«O incendio de Pesqueiras comezou co accidente dun tractor de desbroce»

Pedro Rodríguez
PEDRO RODRÍGUEZ SALVATERRA / LA VOZ

VIGO

Cayó ladera abajo, se estrelló y el viento espoleó el fuego en dirección norte

30 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Está ardendo O Castelo», repetían el lunes todos los vecinos de Pesqueiras (Salvaterra de Miño). Una columna de humo subía por la ladera del monte poco después del mediodía. «No mesmo sitio que en 2017», recuerda Mari Carmen Groba, la presidenta de la comunidad de montes de la parroquia. Aquel incendio fue uno de los muchos que azotó Galicia en octubre de aquel año. «Levamos oito anos traballando para recuperar o noso monte e agora isto. É moi duro», continúa. El fuego calcinó, según Medio Rural, 47 hectáreas, la gran mayoría eran monte comunal. «Non quedou nada, co bonito que estaba», añade Segundo Bouza, el vicepresidente de los comuneros. Se habían centrado en diversificar los usos de los montes desde el 2017, pero la gran mayoría de las plantaciones que hicieron en estos años han muerto. «Polo menos salváronse as vivendas. Tivemos sorte de que o vento viña en dirección norte. Se soprara do sur eu penso que non se salvaba nada», insiste.

El fuego se acercó durante la tarde del lunes a las viviendas de O Castelo. «Todos os veciños fomos aos camiños para tratar de frealo», indican ambos comuneros. Lo mismo que hicieron en 2017. Ayer, otros vecinos también indicaban que había zonas del monte muy secas y con mucha maleza. El combustible perfecto para un fuego que coincidió también con un viento que lo avivó colina arriba. «O lume comezou co accidente dun tractor de desbroce», sentencia otro vecino. Prefiere no dar su nombre, pero sostiene que el tractor cayó cerca de una de sus fincas. «Era co que a empresa eléctrica estaba limpando o terreo polo que pasa a liña de alta tensión», continúa. El operario que lo manejaba tuvo un problema y el tractor cayó colina abajo. «Tivo que saltar en marcha», indica. Al llegar a un alto, el tractor se estrelló contra el suelo y empezó a arder.

Medio Rural no ha confirmado todavía la causa del incendio. Fuentes oficiales explican que se está investigando, pero tanto comuneros como vecinos sostenían ayer que la causa había sido el accidente del tractor. La Voz ha podido encontrarlo. Su esqueleto todavía desprendía humo ayer. También se veía el camino que dejó durante su caída ladera abajo. El golpe tuvo que ser fuerte porque uno de los neumáticos apareció varios metros más allá. También parte del asiento del conductor. Desde el tractor se puede ver fácilmente el camino que tomó el fuego. Al sur todavía queda vegetación, pero dirección norte solo hay cenizas y esqueletos de árboles. Esta imagen también es en la que se apoyan los vecinos para concluir que el incendió comenzó en el tractor. El vehículo todavía conservaba las cadenas con las que desbrozaba. La presidenta de la comunidad de montes también recuerda que vio el tractor trabajando en la zona unas horas antes.

La mayoría de vecinos que iban hasta el monte Castelo ayer subían a su alto. «Queríamos saber como quedara a capela da Ascensión», cuenta una. Es uno de los tesoros del patrimonio de Salvaterra de Miño. Un templo que se ubica debajo de una gran roca y que se erige, como indica el presidente de la asociación Terra Grovii, Víctor Barahona, sobre un antiguo castro. El fuego ascendió hasta allí «como un volcán». Fue de las primeras zonas en arder el lunes y los vecinos se temían lo peor: «ardeu a capela da Ascensión» sostenían muchos la tarde del incendio en redes sociales. «Por sorte, salvouse», dice Segundo, que cada día intenta subir hasta allí. Es uno de sus lugares favoritos y, también, una de las pocas personas con las llaves del templo. «Non hai dano ningún», confirma al abrir la puerta. La piedra aguantó el calor del fuego, pero todo a su alrededor ardió. El alto de la roca, a la que se sube por unas grapas, está completamente calcinado. Toda la vegetación ha desaparecido. «Co bonito que estaba todo onte. Doe moito ver isto así», insisten los comuneros.

Pedro Rodríguez

«A capela da Asunción salvouse porque tiñamos todo limpo, se non tamén tería ardido»

«O traballo dos comuneiros e do persoal do obradoiro de emprego salvou a capela», sostiene Pepe Mera. El vecino indica que la zona de la capilla de la Asunción y otras partes del monte estaban limpias por el trabajo compartido de los comuneros y de los trabajadores del taller Salvaterra Emprega IV. «E menos mal. De non ser por eles tamén tería ardido toda a capela», continúa. Los comuneros asienten. Saben de la importancia de gestionar y vivir el monte. Groba recuerda que cuando era pequeña no había estos incendios: «Eu viña aquí moito co gando. Crieime neste monte e, antes, se había algún incendio xa non prendía porque todos os veciños estaban atentos e non había nada abandonado», recuerda. Ella y Segundo saben que les es imposible tener todo el monte como les gustaría, pero lo intentan. «O maís importante é reducir o eucalipto e a acacia. Onte foi o que máis ardeu», aunque ambos saben «que é moi difícil».

Desde el mirador de la capilla de la Asunción, los comuneros y los vecinos observan la magnitud del fuego. Hay zonas que se salvaron. «Temos alí unha plantación de castiñeiros que non ardeu. Xusto a estiveron limpando os do obradoiro hai uns días», añade Segundo. Ambos comuneros saben que les toca empezar de nuevo, pero ahí seguirán porque es su «Castelo».

Ayer, el incendio de Pesqueiras ya había sido controlado por completo. «Por sorte, todo o mundo actuou moi rápido. Había moitos medios de extinción», indican los comuneros. En el dispositivo de extinción participaron 24 brigadas, 16 motobombas, 13 agentes forestales, tres palas, tres técnicos, una unidad técnica de apoyo, cuatro aviones y ocho helicópteros.

Víctor Barahona insiste en la importancia de limpiar zonas de monte que están secas y descuidadas. «Menos mal que soplaba norte y el fuego no llegó a la zona del castro de Penedos dos Mouros (parroquia de Soutolobre) porque habría calcinado todo», cuenta. Ese exceso de masa forestal fue, precisamente, la que alimentó los incendios de 2017 que, en esa ocasión, si afectaron al legado de un castro que desde la asociación Terra Grovii quieren preservar. «Esto es una desgracia», concluye Barahona mientras pasea por tierra quemada. Recuerda como ayer vio desde un alto como ardía Pesqueiras y, al fondo, también Portugal, que todavía lucha contra un incendio en Ponte da Barca.