
Un Zaragoza con el descenso en juego esperaba a este Deportivo venido a menos en las últimas fechas. Bien es cierto que las bajas han hecho mella en los de Óscar Gilsanz, sin embargo es poco alentador lo que se ha visto de cara a la próxima temporada, en la que el objetivo de todos es un ansiado ascenso. El técnico betanceiro propuso varios cambios en su 1-4-3-3 asimétrico: Bouldini de referencia, el fabrilista Guerrero en un perfil y Charlie Patiño en el mediocampo. En los últimos partidos de una temporada «exitosa» uno desea ver novedades, pensando más en la planificación de cara a julio que en un presente ya estable. Me gustó la presencia del todavía juvenil Adrián Guerrero, un óptimo extremo puro cuya trayectoria en Abegondo ha ido in crescendo, pero eché en falta a Kevin de inicio, no entendí mucho su suplencia.
El Deportivo salió con dudas, con un Zaragoza que pudo adelantarse en el marcador tras dos fallos en la zona de inicio blanquiazul. No obstante, la apuesta por extremos a pie natural daba más amplitud al cuadro herculino, encontrando una salida de balón más «aseada». Es algo que he comentado en varias ocasiones; en un contexto de partido con presión alta del rival, la amplitud es fundamental para que el juego sea más vertical: una pena haber visto tan poco a David Mella en su perfil natural esta temporada.
El Dépor buscó en Escudero y Yeremay revolucionar un partido que se le puso cuesta arriba a la salida de un córner, pero no lo consiguió. Quizá fuese injusta la salida de Guerrero, más inspirado que Diego Gómez en La Romareda, al igual que son injustos los escasos 15 minutos para Kevin, entrando por un Bouldini que acabó con un 9/16 en pases acertados.
El conjunto blanquiazul lo intentó hasta el final, con Tosic de central debido al golpe sufrido por Jaime, pero el larguero y una mala toma de decisión en el último pase evitaron cortar la racha de tres derrotas consecutivas. Sería una pena terminar la temporada de regreso a una categoría profesional con malas sensaciones.