
El Deportivo firmó uno de los goles de la temporada tras sumar 25 pases en 73 segundos, con la participación de los diez jugadores de campo
16 ago 2025 . Actualizado a las 23:44 h.Todo empezó en Mario Soriano, con un robo en la línea de tres cuartos de campo. Era el minuto 41 y 35 segundos. El Jóker la puso a buen recaudo al pasársela a Yeremay, que la aseguró aún más en el costado izquierdo, al abrigo de Escudero. El lateral retrasó hacia Dani Barcia y el Dépor la movió de lado a lado pasando por Arnau Comas, Gragera, de nuevo Arnau, Barcia, Yeremay, Soriano y Gragera.
Esa suma de pases en la medular descolocó a un Granada que solo era capaz de seguir el balón con la mirada. Villares pisó la paleta tramando algo y filtró un balón por dentro hacia Zakaria, que descargó nuevamente a Barcia. El canterano abrió a Escudero, que se asoció con Soriano y otra vez Villares. Gragera, Comas y Barcia volvieron a entrar en contacto con el balón. Ahí fue cuando Arnau Comas asumió la responsabilidad de acelerar la jugada para conducir por dentro y jugar con Yeremay y Villares, que con dos toques desbarataron la defensa nazarí. El de Samarugo rompió al Granada con un fenomenal pase hacia Luismi Cruz que encaró a Diallo, y lanzó una diagonal que acabó con una jugada de billar primorosa. Taconazos consecutivos de Yeremay y de Zakaria y gol de Mario Soriano en el minuto 42:48. Brutal.
Del robo de Mario Soriano a su finalización transcurrieron 75 segundos de puro fútbol, en los que los diez jugadores de campo del Deportivo participaron en la elaboración con nada menos que 26 pases consecutivos, los dos últimos además de pura filigrana. El primer gol de la temporada y posiblemente ya candidato a ser uno de los mejores de toda la temporada.
La jugada fue sorprendente porque precisamente hasta ese momento el Deportivo se estaba caracterizando por arriesgar lo mínimo posible en la circulación de balón. Se había encontrado con un rival presionante y la consigna era minimizar cualquier tipo de error en zona de riesgo. Sin embargo, cuando el partido se dirigía al descanso y la agresividad rival menguaba, los de Antonio Hidalgo se atrevieron a firmar uno de los goles más bonitos que el deportivismo recuerda en los últimos tiempos.