
La artista presentó en A Coruña «Lento ternura» con una narrativa envolvente que derivó en una fiesta de baile
11 ago 2025 . Actualizado a las 18:29 h.Posee siempre Zahara un sentido de la narrativa y la estética en sus conciertos que parece envolverte como una pequeña película pop. La que ofreció el domingo en la plaza de María Pita de A Coruña de inicio tiró en lo cromático por el azul del mar. Frente al rojo que todo lo teñía en la gira de Puta (2021), aquí arrancó con Formentera envuelta en telas vaporosas que luego irían cambiando de color. Proponían la fantasía de una criatura acuática dibujando ondas con su voz. Es la nueva suavidad y velocidad de la artista que le canta al amor equilibrado, a la calma y a esa idea que tituló su nuevo disco: Lento, ternura.
Sin embargo, el arranque tuvo rápidos desvíos. Pronto, el himno Merichane apareció recordando el paso anterior, más saturada que nunca para recalcar el contraste. Una joya que trasciende lo musical. Ya suena a clásico. Igual que Taylor, otra piedra preciosa de su repertorio.
Ambas aparecen en escena estableciendo un equilibrado zigzag con el que da un paso adelante con inteligencia, madurez y la misma fluidez con la que camina en la cinta de correr de Tus michis. Abonada al pop electrónico, salvo momentos puntuales (como el de Con las ganas ¡cantada a guitarra dentro de un baño químico!), fue girando poco a poco la manilla de la intensidad hasta llegar a un punto que recordaba al modo rave con el que hizo parte de su anterior gira. Todo un tránsito desde la introspección poética a la energía electrónica.
Una estupenda recta final con Demasiadas canciones, Hoy la bestia cena en casa y Berlin U5 enfervorizó a una plaza que sabe que la tendrá que volver a ver. Porque, seguro, la próxima película será diferente. Una vez más.