Lucía y Joaquín Galán: «En los conciertos de Pimpinela, todos los sospechosos de algo malo son hombres»

AL SOL

Lucía y Jorge Galán echando un pulso durante la presentación de la gira «Noticias del amor» en Madrid
Lucía y Jorge Galán echando un pulso durante la presentación de la gira «Noticias del amor» en Madrid Borja Sánchez-Trillo / Efe

El dúo revisa la evolución del amor en su nuevo espectáculo, que se podrá ver en Vigo y A Coruña

23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Se les dibuja una sonrisa cuando se les menciona Galicia. «Hemos ido mucho ahí de niños. Vigo es una ciudad muy especial para los emigrantes —dice Lucía Galán, hermana de Joaquín, con quien forma Pimpinela—. Nuestro padre y nuestra madre partieron del puerto de Vigo para Argentina. Joaquín incluso compuso Al compás de una muñeira para reflejar todo lo que supone para nosotros». En unas semanas tienen un doblete en la comunidad: A Coruña (13 de septiembre, Palacio de la Ópera, 21.00 horas, desde 44 euros) y Vigo (14 de septiembre, Mar de Vigo, 21.00 horas, desde 52 euros).

—Llegan con el espectáculo «Noticias del amor».

Joaquín Galán: Volvemos a las raíces. No solo cantamos las 30 canciones que todo el mundo quiere escuchar, sino que mostramos cómo ha cambiado el amor en los últimos 40 años. Cómo era en nuestra infancia, cuando la mujer empezaba a plantarse frente al hombre y a expresar sus deseos. Cómo evolucionó en los setenta, la época del hippismo. También los cambios en los ochenta. Lucía y yo actuamos como presentadores de televisión en el escenario, mostrando cómo era el amor en cada época a través de canciones representativas. Por ejemplo, para los setenta interpretamos How Deep Is Your Love de The Bee Gees. Y en el nuevo milenio canta Lucía un tema de Adele, Somewhere Like You.

—¿Pimpinela condensa la evolución de cómo se relaciona la gente en los últimos 50 años?

Lucía Galán: De hecho, en este espectáculo mostramos un poco eso. Cómo ha evolucionado la mujer, cómo ha ido ganando espacio y cómo el hombre también ha ido respetando poco a poco ese cambio y esas necesidades.

—Lucía ha puesto voz a muchos de los pensamientos callados de mujeres. Sus seguidores le tienen que contar historias tremendas.

L: Nos complementamos muy bien. Yo soy la voz de lo que ha escrito mi hermano. Joaquín compone y, entre los dos, tratamos de llevar al escenario muchos sentimientos y emociones que las mujeres quizás quieren expresar en sus casas, pero no se atreven. Ya sea por miedo o por no querer alterar su vida cotidiana. Muchas se nos han acercado y nos han escrito contándonos sus historias. Después de escuchar nuestras canciones, nos dicen cosas como «a mí me pasó lo mismo y «pude salir de tal situación porque al escuchar esta canción y la historia que contaban me vi reflejada». Es increíble la cantidad de emociones que uno puede transmitir y que el otro puede recibir.

—Al ser todo tan teatralizado es como si estuvieran en un espejo.

L: Claro, al interpretar las canciones y actuarlas, son como miniseries, ¿no? Totalmente. Entonces la intención es ponerme en el personaje de esa historia, de esa mujer, de lo que le pasa en ese momento. E interpretarlo lo más intensamente que pueda.

—¿El público se pone siempre de parte de Lucía?

J: Siempre, y con mucha intensidad. Recuerdo una vez, en Miami, que una espectadora se fue emocionando y emocionando hasta que se acercó y le dijo: «¡Pégale, Lucía, pégale!». A veces se pone muy vívido el asunto [risas]. Obviamente, todo es un juego. Cuando termina la canción, saben que Lucía y yo somos hermanos y todo vuelve a la realidad. Pero los tres minutos que dura es como que la gente entra en un estado de excitación tremendo. Todo es muy divertido. Las mujeres les dan codazos a los maridos y hay grupos de mujeres juntas que cantan a gritos los temas como amigas que se identifican. Tenemos un público muy efusivo, demostrativo y con mucho humor.

—Imagino que, si uno no está muy bien en su matrimonio, a lo mejor ir a un concierto suyo no es la mejor opción.

J: Yo le diría al hombre que no se está portando bien con su mujer que no venga a vernos [risas].

L: Mejor ir a ver una película de Disney o algo más suave.

J: Es que el hombre que anda mal va a tener problemas en nuestros conciertos. Solamente con la mirada lo va a fulminar su mujer. Mejor ir en el momento donde la relación esté bien, para reírse. Todos los sospechosos en esos conciertos de Pimpinela son hombres. Así que ahí los pobres hombres lo que tienen que hacer aquí es oír, ver y callar.

—Hablan del cambio del amor. Ustedes también han variado las temáticas de sus canciones. En las últimas, por ejemplo, hay mujeres maduras que se van con chicos jóvenes. En otra hay una historia de amor homosexual.

J: Claro. Con Traición, por ejemplo, sentíamos que era el momento de hablar de una relación que siempre ha sido tabú: el amor entre dos hombres. En este caso, dos amigos de larga trayectoria que ya tienen pareja. La historia transcurre en una cena en un apartamento. Tras una noche de miradas, intrigas y tensiones, se produce una revelación: uno de ellos le confiesa a la mujer que ama a su amigo, no a ella. La mujer queda sorprendida. El amigo, por supuesto, ya lo sabía, porque es su pareja. Este tipo de relaciones siempre han existido y queríamos reflejarlo en nuestra música. Traición era una canción que debíamos dedicarle a nuestro público, pero era importante presentarla con criterio. Por suerte, fue bien recibida: la gente la aplaude y se ha convertido en un clásico de nuestra trayectoria.

—¿Las parejas abiertas y el poliamor tienen cabida en los Pimpinela en el 2025?

J: Hace 20 años o más, nosotros compusimos una canción sobre esto, porque lo veíamos venir. Se llamaba Amor de tres, teníamos amistad con Sergio Dalma y pensamos en él. Era algo light, no tan explícita como Traición. Pero ya veíamos en los noventa que en el ambiente estaba la cuestión del poliamor. Siempre cantamos desde el momento y sobre lo que nos rodea. Desde el momento que somos dos hermanos cantando canciones de amor, ya contamos con la parte lúdica y la fantasía, lo que nos da una enorme libertad. Se llamaba así, Amor de tres, pero nunca llegó a concretarse. Así que ahora a lo mejor vamos a pensar a ver quién sería el tercer personaje: ¿el hombre o la mujer?

—¿Ese «Amor de tres» suyo podría haber sido el precedente de «Felices los cuatro»?

J: Sí, la de Maluma. Totalmente.

—¿Sigue apareciendo gente que piensa que son pareja de verdad?

J: Bueno, cada vez menos. Quien va a ver un concierto nuestro o nos hace una entrevista ya conoce la historia: son 42, casi 43, años contándolo, aunque pueda aparecer algún despistado. —L: Ten en cuenta que el público se renueva y hay muchos chicos y chicas jóvenes que en los últimos años se han sumado a Pimpinela, sin saber nada de nuestro pasado. Aún lees a la gente sorprendida al descubrir que no somos un matrimonio.