Valerie y Andrés: «Somos novios y no nos besaremos en la boca hasta que nos casemos»

ALEJANDRA CEBALLOS

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Estos jóvenes se enamoraron a distancia gracias a las redes sociales. Ella estaba en en Chile y él en España y se prometieron amor eterno, pero con una condición: no podrán besarse hasta el mismo día de su boda

29 jun 2024 . Actualizado a las 13:41 h.

Sin duda, lo más esperado de la boda de esta pareja será el momento en que el cura por fin diga eso de «puede besar a la novia». No es para menos, porque esta pareja formada por Andrés Espinosa, de 26 años, y Valerie Rivas, de 30, decidió reservarse hasta el mismo día del enlace. En plena era Tinder, no es fácil encontrar a una pareja que jamás haya juntado sus labios. Ellos lo hicieron de forma voluntaria. Se lo propusieron y, al menos por el momento, cumplieron.

Su historia de amor empezó hace tan solo un año y medio. Valerie sintió que debía dedicarse a guiar a otras mujeres en su propio camino espiritual y, desde entonces, comparte contenido en redes sociales y dicta talleres de empoderamiento y espiritualidad. Es cristiana protestante y asegura que nunca revisa los comentarios de sus vídeos, porque suelen estar llenos de odio. Sin embargo, en enero, mientras compartía el proceso diario de un ayuno que estaba realizando, miró por casualidad los de uno de sus seguidores. Se trataba de Andrés, un joven madrileño que también comparte sus mismas creencias religiosas y que publica en sus propias redes que fue un flechazo vía online: «Fue como una corazonada desde el principio, pero no a nivel físico, sino como algo mucho más espiritual. Siento que ella me llamó la atención de una forma diferente, ¿sabes? Y cuando ella también me siguió a mí, empezamos a tener una amistad muy fuerte, que evolucionó rápido», relata Andrés.

«Destinado a pasar»

Fue tal la velocidad de la relación que en cuestión de pocos meses Andrés ya estaba listo para viajar y visitar a Valerie en Santiago de Chile. Estaban a más de 10.000 kilómetros de distancia, pero viviendo un amor que, como ellos mismos dicen, estaba destinado a pasar. «Cuando vimos que las cosas estaban evolucionando, Valerie pidió consejos en su iglesia. Nosotros vivimos la vida respetando el liderazgo de nuestros pastores, y ellos le dijeron que antes de que ella viniera a España, yo debía ir. La verdad es que no estaba en mis planes, pero si era necesario, estaba dispuesto a hacerlo», narra el joven.

Tras solo tres meses de conversaciones, Andrés cogió un avión que lo llevó a conocerla en persona, aunque dice que sentía que ya la conocía desde antes: «Yo siento que hay algo sobrenatural en este amor, porque todo ha sido muy rápido. Cuando decidí viajar a Chile, estaba dando un salto de fe, porque estaba invirtiendo un dinero, un tiempo, estaba cruzando el Atlántico, pero al final creo que la vida se trata de eso». Valerie, por su parte, esperaba ansiosa desde el otro lado de la puerta de llegadas del aeropuerto: «Hubo un tiempo de suspense. Andrés no terminaba de salir de migración y yo estaba muy nerviosa, pero apenas salió y lo vi, fue como sentir que era realidad lo que había estado sintiendo todo este tiempo. Fue muy emocionante».

Durante su encuentro en Chile, Andrés conoció a los padres de Valerie, hicieron algunas actividades en la iglesia y se propusieron planear el viaje de ella a España. Tienen previsto que se produzca este verano. También grabaron algunos vídeos que publicaron en sus redes sociales, entre ellos, uno en el que anuncian que han decidido no besarse hasta pisar el altar. «Antes de conocer a Andrés, yo hice la promesa de que si conocía al hombre indicado, no lo besaría hasta llegar al altar», mantiene ella. Él, que lo aceptó estoicamente, reconoce que, en un principio, le chocó. «Para mí fue un shock. Obviamente yo querría besarla, es una chica muy guapa y hay atracción física mutua. El primer impulso en el aeropuerto claro que fue darle un beso, pero es un reto que aceptamos y está siendo muy bonito». Ella, inmediatamente aclara: «La gente cree que yo obligué a Andrés, o que en la iglesia nos obligan. No, es una decisión personal e individual. No es que besarnos sea un pecado, sino que es la promesa que decidimos hacer en conjunto y una forma de consagrar nuestro amor».

Ante las miradas incrédulas, Andrés y Valerie aseguran que son una pareja de jóvenes como otra cualquiera. Hace dos años y medio, ella compartía en Instagram su estilo de vida y viajes; además, tenía un negocio donde los migrantes enviaban dinero a sus familias en otros países. Por su parte, Andrés trabajaba en el sector del márketing desde los 20 años. Ambos —aseguran— habían tenido un pasado, pero sintieron que debían dedicarse a la fe, y es lo que hacen actualmente. «La gente nos dice que seguro que somos vírgenes, que no hemos probado nunca nada. Y no, al contrario, ambos venimos de una vida de fiestas, de desorden. Yo vengo de estar con muchos hombres, pero decidimos que no queríamos seguir por ese camino, y le hemos dado una vuelta a nuestras vidas», asegura ella.

La fe como modo de vida

Andrés comenta que antes pensaba vivir su fe como algo paralelo a su vida laboral, de la cual esperaba obtener réditos económicos. «Siempre pensaba si podía ayudar de alguna manera a la iglesia, y creía que lo mejor era tener un trabajo lucrativo. A los 20 años emprendí con un proyecto de márketing, pero mi vida cayó muchísimo. Estaba en fiestas, con mujeres, mucho alcohol... Hasta que hace año y medio decidí dejar mi trabajo y dedicarme 100?% a esto. De hecho, antes de tomar la decisión, también hablé con compañeros y muchos me decían: ‘Mira, yo puedo ganar miles de euros, pero hay algo que el dinero nunca va a poder comprar y es un hogar, que tú lo tienes’, recuerda.

Dentro de aquello que querían, también esperaban encontrar a una pareja que se alineara con sus nuevos propósitos, y fue ahí cuando las redes y el destino los unieron. Ahora, planean una boda cuya fecha sigue siendo secreta. Solo han revelado que será en España, donde también esperan vivir juntos una vez que se hayan dado el tan anhelado beso en el altar. «Yo ya tenía el plan de vivir en España desde hace algún tiempo. Había visitado el país en dos ocasiones, y en una de ellas estaba lista para migrar; sin embargo, las cosas no se dieron. Fue porque este momento estaba destinado a pasar», concluye Valerie emocionada.