La reina gallega del mercadillo reivindica desde Estambul el derecho a vacaciones de los feriantes: «Se gana un sueldo, se puede viajar»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Rita Vidal, de Pontevedra, paseando por la capital turca, donde está de vacaciones.
Rita Vidal, de Pontevedra, paseando por la capital turca, donde está de vacaciones. Cedida

Rita Vidal, más conocida como Rita la bonita, logró comprar vuelo y reservar hotel a coste bajo: «Por 130 euros vuelo ida y vuelta y por 120 me hospedo ocho días, es barato», cuenta desde la capital turca

26 sep 2025 . Actualizado a las 16:30 h.

La autoproclamada reina del mercadillo de las Rías Baixas y de Galicia entera, una vendedora ambulante de Pontevedra llamada Rita Vidal, aunque más conocida en las ferias y en las redes sociales como Rita la bonita, está de vacaciones y de viaje. Y el suyo, como no podía ser de otra manera, no es un descanso que pase desapercibido. Ha contado a sus miles de fans en Instagram o TikTok cada uno de sus pasos. Pero, más allá de sus irreverentes vídeos, desde Estambul, recién puesta en marcha para continuar visitando la capital turca, con la afabilidad e intensidad que la caracteriza, responde al teléfono a La Voz con excelente humor mañanero: «Esto es una maravilla», dice. Luego, reivindica el derecho a vacaciones de los feriantes y en general de todos los autónomos: «Gano un sueldo, en verano trabajo como loca y después viajo. Hay gente que piensa que los feriantes somos unos muertos de hambre, y esto no es así. Me gusta decir que ganamos un sueldo digno, porque esa es la realidad. Nadie iría a vender si no ganase para poder seguir adelante. Se gana un sueldo, se puede viajar», cuenta. 

 A Rita le nacen las rimas y la gracia en la boca. «En Estambul ya estuve en un mercadillo. Te diré que los feriantes de aquí no son tan buenos como los gallegos, se hacen muy pesados. Eso sí, aquí también hay bragas de Tolosa... que tapan toda la cosa», señala con una sonora carcajada. Pero, entre risas, a Rita le gusta cantar las verdades. Cuenta que ella vive para viajar. Y que eso es lo que hace en cuanto baja el telón el verano y las ventas se resienten. Eso sí, no engaña a nadie sobre sus condicionantes: «Soy soltera, sin hijos, sin hipoteca y sin letras de nada. Pago mis cuotas de autónoma, lógicamente, y punto. Además, tengo la suerte de que cuando me voy mi hermano lleva a la feria alguna de mi mercancía, por lo que algo siempre sigo facturando», indica. Y añade: «Unos se lo gastan en grandes comidas, otros en salir, en cochazos... y a mí me gusta viajar».

Cuenta que su vida se resume en trabajar sin parada durante los meses de verano, aprovechar para viajar en septiembre, octubre y noviembre y luego volver a la carga en la campaña navideña y las rebajas de enero, cuando monta el puesto en las ferias salvo que caigan chuzos de punta. Posteriormente, viaja justo antes de la primavera y coge las fuerzas necesarias para trabajar duro durante la campaña veraniega, en la que está al pie del cañón de lunes a lunes en los mercadillos de Padrón, Cambados o Portonovo con sus toallas o pareos para la playa. Habitualmente, viaja a las islas Canarias, su lugar favorito en el mundo. Aunque la existencia de un amigo especial en Sevilla también la lleva allí últimamente. Dice que tira de los lugares donde la acogen sus conocidos: «Siempre digo que tengo casa gratis en todos los sitios a los que voy, sobre todo en Canarias». Pero, de cuando en vez, como en esta ocasión, se permite un viaje más lejos para seguir conociendo el mundo. Eso fue lo que le llevó a Turquía. 

Apañada como es para todo lo que hace, Rita la bonita cuenta también sus trucos para que el viaje a Turquía le saliese a precio razonable. «Lo cogimos hace más de un año. Íbamos a ir cuatro amigos juntos, lo malo es que al sacar los billetes con tanta antelación dos de ellos finalmente no pudieron viajar. Lo hicimos los otros dos. Mi billete de avión me costó 130 euros ida y vuelta y el hotel fueron 120 euros para ocho días. Me parece bien barato, sobre todo porque el hotel está en el centro, en pleno meollo, a mano para ver todo. Porque son un total de 250 euros que a veces se van en una compra del supermercado», cuenta. 

Estambul no dejó de depararle sorpresas desde el minuto cero. Además de quedarse maravillada y sorprendida con los monumentos, el ambiente y la cultura turca, poco tardó en encontrarse a una de las miles de seguidoras que acumula en las redes sociales. «Mi amigo se partía de risa, porque de repente apareció una mujer de A Coruña que me dijo que me seguía, me reconoció enseguida», cuenta. Lo curioso es que desde que está allí ya se topó dos veces a esa persona: «¡Con lo grande que Estambul, y ya nos vimos dos veces!». 

La reina del mercadillo volverá en unos días. Mientras tanto, racionando los megas de internet para que no se le encarezca la estancia en Turquía, Rita va colgando en sus redes sociales vídeos de lo que hace en su viaje. Y da un consejo claro: «Sed felices que la vida son dos días y hay que vivirlos a tope». Pues eso.