non come». Con esta didáctica reflexión ilustra David Castellanos cuán importante es un buen abono en cualquier cosecha. En cuanto al origen, hay una amplia gama: «O ideal sería de tirar recursos propios, no caso de granxas de leite, esterco e purín, moi rico. O primeiro é empezar polo que xa temos, ou polo que podemos ter de maneira económica e doada». La EFA Fonteboa, en Coristanco, hace con frecuencia jornadas para la puesta en valor del purín como recurso, no como desecho. Parece básico, pero todavía se puede avanzar.
Si no es suficiente con lo propio, entonces se ha de salir al mercado, donde existen tanto opciones clásicas, químicas, como otras ya otras orgánicas, pendientes de la huella de carbono. A la hora de elegir, su consejo es «partir de datos». Una analítica de la tierra, inicialmente, y saber qué demanda el cultivo: «Non pide o mesmo tipo de nutrientes a pataca que o millo. E se queres gastar o menos posible, debes intentar comprar o abono que mellor se axuste». Importa, pues, no solo para la planta, sino para la economía de la explotación. Seguramente tenga en la memoria el 15-15-15, pero con los nuevos tiempos ya se fue quedando a un lado, apunta García Bermúdez desde Agrosilva: «Hoxe hai abonos moito máis específicos, para calquera cousa, e penso que mellores». De hecho, se hacen hasta «á carta». Para maíz, por ejemplo, conviene uno bastante nitrogenado, puede ser un 28-10-10 (nitrógeno-fósforo-potasio), por ejemplo. Los hay también especializados para hierba.