El peón que da vida al ajedrez en A Guarda

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro VIGO / LA VOZ

VIGO

Miguel Reboredo co seu taboleiro no Castro de Santa Trega ca desembocadura do río Miño de fondo.
Miguel Reboredo co seu taboleiro no Castro de Santa Trega ca desembocadura do río Miño de fondo.

Comenzó jugando de niño, retomó su deporte cuando fue destinado a la localidad y desde el 2008 dirige el Albatros, un club con un centenar de fichas que da visibilidad a la disciplina con torneos al aire libre

28 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El ajedrez llegó a la vida de Miguel Reboredo Otero (Tomiño, 1958) cuando era niño. «Meu pai, que era un gran xogador, e médico en Tomiño, empezou a ensinarme a xogar», recuerda. Aquel joven fue creciendo y llegó un momento que lo dejó, aunque jugó partidas en su etapa universitaria. Pero cuando por razones laborales, ya que es guardia de patrimonio de la Xunta, fue destinado a A Guarda, se encontró con un club de ajedrez, comenzó a jugar, a integrarse en el mismo y terminó siendo su máximo responsable.

El Albatros, que cogió el nombre de una mítica cafetería ya desaparecida en A Guarda, había sido fundado en 1995 y Miguel llegó a la localidad dos años después. En el 2008 se hizo con la presidencia, en la que acumula casi dos décadas. El club, que en sus albores no andaba nada sobrado de practicantes, cuenta ahora con 98 jugadores, todos ellos federados, y con un 20 % de niñas. La edad mínima para entrar es de cinco años, y no entran en la competición «forte» hasta que tienen ocho o nueve y la cuota son 10 euros por mes con descuento para los hermanos. «Esta é unha entidade sen ánimo de lucro», dice el presidente.

El crecimiento del club viene dado por algo tan básico como el denominado efecto llamada. «Ao portarse ben cos pais e crear un foro para informar só de xadrez, nos últimos cinco anos duplicamos nenos. Teño entendido que os pais quedan tremendamente contentos. O club ten un crecemento brutal», puntualiza.

También por la organización de multitud de torneos, muchos de ellos al aire libre, un aspecto esencial para Reboredo. «A min gústame achegar o xadrez á rúa», apunta mientras indica que ya tienen convocada una cita que reunirá a más de 200 jugadores. Este tipo de eventos no solo los organiza en A Guarda, sino en localidades próximas como O Rosal, Oia o Goián. El modus operandi siempre es el mismo: «Eu dígolles aos alcaldes que eles poñen o trofeo e eu fago a festa». El más destacado de todos ellos es el Trofeo de las Festas do Monte que se celebra en la Praza do Reloxo de A Guarda cada mes de agosto.

Miguel, además, consiguió crear toda una cantera a orillas de la desembocadura del Miño. Cuenta con un equipo en Preferente, la segunda categoría de mayor rango en Galicia tras la División de Honor y, además tiene a dos filiales en Segunda y otro en Tercera, centrado en el apartado formativo. «Buscamos unha evolución constante», apunta. La tecnología se ha convertido en uno de los grandes aliados del ajedrez. «Agora nos teléfonos móbiles a capacidade de aprendizaxe é brutal, non é como na miña época que tiñas que tirar de libros», apunta Reboredo, que forma parte de la directiva de la Federación Galega de Xadrez.

Sus trabajo como técnico de patrimonio y al frente del club le han dejado sin tiempo material para seguir jugando. Ahora se centra en atender todo el papeleo que necesita la entidad, coordinar y entrenar. Como club bien estructurado, aquellos jóvenes que en su día llegaron al Albatros para aprender y divertirse hoy ejercer de monitores con los más pequeños. «Non teño tempo para xogar aínda que estou federado. A min gústame delegar moito e eu dedícome a coordinar toda a actividade. Cada equipo ten o seu responsable que se ten que facer cargo de reunir a todos os xogadores para a fina de semana. Delegando, funcionan as cousas», explica mientras destaca el gran ambiente que reina en el Albatros.

A lo largo de estos 20 años, a Miguel Reboredo nunca se le pasó por la cabeza echarse a un lado. Lejos de pensar en lo que supone organizar cada evento dice con optimismo que «isto funciona case solo porque está moi engraxado». Además, sus colaboradores lo hacen más fácil todo.

Reboredo define al ajedrez «como el infinito». Lo dice porque cada partida tiene infinitos movimientos. Se declara seguidor de Kasparov, uno de los mitos rusos del ajedrez en la época del cambio de siglo, «porque era moi espectacular e rompía esquemas»—, aunque también se acuerda del impulso de popularidad que le dio Bobby Fischer a su deporte y de Magnus Carlsen, la referencia de los 64 escaques en la actualidad. Él no forma parte de ese olimpo, pero su labor puso en el mapa del ajedrez a A Guarda.