
El benjamín de los Guerrero debutó con el Dépor en La Romareda; estaban sus padres, pero las circunstancias confabularon contra la reunión familiar
25 may 2025 . Actualizado a las 22:25 h.El Mundial 2030 ha empezado regular. A la polémica de las sedes y las fricciones desatadas en A Coruña hay que sumarle ahora un daño colateral. Se llama Lucía Guerrero y se quedó sin entrada para asistir al estreno de su hermano menor.
Hasta Zaragoza se desplazaron David y Mar, padres del extremo juvenil al que ayer hizo debutar con el Dépor Óscar Gilsanz. Su otra hija también quiso apuntarse al viaje, siempre pendiente de los éxitos del benjamín, pero no hubo manera de encontrar el tercer asiento libre dentro de un estadio en proceso de extinción. La Romareda no será más y el conjunto coruñés acudió como invitado a un encuentro de despedida en el que también estaba en juego la permanencia del equipo local.
Las gradas desde las que la hinchada maña saludó la salvación de los suyos serán demolidas para una reconstrucción completa del campo, que tiene garantizado acoger varias citas mundialistas. Ningún aficionado quiso perderse el último pase y las escasas localidades disponibles, una vez descontados los socios, se vendieron en minutos. Unos pensaban en participar en el epílogo a 68 años de historia y otros en sumar su aliento al de una escuadra a la que se le había hecho largo el curso. Sobre el césped sucedió algo más. A un par de horas del arranque, Adrián compartió con su familia que sería titular.
Primera vez para el extremo, convertido en excepción. Es cierto que en noviembre jugó un descuento liguero Álex Alfaro, pero el mediocentro solo ha conocido Abegondo por el Fabril. Guerrero, ferrolano del 2006, lleva desde los ocho en el club.
Posó para la foto con el 30 a la espalda, junto a otros dos jugadores sin ficha del primer equipo; aunque ni Charlie Patiño ni Rafa Obrador han entrenado un solo día con el filial. El riesgo de alineación indebida obligó a Kevin Sánchez y Álvaro Mardones a esperar turno. Su compañero, rubio platino, se repartió los costados con otro canterano, consolidado ya en los planes de Gilsanz. Diego Gómez cruzó a la izquierda, permitiendo al novato partir de su esquina habitual.
Allí permaneció, ensanchando el campo y fijando a Dani Tasende para impedir que el de Coristanco se proyectara hacia el área blanquiazul. En el primer tiempo, se quedó en la intención: un autopase saboteado por una ayuda defensiva y un pase atrás al que Bouldini no llegó.
Tras el descanso retornó más entonado y ya en el saque inicial se asoció con Patiño para que este filtrase el cuero hacia Mario Soriano y el mediapunta lo incrustara en Jair al chutar. 18 minutos más tarde, cedió su plaza a Yeremay. Un relevo cargado de contenido. Lucía lo siguió atenta. Por televisión.