
El jefe de ventas para España de Air Canadá estima que «tres aeropuertos en una distancia tan sumamente corta diluyen la foto de las posibilidades aéreas de Galicia. Aquí falta una mirada global»
01 jul 2025 . Actualizado a las 01:15 h.Con solo subirse a una caja de Coca Cola, a Miguel Da Costa (A Estrada, 1986) se le abría de pequeño al otro lado del mostrador un mundo nuevo, en el que cada día representaban una escena diferente para él los clientes del bodegón A Ponte, primero, y los de El Pote y el Asador de Leo, después, los universos creados en tierras del Deza por sus padres en un nuevo país, en el destino buscado a menos de 200 kilómetros de Valpaços, en el Trás-os-Montes kilómetro cero familiar.
La caja de refrescos son ahora aviones, y en lugar de cafés, Da Costa pone en bandeja billetes al otro lado del Atlántico con Air Canadá, la compañía de la que es jefe de ventas en España y que acaba de abrir una puerta para Galicia desde Oporto hacia toda Norteamérica con el vuelo puesto en marcha desde el Sá Carneiro a Montreal. «Hacer cafés, atender, me gustaba mucho, y básicamente es lo que sigo haciendo a día de hoy, comunicar, relacionarme, hablar con todo el mundo, lo que hacía mi padre. De mi madre aprendí el gusto por cocinar, mi hobby», dice para repartir reconocimientos a sus progenitores. «Nada es casual», reflexiona, mientras se describe como inquieto, activo, sociable, extrovertido, de ritmos rápidos... «La felicidad nunca está en el cuándo, está siempre en el mientras», toma prestada la máxima del profesor y conferenciante Carlos Andreu para definir su filosofía de vida.
Una parte importantísima de ese «mientras», para Miguel Da Costa es viajar, y no solo físicamente. Laboralmente lo ha hecho desde sus empleos iniciales como azafato de congresos, o en la cadena hotelera NH, en prácticas como diplomado en Turismo en el aeropuerto de Santiago con Air Europa, trabajando en Norwegian y antes en una central de reservas de una mayorista primero y en su departamento comercial después, representando a aerolíneas tan diversas como Transat, Air Tahiti Nui, Avianca Brasil, Philippine Airlines o Aigle Azur... «Fue todo un máster, muchos mercados, muchos tipos de compañías diferentes, cada una con su librillo», dice para certificar que el de la aviación «es un mundo muy dinámico».
Frente a la accesibilidad de la compra de billetes en internet, el responsable de ventas para España de Air Canadá no se olvida de remarcar de manera reiterada «el valor» de los mayoristas y las agencias de viajes, los intermediarios, «los embajadores de nuestra marca, quienes ofrecen al cliente un paquete de atención y entretenimiento en tierra para nuestros vuelos».
Para el abierto este mes en Montreal Da Costa entiende que hay mercado en todo el norte de Portugal, Galicia y en parte de Castilla y León. «Este vuelo va a dar muchísimas oportunidades a los gallegos desde el aeropuerto internacional de Galicia que es el de Oporto», dice indicando que hay que rendirse a la evidencia. «Montreal es la puerta para conectar con los más de 50 destinos que tenemos en Canadá, los múltiples que ofrecemos en Estados Unidos y también al Caribe. Washington, Miami, Las Vegas, Orlando, Cancún, Punta Cana, Jamaica, México... 196 en total y todos ellos están ya a disposición de los gallegos con una conexión en Montreal con el vuelo desde Oporto que este verano se puede comprar para ida y vuelta con tasas incluidas desde 385 euros, como desde 460 a Nueva York, 375 a Toronto, o 445 a Miami», aprovecha la oportunidad de vender los vuelos de la aerolínea canadiense.
Entrar en Estados Unidos vía Canadá, pasar la aduana en Montreal y ya no hacerlo en el aeropuerto estadounidense de destino final es otra ventaja que Da Costa asegura que no tiene precio. «Canadá es ahora clave para viajar a Estados Unidos», mantiene. La ruta estará activa hasta el 21 de septiembre, «pero se ha abierto con la intención de continuar todo el año», avanza señalando que la adquisición de 30 aviones más les permitirá abrir nuevas rutas, planes en los que lamenta no estará Galicia directamente. «Tenemos aquí clientes corporativos muy potentes en la pesca y el textil», entre los que reconoce figura Inditex. Y en sentido contrario, advierte que el año pasado llegaron a tierras gallegas unos 8.000 canadienses.

«Creo que en Galicia tendríamos que sumar esfuerzos entre todos. Entiendo que nadie quiera renunciar a su aeropuerto, pero tras estudiar y vivir el sector durante tantos años, considero que lo más realista sería hacer de Lavacolla el aeropuerto central y montar un sistema de lanzaderas desde toda la comunidad y conseguir de esa manera más viajeros para más frecuencias a los destinos principales y conexionar con cualquier parte de Europa. Tres aeropuertos en una distancia tan sumamente corta diluye la foto de las posibilidades aéreas de Galicia», estima.
Da Costa quiere aplicar una mirada abierta a la idea que entiende debería elegir la comunidad para su futuro aeroportuario. «Hay que dejar de ver solo lo mío para que todos veamos lo nuestro, una mirada global. En el mundo aéreo eso se nota mucho: quien juega y reúne todas las piezas es quien gana», asevera mientras invita a estudiar pormenorizadamente el caso de Oporto.