¿Hay que acortar las vacaciones escolares de verano?: profesores, padres y expertos debaten sobre modificar el calendario escolar en Galicia

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¿Períodos más cortos y más repartidos a lo largo del año? A pocos días de regresar a las aulas, el debate está de nuevo encima de la mesa. Expertos en educación, profesores y padres se pronuncian. «Los centros no pueden ser un aparcamiento para los alumnos», señalan los docentes
05 sep 2025 . Actualizado a las 11:38 h.Apenas faltan dos días para que los alumnos regresen a las aulas, y con septiembre vuelve el eterno debate sobre la jornada escolar. ¿Dos meses y medio de vacaciones son necesarios o suponen un problema? Mientras que algunos padres se esfuerzan por cuadrar horarios y campamentos, expertos en educación ponen encima de la mesa una reforma del modelo educativo que podría cambiar la rutina estival de millones de familias, una medida con la que los profesores gallegos no están del todo de acuerdo. «Ya en el 2017, cuando hicimos la guía de tiempos escolares, vimos que en comparación con otros países de Europa y de la OCDE, España es uno de los países que tienen una carga lectiva diaria más alta para los alumnos y un menor número de días lectivos. Esto hace que tengamos días muy largos de clase. Sobre todo, comparado con Estonia y Finlandia, que van muy bien en PISA», explica Daniel Gabaldón, experto en horario escolar que se muestra a favor de darle una vuelta al calendario.
El actual hace que los alumnos españoles tengan muchas vacaciones concentradas «en un mismo período muy largo», y para este profesor titular de Sociología y Antropología de la Universidad de Valencia esto «tiene consecuencias sobre el efecto olvido del alumnado, de lo que pierde de un curso a otro, porque hace mucho que no ha tocado un libro cuando vuelve al colegio», y también, apunta, tiene una dimensión sobre la equidad educativa: qué tipo de vacaciones disfrutan unos alumnos frente a otros. «Hay niños que tienen, por opciones familiares, la posibilidad de viajar, de estar en sitios chulos, de tener un acompañamiento en verano; no es lo mismo que los que van a estar encerrados en un piso, pasando calor, viendo la tele o la tablet, o el móvil», apunta Gabaldón, que incide en que ahora mismo hay mucha carga lectiva concentrada, lo que provoca «más fatiga, desafección, falta de atención, y bajo rendimiento de los alumnos». «Sabemos que los modelos que mejor funcionan tienen menos vacaciones en verano y más intercaladas a lo largo del año, y esto a la vez permite programas de innovación docente mucho más interesantes que el mimetismo de que todas las semanas sean iguales». Pero matiza que alargar el curso no solo pasa por incrementar los días lectivos, sino que reducir las horas diarias es otra alternativa.
Sin embargo, esta reforma, que defienden los expertos en educación, no cuenta con el apoyo de los profesores, al menos en Galicia. Tanto los docentes de la escuela pública como de la privada y concertada se muestran partidarios de sentarse para debatir sobre un reajuste del calendario escolar, pero no de adelantar más el inicio de las clases. «Es un debate que no beneficia para nada al ámbito educativo. Nosotros somos educadores, y lo que quieren los padres es que seamos cuidadores. Los centros educativos no pueden ser un aparcamiento de alumnos. Claro que es un problema de conciliación familiar, pero lo tienen que resolver los políticos. El profesorado no tiene las vacaciones que tiene el alumnado. Estamos hasta finales de junio en las aulas, y el día 1 de septiembre volvemos, y el mes de julio trabajamos, tenemos cursos, formaciones, reuniones... No podemos tenerlos mañana, tarde y noche allí, cuidándolos», señala Julio Díaz, de Anpe Galicia, el sindicato de la escuela pública.
En la misma línea se pronuncia Yolanda Benito, la secretaria autonómica de FSIE, el sindicato mayoritario de la escuela concertada y privada. «Es un tema reiterativo, el problema de fondo es la conciliación familiar, que es un problema social. No es bueno que se piense que la solución tiene que recaer en las escuelas, porque no son aparcamientos de niños». Para los representantes de los profesores gallegos, otro obstáculo a la hora de flexibilizar el calendario escolar son las condiciones de los centros educativos. «En Galicia, en Ourense, no puedes meter a los niños en aulas sin climatizar en agosto o en julio», apunta Díaz. Gabaldón, partidario de modificar el calendario, no es ajeno a este tema. «La climatización de los centros es una cuestión apremiante en el siglo XXI, cuando estamos entrando en un escenario de cambio climático, en el que cada vez las temperaturas son más altas, lo que no puede ser es que los únicos lugares públicos que no estén acondicionados sean los centros escolares», señala, a la vez que sugiere la idea de limitar las vacaciones a julio y agosto siempre y cuando se adapten las clases. «Yo sería partidario de acabar el último día laborable de junio y empezar el primero de septiembre, dejando ocho semanas de vacaciones, que a mí me parece que ya son bastantes».
Tanto Benito como Díaz se muestran a favor de debatir el hecho de poder dar clase hasta finales de junio. «Prácticamente ya se termina el 23-24 de junio, sería una semana a mayores. Nosotros no nos opondríamos, siempre que se cumplieran las condiciones de confortabilidad, porque muchas veces el mes de junio viene con olas de calor y se hace insufrible para los alumnos y los docentes», sostiene Benito. «Nosotros —señala Díaz— no estaríamos en desacuerdo con que en el mes de junio se alargase un poco más el curso, para que se reajustasen todas las vacaciones del año y para que los trimestres fueran más equitativos».
Reajustar evaluaciones
Precisamente, donde Díaz ve una mayor urgencia es en equilibrar los trimestres acortando algún día en Navidad o Semana Santa o alargando en junio, es decir, siguiendo el modelo Cantabria, —una comunidad que ha sido pionera a la hora de darle una vuelta al calendario—, pero nunca empezando antes, porque para eso los profesores tendrían que incorporarse antes, y agosto, señalan, «es el único mes que la Consellería de Educación dice que tenemos de vacaciones», ni a costa de la jornada partida. «Se nota más tener un trimestre con muy poquitos días que empezar dos días antes o dos días después», indica.
En la necesidad de abordar una reforma de la duración de los trimestres está de acuerdo Yolanda Benito. «El primer trimestre es muy largo. Además, el curso cada vez se inicia antes, y por lo tanto, es más largo también. Cuesta llegar a Navidad. Sin embargo, el tercer trimestre muchas veces no es muy aprovechable, porque queda demasiado reducido. Y si aun encima la Semana Santa cae tarde, queda prácticamente en nada. Además, que a nosotros tampoco nos ha parecido adecuado que se hayan suprimido los exámenes de septiembre y se pasen a junio, porque ese mes conviven en clase los que han aprobado con los que han suspendido. Hay muy poco tiempo para preparar los exámenes finales... Junio es un poco caótico. Sería adecuado un mayor equilibrio entre los tres trimestres».
El presidente de Confapa (Confederación Galega de ANPA de Centros Públicos), Rogelio Carballo, está a favor de los cambios siempre y cuando estos sean consecuencia de un debate serio y profesional con argumentos científicos y pedagógicos sobre cómo debe organizarse el curso escolar atendiendo a las necesidades del alumnado. «Si entramos, lo hacemos con todas las consecuencias. Es decir, no sería reorganizar el calendario para incluir períodos de vacaciones más cortos en lugar de un verano tan largo. Ese experimento ya se ha hecho en Cantabria, y las familias están profundamente insatisfechas». Una sensación que no comparte Julio Díaz. «El primer año les costó a las familias porque tuvieron que readaptarse, ajustar los horarios de convivencia, pero después de unos años, a mí por lo que me cuenta la compañera de Cantabria, es que las cosas van bien, es más, no han dado marcha atrás».
Pero volviendo al tema en cuestión, el presidente de Confapa sostiene que reducir las vacaciones de verano mejoraría la conciliación, pero apunta que no es un tema que deba resolverse así: «No se mejora quitándole 15 días a las vacaciones. Se mejora estableciendo programas efectivos por parte de las Administraciones públicas. Que los niños estén en el colegio simplemente porque no los podemos tener en casa no es pedagogía. La conciliación viene después, antes está la pedagogía». Y exige que si ese debate se produce en los términos correctos, tanto el profesorado como las familias tienen que estar dispuestos a acatar las conclusiones.
«A nosotros nos gusta el planteamiento que hay de junio a septiembre. Es algo tradicional, y los padres ya se han acostumbrado a conciliar en esas fechas. ¿Si deberían estar más repartidas a lo largo del año? Pues dependiendo de cómo concilie cada padre. Igual, si eres profesor, piensas que cuantas más, mejor. Pero, normalmente, una persona no tiene adaptados ni los horarios ni las vacaciones de los centros a la conciliación», expone Patricia Pérez, presidenta de la Federación de ANPA de los centros concertados de Ferrol y comarca, y representante de Congapa en el Consejo Escolar autonómico. Sin embargo, se muestra dispuesta a sentarse y valorar si se pueden adaptar mejor los horarios y las vacaciones, si eso va en beneficio del alumno. No como algunos cambios, señala, que se han hecho recientemente. Por ejemplo, lo de adelantar los exámenes de septiembre. «No lo apoyamos para nada, porque cuando un niño aprueba todas las asignaturas, le obligan a ir al centro, pero no están dando materia, sigue estando de vacaciones. No se trata de que vayan para entretenerlos, no es una ludoteca, son enseñanzas obligatorias», concluye.