Esta farmacia centenaria de Compostela triunfa en Instagram

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Fátima Rivas no es farmacéutica, pero está casada con uno, Alejandro Gómez-Ulla. Lo que empezó como una forma de ayudar al establecimiento centenario en la parte técnica de las redes sociales se ha convertido en una de las cuentas más influyentes de su sector. Además, los pedidos que les hacían por redes sociales impulsaron también la creación de su página web, que distribuye no solo a nivel nacional sino a todo el mundo.
Fátima Rivas no es farmacéutica, pero está casada con uno, Alejandro Gómez-Ulla. Lo que empezó como una forma de ayudar al establecimiento centenario en la parte técnica de las redes sociales se ha convertido en una de las cuentas más influyentes de su sector. Además, los pedidos que les hacían por redes sociales impulsaron también la creación de su página web, que distribuye no solo a nivel nacional sino a todo el mundo. XOAN A. SOLER

Fátima Rivas cuenta cómo Gómez-Ulla, en el casco histórico santiagués, consiguió sus 32.000 seguidores

06 feb 2022 . Actualizado a las 09:27 h.

Más de un siglo lleva Gómez-Ulla al servicio de los compostelanos. La historia de la farmacia de Porta Faxeira se remonta a 1910. La abrió el bisabuelo de Alejandro Gómez-Ulla, actual titular del negocio y representante de su cuarta generación. Han sido muchos los cambios que han afrontado en este tiempo, innumerables horas y retos. Entre ellos, el salto digital. Pero el suyo no ha sido un brinco más, sino toda una cabriola que los ha convertido en un referente del sector en Instagram. Tienen 32.000 seguidores y eso los sitúa entre las farmacias españolas con más repercusión en esta red social. Gran parte de culpa es de Fátima Rivas, una pontevedresa de 41 años que compagina la medicina con la divulgación en forma de reels, stories y lo que le echen.

Explica que empezó a llevar la cuenta de la farmacia centenaria que hoy dirige su marido hace unos cuatro años, «por echar una mano». Al principio, se limitaba solo a publicar los contenidos creados por el personal. «Era el soporte técnico», dice, pero con el tiempo acabó poniéndose también ella delante de la cámara del móvil para hablar de dermocosmética o solucionar las dudas que les hacían llegar por este canal. De hecho, esa fue una de las razones que los impulsó a apostar por las redes sociales. «A esta farmacia viene mucha gente de fuera, porque está en la entrada del casco monumental y es una zona muy turística, al menos antes de la pandemia... Recibíamos cartas manuscritas con preguntas sobre cosas que habían comprado aquí y esta fue una forma de seguir en contacto con esas personas que venían de otras partes de España, incluso de otros países, además de con los vecinos de Santiago, obviamente», explica Fátima, quien vive en la ciudad desde que llegó para estudiar en la USC (donde conoció a su marido).

El perfil de Instagram de la farmacia fue creciendo poco a poco, aprendiendo sobre la marcha de «una forma autodidacta», recuerda esta especialista en cirugía ortopédica, traumatología y medicina estética. De las fotos pasaron a los vídeos «y fue llamativo ver cómo empezaron a conocernos por la calle, incluso a llamarnos por nuestro nombre», destaca la doctora. «Nos gusta ese trato cercano, el de siempre. De hecho, nuestro lema es "Nos ponemos en tu piel". En mayor o menor medida, todo el personal de la farmacia contribuye, ya sea saliendo en los post o elaborando los contenidos, porque hay que prepararlos antes... un vídeo de 5 segundos puede tener una hora de trabajo detrás. Y todo eso no lo hago yo sola. Sería injusto decir que este es un éxito mío, es de todo el equipo», destaca Fátima, quien sin embargo se ha convertido en la cara más visible de la farmacia santiaguesa.

¿Y la comparan con Boticaria García? Ella confiesa que muchos piensan que es farmacéutica y siente que al lado de Marián García «yo soy una aprendiz. Ella está a otro nivel y lo hace súper bien». Tener tanta repercusión en Instagram, reconoce Fátima, también implica dedicar más horas a responder cada uno de los mensajes que reciben y «te exiges más: quieres informarte bien de lo que estás hablando, explicarlo de forma que se entienda y, además, presentarlo de un modo original. Esto es, a veces, un agujero negro que consume el tiempo». Pero, si al final cala el mensaje y ayuda a mejorar la calidad de vida de otra persona, el esfuerzo invertido ya ha merecido la pena para la familia Gómez-Ulla.