Los compradores regresan a la subasta de la recría en Silleda, pero la aplicación no convence

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

Miguel Souto

El nuevo sistema retrasa el trabajo de los que pujan por centenares de animales y deja fuera a los de mayor edad

28 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La normalidad ha vuelto a la subasta de la recría que todos los martes celebra la Central Agropecuaria de Galicia en Silleda. Los compradores críticos regresaron ayer al recinto tras tres semanas de ausencia. Y eso se notó, tanto en la actividad que había en las instalaciones, como en los precios de los animales. La jornada estuvo animada, pero tranquila. Y eso que la nueva aplicación informática que ahora están obligados a usar los compradores no convence a ninguno. Para los que pujan por grandes cantidades de animales es difícil de usar. Para los mayores, es imposible, y tienen que buscar el favor de sus compañeros para introducir los datos.

Hacía tres semanas que los compradores críticos no participaban en la subasta de la recría en protesta por la obligatoriedad de utilizar la aplicación. Pero el acuerdo alcanzado con Presidencia el pasado lunes, que entre otras cosas permite limitar a cinco el número máximo de terneros que puede haber en una jaula, desbloqueó el conflicto y la subasta de la recría recuperó ayer la normalidad. «Que haxa cinco animais por xaula é unha axuda, pero coa aplicación imos máis lentos», explica José Manuel García Pazos, portavoz de los compradores críticos.

«Eu sempre viña puxar so, pero hoxe tiven que traer a outra persoa», añade Alberto Nimo, otro de los compradores asiduos de esta lonja. Los tratantes que más animales subastan llegan a la central alrededor de las cuatro de la mañana y disponen de seis horas para evaluar, uno por uno, los más de 700 terneros que hay a subasta. Entran en cada una de las jaulas y miran uno a uno los cinco terneros, poniendo precios a aquellos que les interesan.

«Na mesma xaula os animais teñen números diferentes e na aplicación hai que ir saltando para diante e para atrás para poñer a oferta. Ademais, ás veces cólgase e quedas parado», insiste Nimo. Tiene claro que «se hoxe viñera so non podería ter puxado todo o que puxei». «Facer isto mesmo cando haxa 800 ou 900 animais no mercado vai ser imposible, porque o traballo nos leva máis tempo», insiste García Pazos. «Eu anotei todo nas tiras e despois metín os datos na aplicación, porque senón, non son capaz», cuenta un tercer comprador. La ventaja que tiene el sistema es que media hora después de cerradas las pujas ya se saben a quién se le han adjudicado los animales. Eso sí, los compradores van a la ventanilla a buscar las listas en papel, a pesar de que la información está en la aplicación. «Temos que facer os lotes e iso na aplicación é imposible», cuenta uno de ellos. 

Los que se quedan fuera

Indignado está el comprador asturiano Antonio Iglesias, pues él se ve completamente incapaz de utilizar la aplicación. «El que vienen con otra persona lo puede ir haciendo, o el que subasta 20 o 30 animales del mismo tipo. Yo subasto más de 500 de distintos tipos», explica. La primera vez le ayudaron los trabajadores de la central. Ayer, fue otro comprador el que le introdujo los datos en la aplicación. «No hay ley que me obligue a subastar con la aplicación. Llevo 28 años viniendo aquí y ayudé a levantar esta subasta con boli y papel», recuerda con enfado.

Como él hay otros dos o tres más. Y son los otros compradores los que le piden a la central que deje que estas personas sigan usando las tiras. Ellos tienen claro que no tendrán más remedio que acostumbrarse. Y puede que en algún momento les resulte cómodo el sistema. Por ahora, no.