En casa, en la discoteca... Los psicólogos explican cómo son los jóvenes en materia de sexo y los sitios que más frecuentan para practicarlo: «Suelen ser lugares incómodos y nada apropiados», afirman
17 ene 2025 . Actualizado a las 10:11 h.Ya lo cantaban Los Inhumanos: «Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000». Porque cuando uno es joven y no tiene mucha intimidad, busca cualquier lugar para darle rienda suelta a la pasión. Sobre todo, cuando las hormonas están totalmente revolucionadas, como es en la etapa de la adolescencia.
Pero ¿a qué edad suelen comenzar las relaciones sexuales? «Más o menos alrededor de los 15 años. En el 2010 fue cuando disminuyó la edad de inicio, pero según los datos y la información que manejo, en los últimos años no ha bajado considerablemente», explica Juan Romero, doctor en Psicología y sexólogo. «Se está viendo que hay casos con 12 y 13 años. Existe una hipersexualización en nuestra sociedad. Antes había un proceso de conocer un poco a esa persona y a día de hoy no. Hay adolescentes que se besan sin saber cómo se llama el otro. Ahora todo va mucho más rápido», apunta también la psicóloga y sexóloga Lara Ferreiro.
Por su parte, Romero detalla algunos de los factores que influyen en que un adolescente se inicie de manera precoz en el sexo. «Las familias disfuncionales, los conflictos de pareja, la falta de comunicación con los hijos y el consumo de alcohol y otras drogas», indica. Aunque aquí también entra en escena la famosa presión de grupo, porque cuando una persona es adolescente, una de las cosas que más busca es conseguir encajar. «El grupo influye mucho y la adolescencia es una etapa novedosa de estar continuamente explorando», explica. También surgen las etiquetas. «A un chaval que no se ha besado nunca con nadie le llaman ‘boquerón’. Algunos hasta se inventan que han perdido la virginidad por el qué dirán sus amigos», puntualiza Ferreiro.
Y de ahí surge la insatisfacción. «Creo que si le preguntas a la gran mayoría de las personas por su primera experiencia sexual, coincidirán en que no ha sido gratificante. La falta de información, la propia vergüenza o el hecho de que sus amigos hayan mantenido relaciones sexuales y ellos no, hace que estas primeras relaciones no sean del todo agradables. Uno suele realizarlas más bien forzado que deseado», afirma Romero. «Esto puede derivar en trastornos pos traumáticos. He visto a muchas chicas decir que no se sentían preparadas, pero que lo habían hecho por la presión social», confiesa Ferreiro.
¿Y dónde buscan la intimidad? «Suele ser en lugares incómodos que no son nada apropiados para tener relaciones sexuales. Normalmente en donde pueden, cada joven tendrá su cuarto oscuro por ahí escondido en algún edificio. Pero muchos empiezan en determinadas fiestas o cuando se quedan solos en casa aprovechando que no están sus padres», explica Romero.
«Van a los probadores»
Con esto último también está de acuerdo Ferreiro. «La primera opción es su casa cuando sus padres se marchan. Otro de los lugares que escogen suele ser el baño de las discotecas. Si tu primera relación sexual tiene que ser ahí, imagínate...», detalla. Pero la imaginación de los jóvenes por encontrar espacios no se limita a esas dos opciones. «A mí incluso me han contado que muchas veces se van a los probadores de una tienda a tener sexo. Intentan no hacer mucho ruido y los escogen porque están limpios. Después están los que lo hacen en el parque o en medio de la naturaleza. Pero, aunque sean menores, hay que tener cuidado de hacerlo en estos sitios. Por ejemplo, practicarlo en un parque en Madrid son 600 euros de multa, y si hay niños, es un delito de exhibicionismo», añade. Evidentemente, el que los pillen también les preocupa. «Todos tenemos miedo a ser observados o a ser descubiertos. Yo creo que ese miedo está presente en todas las personas. Si no hay una parafilia donde a la persona le guste ser observado u observar, el miedo es una conducta que contrarresta la propia actividad sexual», explica Romero.
Los adolescentes de ahora tienen más información que las generaciones anteriores, pero siguen siendo temerarios. «Tienen menos miedo a determinadas cosas y creen que a ellos no les va a pasar nada, solo a otros. Buscan la sensación de riesgo con ciertas prácticas y son más temerarios en muchos aspectos», resalta Romero. La mayoría tampoco se protege. «Cuatro de cada diez no usan preservativo. Muchas chicas se toman la píldora del día después como método anticonceptivo. El problema es que no hay una educación sexual en la que te expliquen que también te puedes contagiar de enfermedades», puntualiza Ferreiro.
Tabúes y consentimiento
Seguramente relacionemos gente joven con tener menos prejuicios a probar cosas nuevas, simplemente por el hecho de haberse criado en otros tiempos. Para Romero, las cosas continúan más o menos igual. «Creo que se mantienen más o menos igual. Ahora hay mucha información. El uso de internet es lo que más dispara a todo este tipo de cosas. Antes los tabúes que podía haber era porque no se hablaba de sexo. Ahora mismo cualquier joven tiene un móvil y puede acceder a más datos», confiesa. Ferreiro también indica que la comunicación sexual tanto de padres a hijos como de los centros educativos es importante. «Muchas veces los padres o la educación en sí se hace desde el prohibir. Además, en algunos casos se genera confusión. Tengo chicas de 15 años que vienen a terapia y me dicen: ‘En el colegio me han contado que me puedo sentir más chica o que me puedo besar con chicas’. Entonces se besan con sus amigas y ya no saben si son lesbianas o si no lo son. Yo lo que he visto es que también hay una evolución en lo que es la apertura de probar con el mismo género, eso ha cambiado mucho», explica Ferreiro.
¿Son los jóvenes de ahora más conscientes del consentimiento? «En principio tendríamos que decir que sí. Pero cuando tú eres adolescente, en realidad no tienes bien interiorizados los límites porque el cerebro y la personalidad se forman hasta los 25 años. Muchas veces ellas piensan que sí consienten cuando en realidad lo que quieren es irse», explica. Para Romero sí lo son. «Creo que son más conscientes y la mujer está participando cada vez más en el mundo sexual. Aunque hay que resaltar que las actividades sexuales consentidas por ley tienen que ser a partir de los 16 años. En cambio, los inicios de la actividad sexual empiezan a los 15. Hay una contradicción aquí en este aspecto», indica.