La tintorería Ría de Arosa cierra sus puertas tras 68 años

G. B. BANDÍN / R. E. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Un adiós definitivo a los artesanos de las prendas: la tintorería vivirá en las anécdotas familiares en Vilagarcía y alrededores.

04 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El próximo 31 de julio tendrá lugar una despedida emotiva; la tintorería Ría de Arosa cerrará sus puertas dejando atrás 68 años de historia. Fundada por una familia del sector, la vida llevó a que Montse Fernández se hiciera cargo del legado. Allá por 1957, su padre, había apostado por Vilagarcía instaurando una de las primeras tintorerías de la ciudad.

Originalmente ubicada en la zona del río de O Con, tres años después encontró su hogar definitivo en la rúa Alejandro Cercedo. Ese espacio se convertiría en el local de confianza tanto de los vilagarcianos como de la gente de alrededores, hasta el punto de que logró trascender hasta cuatro generaciones de clientes.

En ese entonces, la conformación del barrio era diferente, Montse recuerda que «cambió mucho, antes había dos tintorerías en la ciudad, entonces toda la gente venía a Vilagarcía... Ahora entre la expansión del negocio y los autolavados, hay menos trabajo». El barrio cambió pero el servicio sigue siendo el mismo, «siempre hice el trabajo como me lo enseñó mi padre, él me dijo que tenía que aprender de cero: lavar, repasar, planchar y todo», señala Montse.

Luego de más de treinta años de estar al frente del negocio familiar, entiende que es hora de decir adiós al lugar que la vio crecer: «Yo siempre siempre estuve en la tintorería... De pequeña jugaba aquí con otros niños. Y, cuando fui más grande, me quedaba ayudando porque me gustaba», sentecia.

Montse demuestra que le entregó todo de sí a una profesión que requiere muchas horas, tiempo y paciencia para entregar cada pieza en la mejor de las condiciones. Así fue que forjó una estrecha relación con sus clientes o, según dice, su familia. En secreto confiesa que es a ellos a quienes echará de menos porque «algunos son de fuera y seguramente no los vuelva a ver».

A lo largo de los años, Montse recibió incontables prendas, algunas de las cuales permanecen a su lado, «tengo prendas de cuando trabajaba mi padre». De cara al cierre, tiene la ilusión de reencontrar esas piezas con sus dueño, así ellos también tienen un final feliz.

Entre lavados Montse, sigue ultimando detalles, pero primero resta definir cuándo pone punto final a los pedidos. «Exactamente no sé, pero entre el 15 y el 22 dejaré de coger ropa».

No hay vuelta atrás, la decisión está tomada, a finales de mes dejará de funcionar uno de los comercios que escribieron la historia de Vilagarcía.