La costera del bonito antes

A MARIÑA

03 jun 2025 . Actualizado a las 15:08 h.

Con la primavera aquellos barcos de madera iban dejando la ría. Había llegado el momento de hacerse a la mar rumbo al Gran Sol. En las cantinas se habían cerrado las tripulaciones. Patrón de costa y de pesca, maquinista o motorista, cocinero. Marinería que trataba con el armador las partes en que se iba a dividir el producto en pesetas de la campaña. Costera era el tiempo completo dedicada la pesquería a una especie. Marea el tiempo que podían permanecer en la mar faenando para luego regresar a puerto, descargar, subastar en la lonja, hacer víveres, hielo para la nevera y combustible.

Con la primavera se ponían a punto los componentes de la flota. Pintura, averías, puente, rancho y tablas de madera para separar las capas del pescado entre el hielo. Funcionamiento de la sonda para detectar bancos de pesca y fondos. Cartas marinas. Sextante. Telefonía. Artes para las capturas. En las casas se preparaban los colchones con era hoja de maíz y los petates. Ropa de aguas. Botiquín de abordo. Documentación.

Burela, San Ciprián, Foz, Celeiro, Vicedo. Algunos barcos comenzaban la temporada como los vascos y cántabros. Al bocarte. Luego fiestas de San Juan en Cabo Brilo. Incorporación de los nuevos buques construidos en los astilleros o comprados en otras regiones Cantábricas. Gentes de las parroquias en la antigua provincia de Mondoñedo que se hacían a la marpara obtener una buena suma de dinero que sería motor para mejorar las condiciones de vida y servir de base económica para formar una nueva familia.

En Foz, Burela y San Ciprián existía la costumbre de comprar una embarcación en sociedad, en la que participaban varios miembros de la familia, normalmente el padre con sus hijos o varios hermanos; sin que casi nunca formase parte de la tripulación nadie ajeno a la propia familia (los más lejanos solían ser primos). Este hecho contribuyó a diluir la figura del armador como perteneciente a una clase social superior, ya que se identificaba con el resto de la dotación con la que compartía trabajo y vicisitudes. Esto fue en la mitad del siglo XX. Después con el pasar del tiempo el armador estaba en tierra.

En la comarca norteña las familias alquilaban las casas a los veraneantes; las tiendas de coloniales o ultramarinos surtían a la flota pero al mismo tiempo apuntaban los gastos familiares de los tripulantes que se liquidaban al finalizar la costera; las conserveras se preparaban para recibir el producto perecedero procedente de la mar; los dueños de la flota de camiones también ponían sus vehículos en forma para acoger los cargamentos procedentes de las neveras y llevarlos a las conserveras. Los veteranos marinos ya jubilados cuando veían llegar a uno bonitero, según lo veían enterrada su quilla en la mar, calculaba con bastante acierto cuantos kilos traían del hoy denominado "príncipe azul". Luego presenciaban las faenas en el muelle. El patrón aceleraba a todos para regresar cuanto antes a los bancos de tal especie. Pero siempre había tiempo para disfrutar con la familia o los amigos en aquellas cantinas o en las romerías coincidentes con tal tiempo.

¡Cómo lo echo de menos! ¡Cómo veo huérfana a La Concha! ¡Cómo ha desaparecido la imagen de un hombre rudo, en bicicleta, con una bonito de unos cinco kilos -mono- en el manillar camino de la casa en la parroquia de Cervo! Ahora la procesión de vehículos utilitarios va o viene camino de Alcoa.